El papel social de las bibliotecas y los bibliotecarios está íntimamente relacionado con los cambios locales en las comunidades, con las nuevas tendencias internacionales y con las actuales revoluciones sociales y tecnológicas que están transformando al mundo en que vivimos. Esto es innegable, y a la vez, conlleva un compromiso con la sociedad para defender nuestros ideales y valores que nos identifican como profesión, los cuales nos han dan han dado un lugar en la historia como conservadores de la memoria, promotores de la lectura y defensores de la libertad de acceso a la información.
El tema del compromiso social de las bibliotecas, pero particularmente de los bibliotecarios, no es nada nuevo; no obstante, ante los rápidos cambios que está sufriendo la sociedad, es de esperarse que también nuestra profesión esté siendo afectada, y surja la necesidad de revisar o reivindicar los valores sociales que nos darán la fuerza necesaria para enfrentar el futuro.
Fernando Báez (2007) en su discurso para la entrega de premios del Concurso Latinoamericano de Investigación en Biblioteconomía, Documentación, Archivística y Museología, señala la importancia del nuevo rol de los bibliotecarios:
El papel de los bibliotecarios ha cambiado en el mundo, ya no somos lo simples referencistas, ya no somos aquel tipo de hombres o mujeres silenciosos, que nos dedicábamos a cumplir un papel burocrático, que nos dedicábamos a cuidar libros; tenemos un rol social fundamental en la sociedad de la información, porque bien queda claro que la información es poder y está en nuestras manos que ese poder, esa información, no sea víctima de la censura, de represión, y en esto han dejado la vida numerosos hombres y mujeres (pp. 486-487).
Es importante tener presente que el siglo XXI es una de las épocas en la cual los cambios sociales, culturales y tecnológicos se están manifestando con mayor rapidez, y si no estamos preparados para su advenimiento, no podremos hacerles frente.
Ante las reacciones de los bibliotecarios frente a su entorno cambiante, algunos han optado por desarrollar competencias o habilidades acordes a las necesidades actuales. Por ejemplo, Burkhardt, Johnson y Tomlinson (2011) enlistan 13 virtudes que los bibliotecarios de hoy deberían poseer para ofrecer un mejor servicio:
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Valentía para actuar.
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Flexibilidad para adaptarse.
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Orientación hacia el servicio.
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Balance de actividades.
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Aprender y compartir con los colegas.
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Curiosidad por el saber.
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Creatividad para solucionar problemas.
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Atención al usuario.
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Alegría por servir.
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Colaboración interdisciplinar.
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Dirección a metas fijadas.
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Apasionamiento de la profesión.
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Asertividad ante las oportunidades.
Otros autores, prefieren enfocar las competencias hacia un área en particular. Por ejemplo, en el estudio de Jordan (2011, p. 42), se indican 19 competencias relacionadas con el liderazgo, y que los bibliotecarios también deberían desarrollar en sus organizaciones para alcanzar el éxito profesional:
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Entusiasmo
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Demostrar liderazgo
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Saber delegar responsabilidades
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Rendición de cuentas
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Capacidad de planeación
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Integridad
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Estar dispuesto a correr riesgos
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Credibilidad
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Administración de recursos
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Creatividad
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Servicio al cliente
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Habilidades interpersonales
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Habilidades de comunicación
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Flexibilidad
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Visión
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Conciencia política
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Madurez
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Solución a problemas
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Habilidades para la promoción
Existen varios autores que han tratado el tema de las competencias del bibliotecario. Hoy en día podemos apreciar a muchos administradores de bibliotecas que se preocupan más por el desarrollo de habilidades en sus empleados, por dotarlos de herramientas para hacerlos más efectivos en el trabajo. Sin embargo, el problema radica en pensar que solamente desarrollando competencias a diestra y siniestra es como estaremos mejor preparados. Y hasta cierto punto sí es comprensible, pues las competencias son las que nos ofrecen las habilidades técnicas necesarias para afrontar los inconvenientes, pero no es lo único de lo que debemos preocuparnos. El bibliotecario del siglo XXI no es únicamente un individuo calificado para realizar una labor, es además, una persona con principios, con valores individuales que impactan en la sociedad.
Por tanto, otra manera de prepararse y hacerle frente a los cambios futuros, que indudablemente afectarán nuestro trabajo y profesión, es a través del análisis de los valores. Entendidos éstos como aquellos conceptos o creencias que son considerados como conductas deseables, que trascienden situaciones específicas, que guían la selección o evaluación de la conducta y los eventos, y además están ordenados en importancia relativa (Bilsky y Schwartz, 1994, p. 164).
