Biblioturismo: Panamá, un canal de oportunidades…

♪ “Si el sueño de uno
es sueño de todos.
Romper la cadena
y echarnos a andar.
Tengamos confianza.
Pa’ lante mi raza…”♫

Rubén Blades
Buscando América”, Seis del Solar (1984)

Panama ¡Nos fuimos al Istmo de América! Así que me gustaría contarles un poco acerca de la movida bibliotecaria panameña. Un granito, una pizca, quizás… El tiempo en este viaje fue mi gran aliado, pero también un verdugo cuando de recorridos extras se trató. La verdad, conocer bibliotecas y museos no fue el objetivo principal de mi corta travesía en la Ciudad de Panamá; pero también debo decirles con mucha alegría que lo intentamos y en este post trataré de mostrarles lo que vi en la tierra del Canal que conecta al mundo. Panamá, sin duda, un nuevo canal de oportunidades…

Pero, en realidad, todo comenzó por allá en julio. Una vez que se restablecieron las relaciones comerciales y diplomáticas entre Venezuela y Panamá, y en medio de una crisis aguda en mi país en el sector de aerolíneas internacionales, quién suscribe logró adquirir boletos aéreos a través de una aerolínea estatal para volar desde Maiquetía hasta Tocumen, ida por vuelta. El asunto es que no pude comprar los pasajes o tiquetes según la fecha de mi elección, no, solo pude obtener la posibilidad de viajar en las fechas que iban quedando entre las compras masivas que se efectuaban esos primeros días de julio (¡Por un problema gravísimo de oferta y demanda, que los gobiernos socialistas jamás entenderán!), más las limitaciones propias de la misma aerolínea del Estado. Razón por la cual, me tocó, sí y sólo sí, viajar a Panamá para la última semana de octubre de 2014, con boletos adquiridos con más de tres meses de anticipación. Lo que llamamos en Venezuela, cortesía de «Los Amigos Invisibles«: ¡Esto es lo que hay!

Y gracias a que en mi país, pareciera cada vez más que las oportunidades están afuera y no dentro del territorio venezolano, encontramos la excusa perfecta para cruzar las fronteras y así visitar a un primo en aquella tierra de privilegios económicos. Entiéndase por «privilegio económico» la situación de un país que cuenta con una moneda fuerte (en este caso, el dólar), que no sufre los embates de la inflación, la escasez, el desabastecimiento, el costo de la vida, la pérdida continua de valor adquisitivo, y que además, se da el lujo de recibir inversiones extranjeras, construir, generar empleos, ver la fluidez comercial y financiera, y de paso, contar con un crecimiento económico sostenido -incluso- muy por encima del promedio de toda la región. Definitivamente, las oportunidades se condensaron en una sola: viajar, conocer, explorar, imaginar, soñar.

Y así comenzó todo en Panamá. Tenía apenas cinco (5) días para resolver cuestiones estratégicas, familiares y personales. Lo demás, sería ganancia. Y fue así como a partir del tercer día comenzó para mí el momento de biblioturistear…

¡Y nos fuimos!

BNALPA

Biblioteca Nacional «Ernesto J. Castillero R.»

Biblioteca Nacional de Panamá.

La Biblioteca Nacional «Ernesto J. Castillero R.» está ubicada en el bien cuidado y verde «Parque Omar«, en el corregimiento de San Francisco, que forma parte del eje comercial, financiero y turístico de la ciudad. Pudimos llegar en taxi -aunque también se puede conectar en Metro desde la estación “Fernández de Córdoba”- y una vez dentro del parque disfrutamos caminar en uno de los espacios urbanos predilectos del ciudadano panameño hasta la sede del edificio bibliotecario.

Llegamos bien temprano, poco antes de que la Biblioteca abriera sus puertas, y nos sorprendieron tres cosas: la primera, que junto a la entrada del edificio se hallaba como adornando la fachada un camión de carga identificado como “bibliobús”; lo segundo, justo al lado del ingreso al recinto bibliotecario un pequeño grupo de mujeres practicaba “Pilates” en el suelo, interesante verlas entrenarse tan cerca de la Biblioteca (me recordó aquel concepto originario de la academia, escuela platónica para ejercitar los conocimientos); y tercero, un poco más a la derecha y casi en los jardines del lugar y al borde del estacionamiento, se muestra un autobús “Pegaso”, modelo #5317 de los años 80’, con el logo de la UNESCO, el mensaje “Libros para todos”, y el nombre de “Bibliobús” en sus laterales. Hice varias tomas del entorno con mi cámara y nos dispusimos a entrar al edificio.

