Bibliotecólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha trabajado en la administración pública federal para la Dirección General de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Además ha laborado en la iniciativa privada realizando diferentes proyectos en bibliotecas. Ha sido bibliotecario referencista y jefe de desarrollo de colecciones en la Biblioteca del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe. Así como también bibliotecario en el Centro de Investigación en Polímeros del Grupo Comex. Actualmente es documentalista en la biblioteca de la Universidad Autónoma Metropolitana. Temas de interés: búsqueda y recuperación de información, recursos electrónicos, Tecnologías de la información y sociedad, alfabetización informacional, desarrollo de colecciones y estudios en bibliotecología social.
La lectura es una de las actividades que más beneficios le puede traer al ser humano. Ahora, en tiempos de pandemia, se torna aún más trascendental entre las familias que, por razones sanitarias, han tenido que pasar más tiempo en sus casas. Sumado a lo anterior, cuando entre los miembros de la casa existen pequeños, esta acción todavía se convierte aún más en un elemento indispensable para poder lograr que ellos sobrelleven de la mejor manera el confinamiento.
Evidentemente la biblioteca académica, como tal, no existió durante los inicios de las universidades, sin embargo, las mismas necesidades de la universidad y su comunidad, así como los usos de la lectura y el libro impreso, hicieron que poco a poco esas colecciones fueran creciendo.
En tiempos de crisis y emergencias sanitarias, las bibliotecas juegan un papel fundamental en proporcionar información veraz y confiable frente a la desinformación y las noticias falsas que circulan en diversos medios. Este rol de las bibliotecas de suministrar información a aquellas personas que lo necesitan es una de las principales funciones para la cual fueron creadas, y en momentos difíciles como el que actualmente estamos pasando a nivel mundial, la poca o mucha ayuda que puedan proporcionar las instituciones informativas es fundamental.
El trabajo de investigación resulta, en ocasiones, frustrante y agotador cuando nos encontramos hasta el tope de ideas, documentos, referencias y otras particularidades que nos agobian por no saber cómo organizar, clasificar y utilizar todo esa información. Actualmente esta situación es muy común por la gran cantidad de datos que encontramos en internet, sin embargo, esta misma herramienta nos ofrece toda una gama de complementos o extensiones para los navegadores que pueden hacer más sencilla nuestra labor. Por ejemplo, Google Chrome es uno de los navegadores más populares entre los internautas, y por tal motivo, me gustaría compartirles una serie de extensiones que nos ayudarán en nuestro trabajo investigativo.
La evaluación de las diferentes revistas académicas es un ejercicio que muchos deberíamos realizar constantemente. En primer lugar porque así podemos identificar cuáles son los principales títulos que existen en nuestros campos de estudios. En segundo lugar porque así es posible seleccionar qué revista nos conviene para publicar nuestras investigaciones. Y en tercera instancia, porque nos permite tener un panorama completo de la calidad de las revistas que consultamos o referenciamos en nuestras investigaciones.
El panorama de la publicación académica es inmenso, razón por la cual es importante estar atentos al momento de realizar nuestras investigaciones y no incluir artículos que previamente han sido refutados o retirados por diversas cuestiones. No obstante, así como se ha diversificado mucho los documentos académicos debido al internet, también ha dado pauta a varias iniciativas y herramientas que nos pueden ayudar a referenciar o citar documentos que realmente cuentan con el respaldo de la comunidad científica, o que no hayan sido señalados previamente por alguna cuestión que pone en duda sus métodos, experimentos o resultados.
Hacia finales del siglo XIX las bibliotecas académicas han sido parte esencial de las funciones sustantivas de las universidades, es decir, han coadyuvado a que se cumplan las tareas de enseñanza y aprendizaje, la investigación y la difusión de la cultura que caracterizan a las instituciones de educación superior. Sin embargo, esta visión muchas veces es minimizada, excluida e invalidada por las mismas autoridades universitarias que no logran comprender la importancia que tiene la biblioteca en las actividades que se realizan diariamente.
Existen infinidad de libros para niños y jóvenes que hablan sobre las bibliotecas, los bibliotecarios y la importancia de la lectura. Por ello, me gustaría compartirles una serie de títulos que les serán de utilidad para leer con los más pequeños de la casa. Estoy seguro de que ya conocen algunos, y si no, pues sería una gran oportunidad de saber un poco más sobre ellos.
Como profesionales de la información, nos gusta tener nuestras bibliotecas particulares en buen estado. Desafortunadamente, no siempre tenemos el tiempo o los medios para logar que nuestros libros, y demás materiales audiovisuales, estén en condiciones óptimas, es decir, con su respectiva catalogación y clasificación. No obstante, internet, las redes sociales de lectura y algunos proyectos independientes enfocados en apoyar la labor de los bibliotecarios, nos ofrecen algunas opciones para logar que nuestra biblioteca personal funcione casi como una biblioteca establecida que da servicio a un público en particular, por ejemplo, algunas de estas herramientas son TinyCat de LibraryThing, Classify de OCLC, The Cataloging Calculator y Cutter-Sanborn.
El acceso a la información es un elemento importante en toda sociedad democrática, en este sentido, las bibliotecas públicas juegan un papel elemental en ofrecer a sus usuarios, ya se de forma presencial o remota, la posibilidad de acceder a la lectura de manera gratuita. El acceso a la lectura por medio de libros electrónicos en español es lo que actualmente está ofreciendo la Dirección General de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura de México a todos los usuarios de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP) a través de su plataforma llamada Digitalee.