Haciendo un inventario recuerdo que leí Volar sobre el pantano y El alquimista, en tardes de ocio vi Tu voz estéreo o La rosa de Guadalupe, ciertamente he tenido domingos en que no pienso mucho y declaro el día ecológico evitando un gasto excesivo de agua, he tenido conversaciones de sabiduría popular en donde se discute el precio de la leche, las promociones del supermercado, el legins de moda ,disfruto insaciablemente escuchar a Paloma San Basilio, a Arjona y a Romeo, solo me encantan, a veces muevo el esqueleto con la cumbia de las corcholatas, noche de entierro o con Ricarena y el Combo de las estrellas. Me gusta lo simple, mundano y banal de la vida y la gente que me rodea, ahora bien ese tipo de «gustos» nunca que me han impedido algunas películas de cine clásico, discutir sobre las dificultades sociales o de la humanidad, el SIDA, el método científico, la teoría del caos o de la relatividad, he leído apasionadamente a Dostoievski, Saramago, Verne, Tolstoi, Giovanni Boccaccio y a García Márquez, entre otros más.
Foto Mauricio Capelli, tomada por Andrés Sánchez (Autorizada su publicación).
Inicio de manera tan personal ya que he sido muy inquieta al observar a la gente de mi profesión: los bibliotecólogos, y sucede que es común verlos rayar en el extremo: se la creen mucho y hablan más de lo que hacen. Observo lo que me rodea, sobre todo en los momentos en que se presta un servicio, en especial si es bibliotecario, me detengo en muchos de los comentarios de colegas y amigos, la gente en el metro y en las filas en los bancos y lo que realmente está pasando es que nos llenamos de mucho cacique y nadie quiere ser indio, lo cual me hace pensar que de a poco se está desdibujando la labor social no solo de los bibliotecólogos o profesionales de la información, sino que de a poco se vuelve un virus mundial, de gente que piensa que leer más, ganar más dinero o saber un poco de algo, les da la autoridad moral para opinar de manera despectiva de otros, de sus gustos y de la manera en que viven y conocen el mundo, olvidando la labor social que tenemos como humanos.
Me pregunto entonces si verdaderamente la humanidad ha mejorado o simplemente ha cambiado los focos a los cuales se dirige cuando de elitismo se trata, cada vez hay más maneras de subestimar los gustos de los otros y no sé si a eso se le pueda llamar evolución; la mayoría de ellos, los intelectuales y en especial los bibliotecólogos o documentalistas tal vez como estrategia, desprecian las universidades de garaje, pero hay que ver en sus currículos la cantidad de honorables títulos que tienen gracias a la asistencia a cuanto taller de titulación múltiple han podido asistir, en muchos casos se llaman a sí mismos curadores, expertos y toda cantidad de títulos que no se sabe de dónde los han sacado, tal como le pasó a un compatriota hace poco; si corriéramos a investigar cada una de sus «múltiples» experiencias nos encontraríamos con que posiblemente asistieron a eventos o corrieron con la suerte de sentirse buenos en un tema porque los demás no saben de qué se trata.
En ese orden de ideas y siendo el señor Einstein el físico más mencionado como referente histórico y teniendo en cuenta que su aspecto de científico loco es reconocido en todas partes del mundo no solo por sus inmensas capacidades de cuantificar el mundo sino también debido a su humildad y sencillez, diría que el reconocido hombre sabia a lo que se refería al decir «No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela»; es decir, me lleva a pensar que definitivamente el que más sabe es quien tiene la inmensa responsabilidad de comunicarlo a otros de la manera más simple posible, cosa que nos aseguremos que el conocimiento no se estanque ni se vuelva un poder y la clave para discriminar o subestimar. Tal parece que nos tragamos entero el cuento, “el que tiene la información, tiene el poder”; creería más bien que quien sabe usarla es quien realmente está en un nivel superior, ¿qué pasa entonces con los que “gestionan la información”?, ¿saben la dimensión de esto o solo juegan a hacerlo? Muy pocos saben realmente de que se trata esa misión social y se la toman en serio, ¡pero que los hay los hay!, caso puntual es el del bibliotecario guatemalteco Yisrael Quic (el cual compartía ayer @maolibrarian en su blog personal) quien se la juega por su comunidad eliminando barreras, juzguen ustedes mismos…
A menudo me encuentro con «genios», tal parece que me persiguen y para ser sincera en verdad me gustan algunos. Nada como SOSTENER una conversación, ver como el otro te aporta algo de verdad, más allá de cómo va la novela o el partido de anoche, nada más bacano que darse el lujo de tener una conversación con alguien que te hable de «cosas importantes» pero que a la vez tenga la asombrosa capacidad de ser simple y sorprenderse con cosas «triviales», pero es a este punto es en el que me doy cuenta de que caigo en ese terrible cliché de querer dármelas de inteligente o peor aún de intentar ser atípica o poco básica, que terrible esa manía de parecerse a lo que tanto se critica.