En el acceso principal nos recibe un buzón de periódicos en el inicio de la pasarela que nos lleva directamente al hall principal y luego al segundo piso, allí encontramos la “Sala Panameña” que en ese momento mostraba una exposición bibliográfica de los Cien Años del Canal de Panamá. En este extenso salón que cuenta con múltiples puestos de lectura, también observamos Cubículos de Estudio y un Centro Audiovisual. Amplios ventanales de vidrio ofrecen suficiente luz natural a buena parte de la sala y una hermosa vista verde al exterior del parque recreativo.

Luego, bajamos las escaleras hasta el primer piso y encontramos un nivel compartido entre la Hemeroteca, Procesos Técnicos, Donaciones y Tecnología de la Información. Aquí apreciamos muy poco, solo nos llamó la atención el aviso de un servicio de “escaneo de periódicos”. Igualmente, vimos suficientes puestos de lectura y áreas de estudio.

Tomamos el ascensor y nos trasladamos hasta el cuarto piso, directo a la “Sala Extranjera”. Allí, nos esperaba junto a una de las estanterías una figura posters de Gabriel García Márquez; la extensa sala de la colección extranjera, principalmente, de contenido latinoamericano nos daba de entrada un mensaje: ¡uno de nuestros máximos exponentes te da la bienvenida! Del mismo modo, en uno de los extremos de la sala yacía un busto del Quijote custodiado muy de cerca por otra figura posters del gran “Gabo”, símbolo de la universalidad literaria del espacio que visitábamos. Desde sus ventanales, además de la preciosa vista de los árboles del “Parque Omar” que rodean a la Biblioteca Nacional, podíamos divisar las dos versiones de bibliobús que nos recibieron en la entrada. En el lugar pudimos conversar cordialmente con Yolanda, colega bibliotecaria encargada de la sala, quién nos explicó brevemente el funcionamiento de los servicios, el alcance de la colección, el comportamiento de los usuarios y su visión de la profesión.

Continuamos y bajamos las escaleras de doble ida y vuelta camino al tercer piso, directo a la “Sala de Referencia”. Hicimos una consulta breve con la gente de Relaciones Públicas en las Oficinas Administrativas, para hacer nuevas tomas de fotografías y seguimos nuestro recorrido. En el área de Referencia nos atendió muy amablemente Mery, colega bibliotecaria y archivóloga que nos explicó el trabajo que hacen en este piso de servicios múltiples, además, nos dio importantes datos en cuanto al sector educativo y la formación del ciudadano panameño, muy valiosa retroalimentación. En ese piso también funcionan las oficinas de Adquisiciones, Agencia ISBN, Sala de Uso Múltiple, Sala de Lectura Ligera, Internet y consulta al Catálogo en Línea. Nos llamó poderosamente la atención la puesta en escena de un piano clásico, justo debajo de las escaleras, y sobre el cual posaba una réplica enmarcada de la cubierta del “Último libro dedicado por Pablo Neruda” en 1973: Cien sonetos de amor. Música y poesía se entremezclaban para cerrar con dulce armonía nuestra visita a la Nacional.

Quisimos conversar con la bibliotecóloga encargada de la institución, sin embargo, no fue posible debido a que se encontraba en una importante reunión de alto nivel.

Según el investigador Francisco Javier Solís (1992), la Biblioteca Nacional inicialmente fue creada por Ley en 1924, y a partir de ese mismo año se estableció en las cabeceras de cada provincia de Panamá, una biblioteca pública. Y ya con anterioridad, en 1892, había sido fundada la “Biblioteca Colón” en el marco de las festividades del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América. Y fue esa colección histórica la que dio paso a la creación por decreto de la Biblioteca Nacional, el 31 de enero de 1942, como ordenaba la Ley Orgánica de Educación de 1941. Los profesores Ernesto J. Castillero R. y Gastón Litton levantaron los inventarios y organizaron el nuevo fondo bibliográfico institucional. Y el 11 de julio de 1942 queda inaugurada oficialmente la Biblioteca Nacional, siendo Castillero su primer director.

