
Fuente: Lenovo
El origen de una nueva mentalidad, no fue espontáneamente, ha sido un proceso que ha transcurrido paulatinamente, las primeras manifestaciones ideológicas se concibieron en plena Edad Media, durante la aparición y desarrollo de las instituciones universitarias.
Nuestros antecesores, trataban de formar una sociedad con capacidades y competencias óptimas, para que fuese un ciudadano libre dentro de un estado democrático.
La involución política e inquisidora del feudalismo, acortaban el aprendizaje y la obtención de conocimientos plasmados en pergaminos, libros, papiros, tablillas de barro, que han sido resguardados por los primeros escribanos durante décadas en las abadías o las bibliotecas ocultas dentro de los monasterios.
Una vez que se da inicio a las cruzadas, queda demostrado que el mundo occidental, dominado por la iglesia y los señores feudales; no tenían la capacidad de seguir ocultando los datos, información, conocimientos e intercambio de perspectivas culturales y mestizas.
Consecuentemente, los ciudadanos logran salir de la cueva de la ignorancia, se percatan de que el miedo inculcado fervientemente, día a día, era una falacia, no era el sitio más civilizado, ni floreciente del planeta en comparación con otras culturas.
Por ejemplo, los cruzados al salir del campo, rumbo a la tierra santa, quedaron deslumbrados por la vista de los edificios, los monumentos y la riqueza cultural que poseía en ese instante Constantinopla.
Un nuevo Cruzado seria Newton, cuando argumentaba: “Si he podido ver a mayor distancia que nadie, ello es porque me he subido sobre los hombros de gigantes”, él aludía a los matemáticos Kepler, Galileo, Descartes, etc.
En nuestro crecimiento exponencial, le hemos dado valor agregado a la opinión de Newton, a partir de que nunca debemos perder la oportunidad de aprender, enseñar, tener la generosidad de desprendernos de nuestros conocimientos, para que exista una continuidad y otros prosigan con la multiplicación de saberes.
Los datos mestizos, son una gama de colores, sabores, sonidos, olores, estructuras, relieves, un mosaico de información que debemos procesar, es mucho más que un cuadro estadístico, hay que dedicarse a buscar con esmero todo los que nos dicen, releerlas, analizarlas, discernir, buscar otras opiniones y seguir avanzando en el aprendizaje.
Humberto Acosta (2017), oralmente nos detallaba como «un pitcher esconde la pelota en su guante, reacomoda sus dedos dependiendo de la seña que le dé el cátcher, para sacar de juego por ponche, rolling o elevado al bateador de turno; para que este proceso se dé, el equipo en pleno deben saber y comprender las señas», esos datos encriptados que te permiten obtener un resultado positivo, de ser negativo, no es una perdida, ni fracaso, es experiencia, para mejorar y utilizar otras técnicas.
Nonaka y Takeuchi (1995), fomentaron el Modelo SECI, para lograr entender la gestión del conocimiento, considerando que el medio ambiente influye en la conducta de cada individuo, así como las neuronas espejo, que para lograr una empatía, debemos saber escuchar y admitir que los otros tienen diferentes maneras de pensar a la nuestra, que su comportamiento es diferente al nuestro y que moldean su labor diaria, de un modo diferente a como lo hacemos nosotros.
Las personas cambian día a día, de humor según su estado de salud, sus emociones, sus impulsos de momentos, cambian de puntos de vista o la perspectiva de interactuar con nuestro entorno.
Con el tiempo acoplamos el carácter, según las experiencias agradables o desagradables que tengamos, por la actitud y habilidad hacia las circunstancias y vicisitudes que Dios nos pone a prueba.
Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, la distancia, la falta de comunicación, nos forjamos una imagen de lo que son y nuestra imagen de ellos o del espacio donde estudiamos o trabajamos, queda estática, fija en nuestra mente; nostálgicamente no queremos o no sabemos ver, que todo cambia. Somos responsables de percatarnos que cada quién percibe el mundo de diferentes formas, lecturas, idiomas, religión, música, deporte, es un mestizaje global.
Freire (1991), argumentaba: “El lenguaje y la realidad están unidos dinámicamente”, en la medida que leemos ampliamos nuestros horizontes, nuestra curiosidad, la ambición por mejorar día a día, tratar de convivir en paz en el trabajo, con los amigos, los parientes, en la escuela, en la universidad, conyugues, padres e hijos; en dado caso, no es una relación unilateral, es una vertiente presencial y virtual, totalmente multidisciplinaria, donde se debe respetar los deseos de otros que no coinciden con los nuestros y viceversa.
Independientemente del contexto, todo conlleva a un conglomerado servicio de información, aunado por la demanda de más y mejores posibilidades de integración, “cooperación y conformación de conocimientos” (Moros, 2003), para ser utilizados en nuestro quehacer diario.
Cada individuo es una capsula de datos tácitos, que según su disposición esta dado en compartir las experiencias con otros, lo que nos permite analizar, estudiar, desarrollar y concluir, para obtener diferentes argumentos, que sean válidos para una decisión idónea.
Cabe destacar, que no somos piezas hexagonales que calzan asimétricamente, sin dejar fisuras, somos círculos sin orillas, que interactuamos y discernimos para lograr un objetivo, tal vez Maslow (1954), era más enfático en su criterio, “En la medida que un individuo cubre una necesidad, se crea otra”. Por tal razón, somos una gama generacional de datos mestizos.
Fernando Antonio Salas Granado
BIBLIOGRAFÍA
Acosta, H. (2017). tripleplayacosta. Obtenido de @tripleplayha
Freire, P. (1991). La importancia del acto de leer (2da. ed.). Caracas: Editorial Laboratorio Educativo.
Maslow, A. (2014). BBVA VALORES DE FUTURO. Obtenido de http://red.ilce.edu.mx/sitios/proyectos/BBVA/bancomer_primavera2014/secundaria/lecturas/I12_Piramide_de_Maslow.pdf
Moros, Á. (2003). Evolución del concepto de conocimiento desde la pirámide informacional: propuesta de servicio de gestión del conocimiento científico para instituciones de educación superior. Madrid: Universidad Carlos III.
Nonaka, I., & Takeuchi, H. (1995). The knowledge-creating company: how Japanese companies create the dynamics of innovation. Recuperado el 05 de 07 de 2018, de http://www.sopper.dk/speciale/arkiv/ni95.pdf