Hace varios meses me invitó Julián Ochoa a escribir una entrada para el blog de Infotecarios, como firma invitada, valga la redundancia. Me dio una idea sobre la cual basarme para escribir, pero no se me ocurría bien cómo abordarla, por lo que tardé un par de meses en concretar un texto, que se publicó aquí mismo el 27 de septiembre de 2018. En él mencioné que varios de los libros que han influido positivamente en mi vida los había encontrado en la FIL (Feria Internacional del Libro en Guadalajara), sin que los estuviera buscando.
Por estas fechas, en las que se empieza a respirar ambiente FIL en Guadalajara (una de las frases publicitarias para promocionarla que más me han gustado es la de: “Se te ve la FIL en la cara”), viene bien pensar un poco en ¿a qué vamos los que vamos a la FIL?
Lo confieso, yo no voy a los eventos culturales, no voy a las presentaciones de libros ni a las conferencias y menos hago filas eternas para conseguir firmas. Si tuviera más tiempo disponible, probablemente lo haría. Me alegra mucho que haya gente que lo haga, porque de eso se trata la FIL, de que haya para todos algo que gire alrededor de los libros y la cultura. Pero, dado que cuento con unas 15 horas en total para estar en la FIL cada año, repartidas en dos días, prefiero dedicarlas a buscar y encontrar libros.
¿Qué libros busco en la FIL?
Hace más de veinticinco años fui con una amiga que estudiaba arquitectura y estuvimos buscando libros sobre la cultura Maya, que le interesaba mucho por esa época. Según recuerdo, encontramos pocos que tuvieran el enfoque que ella deseaba, pero fue interesante llevar a cabo la “cacería” de un tema en particular por toda la FIL. Me parece que fue la primera vez que lo hice.
Ese mismo año localicé una colección completa de las novelas de Agatha Christie, con un empastado muy bonito, cinco novelas por tomo. Esa vez no la compré porque no me alcanzaba el presupuesto. Los siguientes cinco o seis años la estuve buscando y… no la volvieron a llevar. Fue triste.
Mientras estuvo publicando, cada año compraba el libro nuevo de Quino (también de caricatura, aunque ya no de Mafalda). Siempre reviso si de Jeffrey Archer o Ken Follet editaron alguna novedad.
Hace unos tres años estuve buscando libros para aprender a tocar el violín, porque un amigo estaba interesado en ello. No encontré ninguno, parece que esos deben buscarse en otros lugares.
Y el año pasado hice una búsqueda para una persona que aprecio mucho, que acababa de tener un bebé con Síndrome de Down y no sabía cómo explicarles la situación a sus hijos mayores. Con la pregunta “¿tiene libros que ayuden a un papá a explicar a un niño que su hermanito es especial?” me detuve en cada lugar donde parecía que pudieran tener algo así. Me fue razonablemente bien. Aunque la mayoría de lo que me mostraban estaba escrito de adultos para adultos, conseguí tres, muy diferentes entre sí, que se ajustaban bastante a lo que deseaba.
Y, desde que me dedico a la enseñanza de las matemáticas, busco libros relacionados con eso, mientras mi marido busca de cocina (le gusta cocinar mucho más que a mí), así como alguna novela o algún libro de otro tema que le esté llamando la atención en ese momento. Nuestros hijos van a la caza de aquello que les interesa, según lo que estén viviendo. El nuevo volumen del Diary of a Wimpy Kid de Jeff Kinney es compra obligada, algún libro de Luis María Pescetti también.
Normalmente voy un día casi completo con toda la familia (9 a 7 o hasta que aguanten los ánimos y/o el presupuesto) y me doy una segunda vuelta yo sola, para ver con calma aquello que me pareció interesante en la primera vuelta, pero que la dinámica de ir con la familia no permitió analizar a fondo.
De un tiempo para acá, por cambios en la legislación (la Ley de fomento para la lectura y el libro, en México, obliga a aplicar un precio único para todos los libros que tengan 18 meses o menos de haber sido editados), es complicado encontrar precios más bajos en la FIL que fuera de ella, y la perspectiva de andar cargando libros por todos los pasillos no es tan agradable, por mucho que me emocione leerlos, así que me limito a comprar aquello que sé que no voy a conseguir fácilmente, o igual de barato, afuera.