La Biblioteca Nacional funcionó en un local contiguo a la Presidencia de la República de Panamá hasta 1961, luego fue trasladada a un edificio frente a la actual sede de la Asamblea Nacional, y no fue sino hasta el 24 de septiembre de 1987 cuando fue instalada en su sede actual, en el Parque Recreativo Omar Torrijos. Cinco años antes una Ley ordenaba otorgarle el nombre de “Ernesto J. Castillero R.” a la Biblioteca Nacional. En 1996, se creó la actual figura de Fundación Biblioteca Nacional de Panamá, y en 1998 se firmó un convenio con el Ministerio de Educación para la Administración de la Biblioteca Nacional y la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, por parte de la Fundación. A la fecha, existen alrededor de 60 bibliotecas públicas que forman parte de la Red Nacional, adscrita a la Biblioteca Nacional de Panamá. Ya la institución tiene 72 años prestando sus servicios a toda la ciudadanía panameña, y su actual sede está próxima a celebrar sus 30 años de existencia.

 

Bibliobus

Bibliobús, Biblioteca Nacional de Panamá.

Bibliobús.

Si bien pudimos desde un primer momento observar el vehículo de carga identificado como “Bibliobús”, estacionado al frente del edificio de la Biblioteca Nacional, no logramos apreciar su funcionamiento. El concepto que se tiene del mismo es que se trata de una biblioteca móvil instalada en un vehículo rodante, que forma parte de la Red de Bibliotecas Públicas y que funciona como una pequeña biblioteca pública en diferentes localidades y disponible al público de diferentes edades. Contiene una colección que incluye, revistas, documentos de consulta como enciclopedias, atlas, diccionarios, etc., libros de contenido general, y también para niños y jóvenes.

El objetivo es garantizar el derecho a la información, cultura, educación y recreación, a poblaciones de aquellas comunidades menos favorecidas, distantes o que no poseen servicios bibliotecarios permanentes. Cuenta con diversos servicios gratuitos: consulta y préstamos de documentos, formación de usuarios, actividades de fomento de lectura, charlas de interés para la comunidad, préstamo interbibliotecario, entre otros. Todo a través de una normativa básica que tiene como requisito fundamental la obtención de un carné que permitirá el acceso a todos los servicios. Diferentes servicios de bibliobús se mueven por toda la ciudad, mención especial merece el Bibliobús de la provincia de Chiriquí, uno de los servicios más activos en esta modalidad.

 

Miraflores PA

Centro de Visitantes, Miraflores. Canal de Panamá.

Salas de Exhibición [El otro Museo] del Canal de Panamá.

Luego de conocer la Biblioteca Nacional tomé rápidamente un taxi para intentar llegar a buena hora al Canal de Panamá, es decir, a la hora de tránsito de las grandes embarcaciones que cruzan la Esclusa de Miraflores. No me fue posible, apenas pude ver la popa de un gigantesco barco con una enorme mercancía que ya había cruzado el primer peaje interoceánico desde el Pacífico camino al Atlántico. ¡Había pagado la novatada de turista al llegar pasadas las 11.00 am.! Aun así, tuve la oportunidad finalmente de conocer esa pequeña parte del Canal de Panamá desde el Centro de Visitantes de Miraflores.

Pagué mi costosa pero valiosa entrada de US$ 15,00 para poder ingresar y así fue como disfruté de una única proyección de la historia del Canal en el moderno Teatro 3D, para luego hacer el recorrido completo de todas las Salas de Exhibición, que más que unas simples salas, todas juntas hacen las veces de un gran museo del Canal de Panamá. Una exposición de muchos objetos históricos cuentan los inicios de la construcción del Canal, herramientas, rocas, réplicas de las primeras embarcaciones en cruzar, homenajes a los héroes constructores de la gran obra, pantallas interactivas, muestras vivas y disecadas de la biodiversidad, simuladores de control de tráfico marítimo y de conducción de un barco por el Canal, y una sala especial de la ampliación del Canal. Todo eso, en el marco de la celebración de los Cien Años del Canal de Panamá. Casi dos horas nos llevó hacer el recorrido completo. Luego, ya en la terraza de la edificación nos deleitamos con algunas fotos a toda la estructura de la imponente y famosa Esclusa de Miraflores.

Ese día terminó con un almuerzo en la Plaza de la Ciudad del Saber (antiguo Fuerte militar norteamericano Clayton), altamente recomendada, y en la tarde-noche hicimos una extensa caminata en buena parte de las calles del Casco Antiguo. A esa hora, no teníamos acceso al propio Museo del Canal Interoceánico de Panamá. Quedó esa visita pendiente. Aun así, insisto, lo que hay en Miraflores es prácticamente un museo. Valió la pena el recorrido.

 

SIBIUP

Biblioteca «Simón Bolívar», Universidad de Panamá.

Biblioteca Interamericana «Simón Bolívar», Universidad de Panamá.

