A lo largo del siglo XIX, la correspondencia entre percepción, conocimiento y el desarrollo artístico occidental resultó evidente a través de las vanguardias artísticas. El Cubismo se organizó en formas uniformes para referirse a los cuerpos, posibilitando una representación bidimensional con múltiples puntos de referencia. El Surrealismo, aún más allá de la plástica, se constituyó como un sistema de conocimiento apoyado en conceptos filosóficos y psicológicos, derivados del deseo por descubrir nuevas fuerzas humanas internas para la comprensión y el dominio de la realidad. El Futurismo formuló su lenguaje adecuándolo a los avances tecnológicos e industriales, bajo nociones de espacio, velocidad y estructura.
La percepción de la realidad a través de los sentidos provee al individuo de experiencias y conocimientos. En lo referido al campo visual, la construcción de la imagen involucra la captación de las propiedades de un objeto. Lo anterior constituye un ciclo cognoscitivo en el sujeto, que continuamente se encuentra adquiriendo experiencias y aplicando las referencias que con anterioridad ha asociado.
De esta manera, el conocimiento se convierte en el punto en que convergen ciencia y arte. Cuando existe el interés de un individuo por indagar sobre una serie de hechos que se relacionan, éstos adquieren una cierta relevancia. Para ello es necesario que exista una situación inalterable por el individuo, que se identifica como contexto. “El innovador tecnológico es un descubridor de nuevos contextos, lo mismo que el innovador científico es un descubridor de nuevas regularidades causales a menudo basadas en su descubrimiento, o incluso creación, de nuevas entidades conceptuales como los elementos o las partículas”(Vickers, 1982; 275). Por una parte el conocimiento depende del análisis, el razonamiento lógico, el cálculo, la descripción. Mientras que cuando el conocimiento depende de una síntesis, la asociación y reconocimiento de patrones que se encuentran entre el fondo y figura, la forma y su composición, de lo que se habla es sobre la intuición. Aunque a veces aparentemente más lejano, el arte igualmente parte de la observación y los procesos creativos para la soluciones personales visuales de pensamientos e impulsos transformadores. “… (El artista) se basa en el refinamiento de factores perceptibles, cognitivos y emocionales propios; […] depura su sensibilidad” (Díaz, 1997; 134).
La fotografía tanto en su aspecto documental como artístico, ha significado un elemento esencial para la educación visual. La carga visual de una fotografía que posee por naturaleza desprende un contenido estético, ético, semiótico, social, histórico y tecnológico. Un contenido estético por la valorización que el observador le ceda a la imagen a partir de su experiencia estética personal; ético por el sentido en que se dirija a un bien religioso, humano, filosófico, político…; semiótico por la relación que guarde con sus elementos semánticos y de los cuales se produce el fenómeno de la interpretación; social, histórico y tecnológico por el empleo de un sistema de representación correspondiente a la época en que se desarrolla una imagen. Actualmente el ser humano suele conocer a través de imágenes y de la difusión del conocimiento científico. No siempre tiene la oportunidad de comprobar lo que generalmente se acepta, ni de corroborar el valor estético de alguna obra, monumento u objeto en general. Hace uso de imágenes y del conocimiento generalmente aceptado, dependiendo de la fuente de origen. Su repercusión llegó a llegó a establecer las condiciones para que se desarrollaran las vanguardias artísticas del siglo XX. Marcel Duchamp reveló en sus obras el sentido de la simultaneidad en el plano bidimensional, como en la tendencia a recurrir a los recursos cronofotográficos en las diferentes versiones de ‘Desnudo bajando la escalera’.
“Mediante la fotografía, algo pasa a formar parte de un sistema de información, se inserta en esquemas de clasificación y almacenamiento que van desde el orden toscamente cronológico de las series instantáneas pegadas en los álbumes familiares hasta las tenaces acumulaciones y meticulosas catalogaciones necesarias para la utilización de la fotografía en predicciones meteorológicas, astronomía, microbiología, geología, investigaciones policiales, educación y diagnóstico médicos, reconocimiento militar e historia del arte” (Sontag, 1981; 166).
El desarrollo de lentes, técnicas e instrumentos ampliaron las posibilidades de visualización en escala de un campo habitualmente limitado a la visión natural humana. La posibilidad ampliada de observación de objetos y fenómenos a través de instrumentos tales como telescopios o microscopios, permiten la percepción de cualidades, características y propiedades científicas.
Además, el artista habría de experimentar con los procesos fotográficos para tener conciencia de las posibilidades visuales que ofrecía la fotografía, aún cuando los resultados de los procesos fueran considerados incorrectos. Así habrían de considerarse como recursos visuales la doble o múltiple exposición, y el registro del movimiento de un objeto por una baja velocidad; “Para los años veinte de este siglo, ya tenía que saltar a la vista de los críticos más agudos que casi todas las faltas que era posible achacar al mal uso de la cámara fotográfica se había convertido en factores positivos en el vocabulario del artista moderno” (Scharf, 1998; 38).
Lo importante es considerar la posibilidad de interpretar fotografías para formular conocimiento científico, al igual que la lectura de una fotografía artística puede procurar la interpretación de significados según los haya experimentado estéticamente el autor, quien habrá establecido un vínculo de comunicación a través de un sistema de signos que le fue propio; “Cada observador podrá leer la imagen según su propia experiencia. Esta lectura será el acto hermenéutica […] no se podrá interpretar sino aquello que, en este caso, la fotografía permite” (Concha, 2001; 271).
Referencias
Concha, José Pablo (2001) “Imagen fotográfica y lenguaje” En Aisthesis Revista Chilena de Investigaciones Estéticas. No. 34. Chile. Pontificia Universidad Católica de Chile.
Díaz, José Luis (1997) El ábaco, la lira y la rosa. Las legiones del conocimiento. No. 152. Serie: la ciencia para todos. México. Fondo de Cultura Económica.
Scharf, Aaron (1998) Arte y fotografía. Fotografía, naturaleza, artificio. España, Mestizo.
Sontag, Susan (1981) Sobre la fotografía. España, Edhasa.
Vickers, Geoffrey “Racionalidad e intuición”; En Wechsler, Judith (Ed.) (1982) La estética de la ciencia. Serie: Breviarios. Fondo de Cultura Económica.