Por las razones anteriormente expuestas, sugiero que el mundo está lleno de ateos y fanáticos, o de fanáticos que son muy ateos y viceversa, entonces ¿qué está pasando con las cátedras de las «vacas sagradas» en las ciencias sociales? y ¿con los clásicos Nerds que solo saben hablar de un tema y de la vida poco en los pasillos de las academias y bibliotecas? ¿Qué pasa con la gente de la vida real que se lanzaron a vivirla desde una perspectiva cierta y que le aplican el método científico a la nostalgia y a la locura? esos que por no perder el toque intentan documentar un beso o intentan meterle un gol a el profesor más teso con una explicación sencilla mientras se la juegan con un colega para intentar innovar en una teoría.
Imagen de Einstein en su cumpleaños. Fotógrafo Arthur Sasse
No tengo nada en contra del lenguaje técnico de las ciencias y el conocimiento, es necesario para diferenciarse unos de otros, pero no veo pertinente que para conversar o dar una explicación sea necesario enredarlo mucho solo para demostrar los altos estándares de conocimiento, si tanto se sabe sobre algo, es necesario llevarlo a lenguaje común con el fin de que sea real, de lo contrario se quedara en la nube.
Para concluir me gustaría que pensaran en cómo se sentiría su abuela si ante una pregunta simple ¿Cómo se encuentra hoy? usted le contesta «Abuela, tengo repentinas contracciones ventriculares debidas a un ósculo que acaba de invadirme» cuando simplemente tiene un susto el berraco por que acaban de besarle, para cuando termine la frase, su abuela posiblemente ya está en un sala de emergencia, esperando que lo que usted tiene sea menos grave que lo de ella.
Yéssica Peña. Bibliotecóloga de la Universidad de Antioquia, gestora de servicios bibliotecarios del Parque Biblioteca José Horacio Betancur del corregimiento de San Antonio de Prado del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellin. Busco el camino hacia una pedagogía de los servicios bibliotecarios pensados desde los usuarios con dinámicas propias para ellos, según sus necesidades sociales, culturales y de información; estilos inteligentes y dinámicos para que la biblioteca evolucione a la par que ellos, viendo la formación de estos como un proceso de respeto en donde el bibliotecario también debe adaptarse para acomodarse a la necesidad del servicio y las personas a las que van dirigidos. Lectora apasionada e incansable, enamorada del mundo de las bibliotecas, los libros y las diferentes lecturas desde que tengo uso de razón.
Muy bueno el texto y muy linda la bibliotecaria, estos factores no siempre se expresan y por ende su producto es también así de raro pero verdadero, por lo cual se dice que la bibliotecaria es linda e inteligente.-
Muchas gracias por tu comentario, las cosas dependen de como se digan, pero hay que decirlas. Saludos
Estimada y extrañada amiga, siempre es grato saber su usted, conocer sus últimas experiencias, enterarse de sus conflictos mentales, de sus reproches a la pedantería, de sus propuestas revolucionarias para romper esquemas, para salir de la zona de confort y nadar contra corriente, tratando de establecer tu propio statu quo. Aplaudo esta nueva iniciativa en la que expones tu puntos de vistas sobre esa jerarquía establecida en nuestra profesión, donde algunos personajes que tienen un titulo de postgrado ya sea especialización, maestría o doctorado, se les subes la alcurnia y se les estira el cuello más que el de una jirafa. Pero esto más que cuestión de profesión, es cuestión de personalidad, pues desde años atrás y trayendo a colación varias citas de Michel de Montaing, los reprochaba de la siguiente manera:
Mais je hay par tout un sacavoir pedantesque (Mas odio sobre todo un saber pedantesco: Joachim Du Bellay, Regrets, soneto 68)
Ya vemos que es vieja esta tradición pedantesca de estos tipos de personajes, en la cual pretendían con sus comentarios un poco rebuscados opacar las ideas de los otros, sin contemplar muchas veces que los que ellos decían era totalmente erróneo. Así mi querida amiga, en el ámbito bibliotecario uno encuentra más preocupante todavía que algunos que cuentan con maestría se llenan de teoría y se olvidan ejercer el sentido practico, creyendo que desde una silla y al frente del computador las actividades culturales y funciones de contacto con los usuarios no son tareas dignas de ellos, así también cito la siguiente frase:
Odi Homines ignava opera, philosopha sententia (odio a esos hombres filósofos de palabra y cobardes de obra: Pacuvio, frag. 384 trag., cit por Aulo Gelio N. A 13, 8;4)
Por todo lo que se necesita señores bibliotecólogo de especialización, maestría y doctorado con ínfulas de super doctores, es que entre más sepan también más apliquen y más personas sean.