El cuarto y penúltimo día de estadía en la ciudad se lo dedicamos a la Universidad de Panamá. Como fue costumbre, llegamos en un taxi, que nos dejó frente a la Facultad de Odontología en la sede del Seguro Social panameño. Desde allí, caminamos por varios edificios del campus, incluidos los de la Facultad de Economía, la Facultad de Humanidades y la Facultad de Derecho, hasta llegar a la “Biblioteca Simón Bolívar”; sitio de encuentro con nuestra colega infotecaria Mileidi Ábrego, que con toda su paciencia, conocimiento y guía nos llevó por todo el edificio sede del Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Panamá, SIBIUP.

Iniciamos en la sección de Circulación, donde pudimos observar los diferentes espacios disponibles para la lectura, consultas y acceso a Internet. Continuamos por la Administración, donde tuvimos la oportunidad de conversar con el subdirector del SIBIUP Lic. Héctor Muñoz. Luego visitamos el departamento de Procesos Técnicos, lugar en el que intercambiamos algunas ideas y opiniones con otros colegas bibliotecarios de la universidad. Nos movilizamos por el edificio en casi la totalidad de sus cinco niveles y conocimos otras secciones importantes, como la de Registro, la de Referencia y Multimedia, y muy especialmente la sección de Hemeroteca.

La visita guiada junto a Mileidi Ábrego culminó en la Biblioteca de la Facultad de Economía, lugar de trabajo de nuestra compañera infotecaria. Allí compartimos un rato con su coordinadora, Lic. Juana Hernández. Esta biblioteca universitaria es una de las 12 Bibliotecas de Facultad existentes en la Universidad de Panamá, y además, una de las 31 bibliotecas que conforman el Sistema de Bibliotecas, SIBIUP, entre los Centros Regionales Universitarios, Centros de Documentación y Bibliotecas Especializadas en Institutos, Extensiones Docentes, y la Biblioteca Nacional de Salud.

IFT

#InfoTecarios Desvirtualizando.

Un dato muy interesante que destaca el Plan Operativo Anual 2014 del SIBIUP, es el siguiente: de los 115 funcionarios que laboran en todo el sistema, el 56% son bibliotecólogos y apenas un 8% tiene formación universitaria en otras especialidades.

La actual sede de la Biblioteca Interamericana “Simón Bolívar” de la Universidad de Panamá, fue construida en 1978 a través de fondos otorgados por la Organización de Estados Americanos (OEA) y debe su nombre a que la solicitud para tal construcción se hizo en el marco de celebración de los 150 años del Congreso Anfictiónico de Panamá, convocada por el Libertador en 1826. La modernización de los servicios bibliotecarios universitarios se inició en 1995, y un año más tarde fue creado el Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Panamá, SIBIUP.

 

Biomuseo

Biomuseo Panamá.

Biomuseo.

El último día lo dejamos para un sinfín de actividades, entre ellas, la visita al Museo de la Biodiversidad de Panamá. Por una confusión en el horario no logramos ingresar, pues trabajan hasta las 3:00 pm., en días de semana. Sin embargo, pudimos hacer muy buenas tomas de la majestuosa infraestructura diseñada por el reconocido arquitecto Frank Gehry, el Biomuseo, su única obra en Latinoamérica, hasta ahora.

Para mayor información no dejen de visitar el sitio web oficial y, por supuesto, no dejen de leer el post de Mileidi Ábrego sobre esta maravillosa obra: “Un Biomuseo en la diversidad tropical”.

 

Panama City

Vista panorámica de la Ciudad de Panamá, desde plazoleta en Casco Antiguo.

Fin del viaje.

Para finalizar, me gustaría dejar algunas reflexiones acerca de esta visita a la Ciudad de Panamá. Son muchos los indicadores que hablan muy bien de la economía y las finanzas panameñas, de ese crecimiento de más del 7% del PIB en promedio de los últimos años; puede uno palparlo desde que llegas al aeropuerto, en las calles y autopistas, en las nuevas edificaciones y nuevas construcciones en toda la ciudad, en los nuevos servicios de transporte masivo, en el auge comercial y su infinidad de espacios, y desde luego, en la propia ampliación del Canal.

Pero, hay algo que preocupa sobremanera a los hermanos panameños. Y es la forma en la que se viene abordando la educación y la formación de las futuras generaciones de Panamá. Desde taxistas, amas de casa, profesores universitarios, y hasta los propios colegas bibliotecarios, me comentaron en varias ocasiones que, si bien es cierto que el Estado se ha empeñado en disminuir la brecha digital en la sociedad a través del acceso a las tecnologías de información y comunicación, y específicamente, en la conectividad gratuita y abierta a Internet (en ancho de banda e inalámbrica), no ocurre lo mismo con la calidad de la educación.