Existen diferentes tipos de valores: individuales o personales, políticos, profesionales, cognitivos y sociales. Por ejemplo, Schwartz (1994, p. 22), uno de los principales teóricos de los valores, ha identificado 10 valores personales, casi universales, cada uno definido en función de los distintos objetivos motivacionales que los expresan:
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Poder
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Realización
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Hedonismo
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Estimulación
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Auto-dirección
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Universalidad
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Benevolencia
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Conformidad
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Tradición
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Seguridad:
No obstante, son los valores sociales los que en este momento competen a los bibliotecarios, pues son los que nos identifican como disciplina ante la sociedad, por ello, la importancia de estudiarlos, ya sea retomándolos o replanteándolos en un contexto actual.
Primeramente, por valores sociales hay que entender que son “las creencias socialmente colectivas y los sistemas de creencias que funcionan como principios rectores en la vida” (Tsirogianni, 2011, p. 442). En otras palabras, los valores sociales son metas deseables que sirven como principios rectores en la vida de las personas, funcionan como normas generales que guían el comportamiento humano ante la sociedad (Koopmann-Holm y Matsumoto, 2011, 356). Además, hay que diferenciar los valores de las normas, ya que los primeros representan la base de las segundas (Prpić, 1998, 271).
Bajo este contexto, la pregunta es ¿cuáles son los valores sociales aplicables a los bibliotecarios? Gorman (2001, p. 168) formula ocho valores:
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Corresponsabilidad
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Servicio
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Libertad intelectual
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Racionalismo
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Alfabetización y aprendizaje
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Equidad de acceso
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Privacidad
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Democracia
Por su parte, Rubin (2004, p. 302) señala la existencia de siete valores comunes, y apunta que son valores propios de la bibliotecología, y son importantes porque proporcionan la estabilidad institucional y profesional cuando surgen cuestiones trascendentes o de cambio en las sociedades.
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Servicio
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Importancia del libro y la lectura
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Respeto por la verdad y la búsqueda de la verdad
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Tolerancia
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Bien público
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Justicia
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Estética
Para concluir, es importante recalcar el papel que tiene el bibliotecario en la sociedad, el cual lo hace proporcionando servicios bibliotecarios y de información a las personas. No debemos olvidar que su participación repercute ampliamente en que se logren los objetivos de una sociedad más justa y equitativa. El desarrollo de competencias, por supuesto que es necesario, pero también es indispensable fomentar los valores sociales en los profesionales de la información. Un bibliotecario incapaz de manifestar valores también como la justicia, la solidaridad y humildad no puede contribuir en absoluto al acceso universal a la información, a la justicia social, a defender la igualdad de oportunidades, a salvaguardar el valor de la información y las bibliotecas para el desarrollo personal y profesional de los seres humanos.
Referencias
- Báez, F. (2007). El nuevo rol de los bibliotecarios. En Gimeno Perelló, J., López López, P. & Morillo Calero, M. J. (coords.). De volcanes llena: bibliotecas y compromiso social (pp. 483 – 488). Madrid: Trea.
- Bilsky, W. & Schwartz, S. H. (1994). Values and personality. European Journal of Personality, 8(3), pp. 163 – 181.
- Burkhardt, A., Johnson, C. R., Tomlinson, C. (2011). In the spirit of Benjamin Franklin: 13 virtues of the next-gen librarian. College & Research Libraries News, 72 (8), pp. 450 – 467.
- Gorman, M. (2001). Values for human-to-human reference. Library Trends, 50 (2), pp. 168 – 182.
- Jordan, M. W. (2011). Developing leadership competencies in librarians. IFLA Journal, 38(1), pp. 7 – 46.
- Koopmann-Holm, B & Matsumoto, D. (2011). Values and display rules for specific emotions. Journal of Cross-Cultural Psychology, 42(3), pp. 355 – 371.
- Prpić, K. (1998). Science ethics: a study of eminent scientists’ professional values. Scientometrics, 43(2), pp. 269 – 298.
- Rubin, R. E. (2004). Foundation of library and information science. New York: Neal-Schuman.
- Schwartz, S. H. (1994). Are there universal aspects in the structure and content of human values? Journal of Social Issues, 50(4), pp. 19 – 45.
- Tsirogianni, S. & Gaskell, G. (2011). The role of plurality and context in social values. Journal for the Theory of Social Behaviour, 41 (4), pp. 441 – 465.
Samuel Castro Ponce. (@sam_ctropnce) Lic. en Bibliotecología por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Estoy cursando la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información en la misma institución. He trabajado para el sector público y privado como catalogador, referencista, bibliotecario de atención a usuarios y de adquisiciones. Actualmente laboro en una biblioteca especializada. Mis intereses son diversos, pero me oriento más a la búsqueda y recuperación de información, el desarrollo de colecciones y por el desarrollo de una bibliotecología progresista.