Por último mi querida amiga, espero que vos también en el camino que vas a convertirte en una super doctora, no cambies tu bella personalidad y sigas con ese sentido práctico que siempre te caracteriza
Feliz tarde Amiga
Hola Gabriel, gracias por tus comentarios, el mundo tiene muchas formas de mirarse y esta es una de ellas, es importante cuestionarse sobre como suceden las cosas y como la responsabilidad social y humana hace parte de la cotidianidad de la humanidad, o solo es una de esas normas que existen en los imaginarios de la gente pero que no habitan la realidad.
Un abrazo.
Muy interesante reflexión, sin embargo tengo algunas apreciaciones quizá de una descuidada lectura, pero quisiera compartirlas:
Me quedó un poco la sensación de que para ti el problema es nominal, de cómo se nombra, si bien el lenguaje expresa una realidad, no solamente desde el lenguaje rimbombante se puede excluir, hay prácticas igualmente elitistas frente al conocimiento dentro de la biblioteca, incluso silencios. Pienso que es algo más profundo que no hablar enredado, se trata de cuál es el proyecto de sociedad que impulsan las bibliotecas públicas y para quién están hechas, eso determina la cultura que se reproduce, o no, dentro de la misma.
Frente a lo que se resalta como una especie de folklore en el escrito, como algo muy de nuestras gentes, respecto a los gustos de lo mal llamado «cultura popular», que de popular tiene muy poco. Habría que preguntar; es una cosa muy nuestra, muy propia, tanto así como para resaltarlo; o más bien obedece a las modas que impone la industria cultural, igual o más elitista que quienes usan un lenguaje enredado, pues dichas modas no se preocupan en absoluto por transformar el estado actual de las cosas, más bien busca perpetuarlas. El ejemplo que pones del bibliotecario Yisrael Quic se distancia mucho de lo que planteas en tanto él no se pliega a las modas culturales, integra saberes propios de su comunidad a un entorno digital, que en el contexto histórico de silencio resulta profundamente transformador de su realidad. Ahora otra pregunta que surge, es: ¿Cuál es nuestra identidad? ¿Qué nos hace nación? ¿Somos una nación o aun está por construirse?
Gracias por compartir tu escrito.
Hola Camilo,
Que bueno que te animas a contar tus apreciaciones, creo que es la idea de espacios como este, hay muchas de las cosas que dices que comparto, sin embargo considero que para escribir es necesario tomar una posición frente algo en especial y mas si se trata de un post, el cual debe cumplir con no ser muy extenso, por tal razón me fué necesario hacerlo así y creo que en general la idea no es solo desde lo que se dice o debe decir o no, mas bien es una apreciación frente a la actitud que se puede tener en algunos casos para ser claros frente a aquellos que no poseen la misma posibilidad de entender el lenguaje técnico de un área específica.
Por otro lado creo que para ser parte de un algo complejo es necesario saber ser simple o sencillo, de lo contrario y en el caso de las ciencias de la información, se corta con algunos de los principio básicos de ella, el de la divulgación y el acceso, por esa razón, no me atrevería a dar una definición propia de cultura popular, clásica o adecuada, pues considero que de alguna manera «todos» rayamos de alguna manera en las modas y los estilos sociales de una época o una población, ya que a mi modo de ver, la exclusividad es un invento de los que siendo iguales buscan maneras de diferenciarse de otros y terminan siendo idénticos a otros, por lo tanto creo que es harina de otro costal, pues el escrito no tiene un enfoque político o terminológico en si, ya que es un muy breve espacio para ello y el lugar equivocado, aunque siempre es bueno ver que un escrito tan corto, de para encontrar tantas cosas y se le pueda identificar tantos asunto.
Un abrazo.
Este post me hizo recordar algo: Cuidad gente bonita….
¡Saludos!