La preocupación es tal que la gente –y tal vez, me equivoque al generalizar- no ve con buenos ojos ese acceso “ilimitado” y la dependencia casi absoluta de los estudiantes con relación al Internet. Incluso, colegas bibliotecarios mostraron su inquietud por la disminución progresiva de los usuarios por consultar los servicios bibliotecarios o simplemente por la poca asistencia a la biblioteca, y que esto se debía –en parte- a las conexiones gratuitas inalámbricas que ha puesto a disposición el gobierno panameño a todos los ciudadanos en muchos espacios públicos y a la entrega de dispositivos electrónicos a los estudiantes.

Al parecer, la calidad de la educación es amplio tema de debate en el istmo panameño. Cuando consultamos sobre la inmigración venezolana, el panameño muestra una valoración positiva por dos factores: el nivel educativo y la capacidad de emprendimiento del ciudadano venezolano. En contraste, y en una percepción muy humilde y respetuosa de nuestra parte, da la impresión que buena parte de la población en Panamá, por alguna razón que desconocemos, no se siente motivada a culminar su formación en el sistema educativo formal.

En efecto, hay cifras oficiales que deben llamar la atención del panameño. Por ejemplo, para el año 2007 de cada 100 estudiantes que ingresaban a la secundaria, apenas unos 44 culminaban esa educación media en el sistema formal, con una deserción promedio del 12% (UNESCO-IBE, 2010, p. 20). Mientras que en el sector universitario, entre los años 2007 y 2010, sólo 15 de cada 100 matriculados obtenían un título universitario (UNICEF-FUDESPA, 2013, p. 7 y 46). De hecho, la tendencia se ha mantenido. Los últimos datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística y Censo indican que, para el año 2012 la matrícula universitaria fue de más de 140.000 estudiantes y la cantidad de graduados ese mismo año fue de poco más de 22.700 nuevos profesionales.

Es decir, apenas el 15% de los jóvenes que inician una carrera universitaria en Panamá logran profesionalizarse. Y es ese porcentaje -en promedio de los últimos 5 años- el que en definitiva pasa a formar parte de la fuerza laboral en ese país. En perspectiva: muy poco, para lo que en términos de capital humano requiere la nación para asumir plenamente el crecimiento económico y el potencial de desarrollo que proyecta Panamá en los próximos años.

Valdría la pena recordar el fragmento inicial del poema “Maestro”, de Victor Manuel Franceschi, poeta y periodista panameño:

¡No me obligues a creer,
pero enséñame a pensar,
pues si logro razonar
qué distante puedo ver!

Educador

«Homenaje al Educador Panameño», en el Casco Antiguo.

La Panamá bibliotecaria.

  • En 1941 se crea la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Panamá.
  • En 1946 se crea la Asociación Panameña de Bibliotecarios. Ese mismo año, se celebra en Panamá el Primer Congreso de Bibliotecarios.
  • En 1973 la Asociación Panameña de Bibliotecarios escoge el 23 de abril como “Día del Bibliotecario Panameño”.

 

Me despido con una frase del historiador, ensayista, poeta, profesor y crítico literario panameño, Rodrigo Miró Grimaldo:

Suele olvidarse que los textos literarios y quienes los clasifican para el discurso nacional, obedecen a estrategias discursivas cuya politicidad cruza la literatura e interviene en la ordenación de los valores nacionales”.

 

No te pierdas el Álbum de fotografías (público) que hemos habilitado en nuestra cuenta personal de Facebook, titulado «Biblioturismo: Panamá, un canal de oportunidades…»

@rennygranda [Fotografías: Renny Granda]

 

Fuentes consultadas:

SOLIS, Francisco J. (1992): Biblioteca Nacional de Panamá. En: Boletín de la ANABAD, Vol. 42, Nº 3-4, pp. 313-329 [En Línea] Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/224192.pdf

UNESCO – International Bureau of Education, IBE (2010): Datos Mundiales de Educación, Panamá. 7ma. edición, 2010/11. [En Línea] Disponible en: http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/Publications/WDE/2010/pdf-versions/Panama.pdf

UNICEF – Fundación para el Desarrollo de Panamá, FUDESPA (2013): La educación en Panamá: 5 metas para mejorar. Unidos por la Educación, Informe. [En Línea] Disponible en: http://www.unicef.org/panama/spanish/Estado_de_la_Educaci_2013_Unidosxlaeducacion.pdf

 

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