Es indiscutible que el concepto de «bibliotecario incrustado», introducido por Bárbara Dewey en 2004 como “embedded librarian”, popularizado luego en español por Robinson García, explicado con perfil de investigación posteriormente por Daniel Torres Salinas, y no nos olvidemos, por supuesto mencionado aquí en InfoTecarios por María Violeta Bertolini, es toda una realidad. Podríamos continuar con otras denominaciones como por ejemplo el “informacionista”, concepto propuesto por Davidoff y Florance en el 2000, para referirse al surgimiento de un nuevo perfil del bibliotecario clínico. Muchas son las formas y nombres que adoptan los profesionales de la información que se han adaptado a las necesidades de los usuarios en diversos sectores como las ciencias, la investigación, la práctica editorial, o la educación, entre otros, o que han sido llamados para actuar en esos contextos. Sin dudas, cada realidad de bibliotecario incrustado, tiene sus ventajas y sus dificultades.
A propósito de esta colaboración, me pareció que podría resultar interesante dar mi visión como bibliotecaria incrustada en dos sectores de la Universidad: la Docencia y la Investigación. Pero me pareció mucho más interesante invitar a los lectores de infotecarios, para que den a conocer sus experiencias, de manera que todos podamos aprender las facetas diversas que puede adoptar el trabajo incrustado actualmente, y de esa manera, entre todos, le pongamos cara y nombre a estos conceptos de los que tanto se habla últimamente.
Voy a comenzar con la siguiente frase: «No todo lo que brilla es oro», se trata de una lección que supimos aprender al confrontar por primera vez la realidad laboral en las bibliotecas, con nuestras elegantes teorías bibliotecarias traídas desde la Academia. Déjenme decirles que esa impresión se puede repetir en el trabajo incrustado.
En la Universidad pública uruguaya, en algunos casos, se perpetúan ámbitos de trabajo con ambientes añejos, moldeados por la tradición y el respeto por los antecesores. Por ese motivo, muchas veces, sucede que el concepto de Gestión es pobre en su ejecución, ya que los conceptos de efectividad, eficiencia y calidad, no se han podido introducir con tanta facilidad en estos ambientes. Existe en estos casos lo que aquí llamamos “chacras” para denominar espacios de privilegio, moldeados por juegos de poder donde no solo no es fácil jugar un papel de colaboración cualquiera sea este, sino donde las mismas viejas visiones dificultan la entrada de ideas innovadoras. Paradójicamente, esto ha venido sucediendo en ese ámbito de producción, donde la innovación y la apertura deberían ser una constante. Esto no es la regla general de la Universidad, sin embargo existe. Afortunadamente también es parte de una realidad que está en pleno cambio y adaptación, dadas las exigencias que imponen los estándares internacionales y los procesos de acreditación de calidad, así como también una verdadera necesidad de personal especializado y capacitado. Esto último, significa personal que sea capaz de dar una visión actual, es decir, que posea un importante manejo de las tecnologías de la información y la comunicación, así como habilidades y conocimientos para la investigación. Por ello, podríamos decir que nuevos vientos recorren los pasillos universitarios.
¿Qué significa ser un bibliotecario incrustado?
En este contexto introductorio, deberíamos decir que un bibliotecario incrustado podría ser aquel que llegó a un sector de trabajo distinto de la biblioteca, para quedarse de forma permanente o periódica colaborando allí. Esto podría haber sido gracias a una excelente toma de decisiones (buena gestión) que alguien realizó al darse cuenta de una necesidad, y esto sería, en principio, lo que originalmente llevó al bibliotecario al lugar donde debe desempeñarse dadas sus habilidades específicas. Creo que esa sería la situación ideal de cómo debería incrustarse un bibliotecario en el contexto que le toque.
Otra posibilidad, es que el bibliotecario fue designado para resolver «un problema que alguien tiene», la interpretación de esta expresión la dejaré a su imaginación, o a la experiencia que cada quien se anime a contar. Estoy segura de que hay variantes.