A propósito de cargar libros… antes del cambio en la legislación y antes de llevar a mis hijos a la aventura FIL, usaba una maleta de piloto para ir guardando lo que compraba. Luego empecé a llevar a los niños, y la chiquita iba en carriola (se dormía varias horas del recorrido). Su vehículo se volvió el nuevo lugar para guardar las compras, literarias o no. Sí, de vez en cuando salimos con algo que no es un libro. Puede ser un rompecabezas (llevamos 3 de Van Gogh y 2 de Star Wars, entre otros), juguetes, material didáctico o alguna otra cosa interesante que encontremos. El año pasado descubrí unos Bloques Lógicos de Dienes (material didáctico que ayuda a desarrollar el pensamiento lógico matemático) a buen precio y les he sacado mucho provecho desde entonces.
¡Me encantas, FIL, me haces sentir como niña en juguetería-librería!
¿Qué libros encuentro en la FIL?
No sé si haya forma de estar suficientes horas en la FIL como para leer los títulos de todo lo exhibido, pero sospecho que no. Leer todas las portadas y contraportadas… imposible. Así que sólo queda volvernos selectivos sobre aquello a lo que le dedicamos unos minutos para analizar, confiando en que la intuición y un poco de buena suerte nos lleven a encontrar esos libros que no conoceríamos de otra forma.
Recuerdo que el Sensei de Aikido (cierto, también busqué libros de Aikido para niños en su momento, sin éxito) de mis hijos me había comentado que, de chico, le había gustado mucho un libro que se llamaba El hombre que calculaba de Malba Tahan, así que, cuando me lo topé en los pasillos de la FIL poco después, lo compré. Muy interesante forma de acercar las matemáticas al lector dentro de una mini novela, más bien un cuento. Y acercar las matemáticas mediante imágenes agradables y datos interesantes también es una buena idea, lo cual logra el libro Piensa un número, de Jonnhy Ball, otro que descubrí sin buscarlo.
Hace unos años encontré el de Enseña como un campeón, de Doug Lemov, con estrategias pedagógicas que han dado buenos resultados en escuelas en situaciones vulnerables. Semanas después traté de conseguir más copias para algunos amigos, pero no fue posible. La editorial sólo lo había traído a la FIL y nadie lo distribuía en México. Fue necesario esperar a la siguiente FIL para conseguir más. Lo mismo me pasó con Las leyes de Murphy tienen explicación, de Richard Robinson. Obviamente esto ocurrió antes de que fuera tan sencillo conseguir casi cualquier libro (que tengamos identificado) por medio de Internet.
El hallazgo FIL que más agradezco es el libro ¿Eres imprescindible?, de Seth Godin. Me encontraba en un momento de la vida en el que quería expresar algo, sin saber exactamente cómo, y Seth me mostró, entre otras cosas, los tres círculos de influencia: el cercano (parientes y amigos a quienes les compartes lo que tienes para dar, sin pedir nada a cambio), el intermedio (gente que necesita lo que tienes para dar y está dispuesto a remunerarte por ello) y el amplio (tu tribu, personas a quienes llegas vía Internet y les regalas parte de lo que tienes para dar). Seth también me enseñó que la resistencia es la que no te deja hacer lo que viniste a hacer a este mundo y, lo más importante, que podemos vencerla al reconocerla, ir en contra de lo que nos dice, asumir riesgos y cumplir… una y otra vez. Compré el libro en noviembre 2017 y el 24 de enero siguiente arranqué un blog semanal para compartir aquello que quería expresar y regalar ideas prácticas para enseñar, aprender y disfrutar las matemáticas. Vaya que fue un cambio radical en mi vida.
¿Libros que quieren o necesitan ser escritos? ¿Cómo es eso?
Cuando vas por los pasillos de la FIL preguntando por libros de temas que te interesan (que en Internet no pudiste localizar o están imposibles de comprar por sus precios o los gastos de envío) y no encuentras opciones adecuadas a lo que buscas, entonces lo que encontraste son libros que quieren, más bien que necesitan, ser escritos y/o acercados al lector.
Aquél sobre cómo aprender a tocar el violín ¿será factible de escribir? Más libros para explicar condiciones especiales de los hermanitos a nuestros hijos y sus amiguitos le vendrían bien al mundo, sobre todo aquellas condiciones menos conocidas y, por tanto, menos atendidas desde este enfoque. Sería muy agradable también encontrar ediciones bonitas, a buen precio, de una variedad más amplia de autores, como aquella de Agatha Christie que no compré en su momento. Mis hijos ya no practican Aikido, quizá si hubiera encontrado un libro adecuado a su edad, que los motivara a seguir, no lo hubieran abandonado.