En mi caso, trabajo desde hace varios años en una biblioteca universitaria, realizando además de otras tareas la de Referencista, y desarrollando cursos de capacitación en el uso de las bases de datos bibliográficas y recursos de información. Esto lo hago para todos los usuarios potenciales de la Biblioteca, es decir, me fue asignado brindar instrucción en búsqueda bibliográfica a los alumnos desde el primer año de la carrera, hasta los profesionales egresados, docentes e investigadores, con los cuales colaboro de diversas maneras.
Mi experiencia de “Bibliotecaria incrustada» comenzó hace 7 años y tiene que ver con la colaboración docente que realizo entre agosto y septiembre de cada año para una Cátedra de la Facultad, donde se considera fundamental el conocimiento en búsqueda bibliográfica para que los alumnos desarrollen sus primeras experiencias de investigación epidemiológica. También realizo colaboración desde esa misma época, en otra materia que comenzó como optativa en 2004, y hoy es curricular: Iniciación a la Metodología de la investigación.
Por otro lado, me encuentro trabajando desde hace 2 años en una Unidad dentro de la Facultad, que está destinada a fortalecer las habilidades de investigación de los académicos, así como gestionar la información relativa a sus proyectos, investigaciones y educación superior, de tal modo que las autoridades máximas puedan disponer de datos puntuales o estadísticos al respecto para la toma de decisiones.
Ventajas y dificultades del trabajo incrustado
Realizando un análisis de este período laboral inusual, puedo decir que a nivel profesional existen más ventajas que dificultades en una experiencia «incrustada». En general, podría decir que este tipo de tareas permiten desarrollar en nosotros una mayor apertura social, que es necesaria y que está implícita en el trabajo en equipo y en la adaptación a diversos intereses y colectivos.
En cuanto a la experiencia educativa para poder trabajar como bibliotecaria incrustada, me resultó necesario fortalecer al máximo mis conocimientos en los recursos de información disponibles, así como en las distintas técnicas de recuperación de la información.
También se me hizo hábito leer en inglés, mucho más que lo acostumbrado. Me adapté a herramientas de enseñanza en línea y desarrollé productos en la Web para ayudarme a resolver el acceso a ciertas fuentes de información de forma unificada, también para transmitir conocimientos.
Tuve que adaptarme al manejo de una plataforma educativa, para lo cual fui capacitada junto a otros docentes, y de este modo pude colaborar con información en Metodología de la investigación, ya que fui invitada a diseñar el curso en la plataforma de acceso para los alumnos, integrando los contenidos de distintos docentes en la experiencia educativa en línea.
En el trabajo incrustado en la educación, hay varios elementos que tenemos que tomar en cuenta. Uno de ellos es la necesidad de responder a las exigencias pedagógicas que requiere la capacitación de toda una generación de alumnos universitarios.
Nuestra capacidad de adaptación ante este contexto se extenderá hasta el máximo, lo que podremos tomar como un desafío de crecimiento y de renovación profesional, o evitar la experiencia.
En estos casos, ha sucedido que algún bibliotecario da un paso al costado ante estas propuestas, porque no tiene interés en fortalecer en si mismo un nuevo perfil profesional, además, colaborar en la docencia no es tarea fácil, y sin dudas exige adaptación y esfuerzo extra. Se requiere tomar decisiones como: definir las mejores técnicas para enseñar aquello que podemos enseñar, decidir qué diseño realizaremos de los cursos, qué objetos de aprendizaje, o cómo armonizaremos nuestra capacidad de expresión verbal y comunicativa para educar. Nos enfrentaremos ante una comunidad amplia de usuarios que poseen diversas habilidades en el acceso a la información y el manejo de los recursos tecnológicos, que cuentan con distintos niveles de avance en su carrera académica. A todos por igual, deberíamos poder llevar al mismo punto de aprendizaje de los conocimientos que impartimos, o al menos, deberíamos apuntar hacia ello.
Entre las cosas que le suceden al bibliotecario incrustado en la educación, y que tenemos que tomar en cuenta en estos contextos de trabajo, es que, en el caso de las Facultades, no somos docentes, pero trabajamos en un ambiente de docentes. Este es un problema que muchas veces se plantea a la hora del reconocimiento o de la remuneración económica de la tarea.
En cuanto al trabajo incrustado en la investigación, he tenido experiencias interesantes donde me han solicitado cursos de búsqueda bibliográfica orientados a distintos equipos de investigación, algunos interdisciplinarios.
En estos casos, se requieren habilidades máximas en recuperación de la información especializada y habilidades de orientación bibliográfica para la publicación de artículos científicos. También debo decir, que estar vinculada a los grupos de investigación me permitió acceder como invitada a capacitaciones que realizaba la propia Facultad hacia los docentes en conocimientos en investigación o estadística.
En el caso de la Unidad Académica de Investigación, donde me encuentro vinculada actualmente de forma permanente, con un horario distinto al de la biblioteca y con una remuneración complementaria, la experiencia de docencia se potencia al máximo. Las habilidades bibliotecarias en este contexto son fundamentales. Se requieren habilidades de gestión de la información y el conocimiento como son: análisis de datos, elaboración de informes, creación de páginas Web, y diseño de bases de datos.
Hasta ahora, esta ha sido una de las experiencias más enriquecedoras para mi formación profesional. El estar vinculada a la investigación me permitió tener otra visión de la institución a la que pertenezco, de los grupos de interés, y los colectivos que la componen, de sus objetivos, y de las formas en que puedo colaborar con ellos desde mi profesión.
Como se lee, muchas son las ventajas que puedo encontrar en mi experiencia incrustada.
Tal vez, por la cantidad de trabajo incrustado, podría pensarse que soy la única dispuesta a hacerlo, quizá, por estar en el trabajo de referencia. Sin embargo, también hay una bibliotecaria incrustada en esta Facultad que colabora en la Unidad de Publicaciones desde hace ya un buen tiempo, y con gran éxito ha colaborado en llevar a la revista académica a ser una publicación bien estructurada, reglamentada, regular y visible.
Esto quiere decir que donde hay un bibliotecario incrustado, cualquiera sea el motivo como llegó a donde sea que se esté desempeñando, la institución puede aprender de esa experiencia para replicarla donde sea necesaria.
La experiencia del «bibliotecario incrustado» depende de nosotros y de nuestras necesarias habilidades complementarias, su éxito puede influir en la imagen del profesional de la información que todos queremos que la sociedad reconozca.
Obras consultadas:
1- Dewey B, citada por: Caridad-Sebastián M, Martínez-Cardama S (2013). El bibliotecario integrado en el aprendizaje universitario. El profesional de la información. 22(2):149-154. Disponible en: http://dx.doi.org/10.3145/epi.2013.mar.09.
2 – Robinson García, N. (2010) El bibliotecario “incrustado”. Docu ¿qué?: entre olas de información. [Blog] Disponible en: http://www.entreolasdeinformacion.blogspot.com/2010/03/el-bibliotecario-incrustado.html
3 – Torres-Salinas, D. (2010). Incrustados e integrados en la investigación: los ‘embedded librarians’. [Blog] Disponible en: http://www.thinkepi.net/incrustados-e-integrados-en-la-investigacion-los-embedded-librarians
4 – Bertolini, MB (2013) Embedded librarians: bibliotecarios “integrados” o “incrustados” en la organización. [Blog] Disponible en: https://www.infotecarios.com/embedded-librarians-bibliotecarios-integrados-o-incrustados-en-la-organizacion/
5 – Davidoff F, Florance V. (2000) The informationist: a new health profession? [editorial]. Ann Int Med. 132(12):996–8. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10858185
Claudia Silvera Iturrioz. Licenciada en Bibliotecología (EUBCA-UdelaR). Formadora en búsqueda biomédica y redacción académica. Docente de Metodología de la investigación. Asistente de la Unidad Académica de Investigación en la Facultad de Odontología de la UdelaR. Servicio de Información y Consulta en el CENDOC-FO. (UdelaR)