Algo que busqué en particular hace dos años, sobre todo en mi segunda vuelta, fueron cuentos para niños que les permitieran aprender matemáticas de forma amena, pero que no fueran libros de texto llenos de ejercicios por contestar, ofrecidos como divertidos por estar llenos de imágenes, o el típico que ayuda a aprender a contar. Encontré algunos que probablemente sí cumplían su función, sólo que no era lo que yo tenía en mente. También busqué libros que ayudaran a los profesores con ideas para enseñar matemáticas de forma agradable, sabiendo qué cuidar al hacerlo, que no fueran los clásicos sobre secuencias didácticas, competencias, pedagogía árida y similares. Encontré poquitas opciones, que sólo se acercaban, sin ser lo que tenía pensado, o sea que… encontré libros que aún no habían sido escritos. Un año después, con las ideas de Seth, descubrí cómo, sin escribir un libro como tal, sino un blog, podía hacer llegar a la gente eso que había estado buscando ya publicado, sin encontrarlo. Quizá más adelante le dé forma de libro a todo lo que he escrito en el blog. Lo pensaré.
Imaginen la valiosa información que se obtendría si se les hiciera a los asistentes a la FIL la pregunta: ¿qué libro buscabas y no encontraste porque no se ha escrito o publicado de forma accesible? Quizá los que van porque los llevan de la escuela, o porque les dan puntos por demostrar que asistieron por su cuenta, no sepan qué contestar, pero estoy segura que mucha gente podrá aportar ideas interesantes que los escritores y las casas editoriales podrían tomar en cuenta.
¿Qué libro consideras tú, estimada lectora, estimado lector, que necesita ser escrito?
¿Y si lo escribes tú?
Rebeca Ascencio González
Ingeniera industrial por profesión y profesora universitaria de matemáticas y capacitadora de profesores de matemáticas, de preescolar a bachillerato, por vocación. Maestra en Enseñanza de las Matemáticas y estudiante del Doctorado en Matemática Educativa.
Escribo desde enero de 2018 el blog semanal de divulgación de ideas sobre el aprendizaje y la enseñanza de las matemáticas impulsomatematico.com, con el que busco mejorar la relación de las personas con la materia, al explicar todos aquellos elusivos ¿por qué? que, al entenderlos, nos permiten aprenderla, enseñarla y disfrutarla.
Contacto:
https://impulsomatematico.com/
Me gusto mucho lo que compartiste de tu amplia experiencia en las visitas a la FIL y de la forma cómo aprendiste a sacar provecho de una feria tan esperada, y la manera en cómo redactas y compartes lo aprendido. Felicidades. Y creo que dentro de poco serás excelente escritora.
Muchas gracias por tus palabras, Rosa, confío en que cada vez más personas le saquen más provecho a un evento tan importante y enriquecedor como la FIL.
Mi querida Rebeca. ¡Sabes que soy tu fan! Si leerte es un placer, platicar contigo es un placer mayor. Creo que Infotecarios, este blog que admiro y aprecio, y cada uno de sus lectores y colaboradores, hemos sido enormemente enriquecidos con tu perspectiva de la literatura, de las matemáticas y de la vida; y por tu manera sencilla, profunda y divertida de expresarte. Me unen a ti muchas cosas (Seth Godin una de ellas y la pasión por enseñar una más). ¡Espero seguirte leyendo en un lugar o en otro! Un abrazo…
Muchas gracias, Alexe, yo también espero seguir escribiendo y acercando a la gente a los libros y a las matemáticas.
Un abrazo de regreso…
Hola:
Me ha gustado mucho tu escritorio. Motiva para emprender el viaje a la FIL.
Sobre «los libros que quieren ser escritos», me pasa muchas veces en la FIL que al ir caminando por sus pasillos, me detengo a revisar algunos y me quedo pensando… ¿Cómo escribiria yo este libro… Qué mejor título le pondría?
Saludos cordiales;
Enrique
Gracias, Enrique, espero muy pronto leer algo escrito por ti.
Mientras tanto, la FIL nos espera en unos cuantos días.
Saludos
¡Qué interesante leerte! Gracias por acercarme a tu experiencia. Y me ayuda plantearme estas preguntas ahora que vaya a la FIL.
Un abrazo!
Muchas gracias, Marlén. Espero que encuentres muchos libros interesantes este año en la FIL, tanto de los que ya se han escrito y como de los que aún esperan a ser escritos.
¡Un abrazo de regreso!