Democracia, transparencia y biblioteca

Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia

Simón Bolívar, discurso ante el Congreso de Angostura del 15 de febrero de 1819.

«Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan parlamento«.

Nelson Mandela, discurso ante la XIV Cumbre de Presidentes del Mercosur celebrada en Ushuaia el 24 julio de 1998.

ORTIZ - Biblioteca1Nuevamente, nos encontramos un 23 de enero. Hoy se cumplen 57 años del derrocamiento de la última dictadura conocida en mi país. Hace exactamente un año publicamos una experiencia personal acerca del vínculo entre democracia y biblioteca, acompañada de datos históricos y coincidencias maravillosas. En esta oportunidad me gustaría hacer una reflexión necesaria en la Venezuela de hoy, precisamente por ser esta fecha un momentum para pensar la democracia, recordar la democracia, buscar la democracia. A ver si la encontramos…

«El paradigma de la democracia ha muerto«, nos dice el docente e investigador de la Universidad Nacional de Colombia, Julio Armando Rodríguez Ortega. Nada más parecido a la realidad que eso, pareciera ser un sentimiento latinoamericano en casos muy particulares. Para Rodríguez (2014, p. 181), las figuras dogmáticas de la democracia como, la separación de poderes, el principio de las mayorías, la representación, la participación, la consulta, las asambleas, la soberanía, la voluntad popular, se han vuelto ilusorias. Sin embargo, la mayoría de los latinoamericanos quieren vivir en democracia como sistema de gobierno, el 79% de la región según Latinobarómetro (2013, p. 31).

Pero, ¿cuál democracia?

Recientemente, The Economist Intelligence Unit preparó para la BBC un Informe que mide la democracia en el mundo, un estudio que cuantifica con un índice del 0 al 10 el nivel de la democracia liberal en 167 países. América Latina no sale muy bien parada. Según este informe la cultura democrática de la región es débil y «es incapaz de progresar en la democratización«, presentando un retroceso con respecto al índice del año anterior.

El estudio hace una clasificación de cuatro categorías en la medición: países con «democracias plenas«, con «democracias imperfectas«, aquellos con modelos «híbridos» y los «regímenes autoritarios«. Solo dos países de la región aprueban como democracias plenas: Uruguay (8,17) y Costa Rica (8,03). Venezuela (5,07) aparece en el grupo de «regímenes híbridos« por irregularidades sustanciales en las elecciones, por la presión del gobierno a los partidos de oposición y serias debilidades más acentuadas que las democracias imperfectas, según el estudio.

Lo interesante del informe es que para llegar a sus conclusiones, los investigadores no solo evaluaron el clásico derecho al voto, sino que se consideran cinco indicadores más que permiten dar con el índice y clasificar a los países: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionalidad del gobierno, participación política y cultura política.

Vuelvo y pregunto, ¿cuál democracia?

Ya en diciembre de 2013 el periodista Antonio María Delgado en su artículo «Democracia y dictadura incompletas» publicado en El Nuevo Herald, de algún modo, «popularizó» una definición conocida por pocos en la región, que a su juicio encuentra en el caso venezolano el «más fiel ejemplo que tiene América Latina«. Se trata del Autoritarismo Competitivo: un modelo híbrido entre una alta dosis de tiranía pero con rostro electoral, desarrollado por los profesores estadounidenses Steven Levitsky y Lucan Way.

El autoritarismo competitivo es un tipo de régimen híbrido, que no es democracia ni es autoritarismo absoluto. Destacan Levitsky y Way (2004, pp. 161-163) que en los regímenes autoritarios competitivos las instituciones democráticas -que no son reducidas a una simple fachada- son vistas como medios principales para obtener y ejercer el poder político; donde los funcionarios violan -de forma sutil- frecuentemente las reglas de juego de la democracia para crear un campo desigual entre gobierno y oposición; en el que a pesar de darse con regularidad elecciones sin fraude, se abusa constantemente de los recursos del Estado, no ofrecen a la oposición cobertura adecuada en los medios, se persigue a los candidatos opositores y a sus seguidores y, en algunos casos, se manipula el resultado de las elecciones.

Lamentablemente, después de la caída de Pérez Jiménez en 1958 es ésta última definición la que más se acerca a la “democracia” que hoy exclaman desde Caracas.

Lo que podría llamarse en este contexto cultura democrática ha dependido del control del saber y del acceso a la educación, esto es, con la democratización de los conocimientos, pues una democracia edificada sobre la ignorancia del mayor número, solo es democracia de apariencia, una fachada que inevitablemente conduce a la decadencia del sistema político y la generalizada sobre él”. Julio Armando Rodríguez Ortega

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Dicho esto, y en ese ejercicio del pensar, recordar, buscar la democracia y asociarla a lo que realmente nos toca en lo más profundo de nuestro sentir profesional: la biblioteca; se asoma uno de los principios más importantes de la democracia moderna y que despierta [o debe despertar] el mayor interés en la ciudadanía, se trata de la transparencia.

Para Aguilar Rivera (2006, pp. 11-18), la idea de transparencia tiene que ver con el acceso ciudadano oportuno, suficiente y garantizado a información relativa al desempeño de las funciones públicas. La define como una práctica o un instrumento que utilizan las organizaciones para publicar o volver público cierto tipo de información o bien para abrir al público algunos procesos de toma de decisiones. Deja claro que transparencia y acceso a la información son conceptos diferentes, incluso ambos se distinguen de un tercer elemento que es consecuencia de éstos: la rendición de cuentas, uno de los fines de la transparencia.

Agrega nuestro autor que a pesar de ser la transparencia una recién llegada a la reflexión y práctica democrática [en esa transición del gobierno representativo a la moderna democracia liberal], es con Immanuel Kant, primero, y más tarde con Jeremy Bentham, cuando surge la primera noción de transparencia a partir de los argumentos sobre el principio de publicidad y el de acceso a la información (Aguilar, p. 14). Especial mención merece Bentham, considerado un precursor del poder de la opinión pública, es quién ofrece las mejores luces sobre la relación entre democracia y transparencia. El trabajo de Aguilar es importante en tanto que aborda los usos de la transparencia en las democracias realmente existentes: la evaluación de los gobernantes, la rendición de cuentas, el control del poder público, el fortalecimiento de la autoridad política, y la detección y corrección de errores.

En Venezuela, la Constitución de la República Bolivariana (CRBV) de 1999 consagra a la transparencia como un principio del Estado democrático y social en varios sentidos: en el acceso a los órganos de la administración de justicia (art. 26), como un derecho de los electores a la rendición de cuentas (art. 66), entre los principios de la administración pública (art. 141), también entre las funciones y principios del poder electoral y en los procesos electorales (arts. 293-294), y por último, como un principio de la gestión fiscal y presupuestaria (art. 311). Seis artículos del texto fundamental en definitiva le dan rango constitucional a la transparencia.

Particularmente, el artículo 141 referido a la función de la Administración Pública es de resaltar. En la exposición de motivos constitucional se establece que el ejercicio de la administración pública debe estar sujeto al servicio público o interés general, por ende al servicio de la ciudadanía sin ningún tipo de distinciones, de privilegios o discriminaciones. La corrupción, la ineficacia y la ineficiencia en la función del Estado son algunas de las razones principales por las que el constituyente precisó una serie de principios que deben fundamentar a la Administración Pública, entre ellos, la transparencia. Además, este artículo reitera el principio de legalidad de la actividad administrativa.

Curiosamente, a este artículo le siguen los dedicados a los institutos autónomos (art. 142) y al derecho de información de los ciudadanos en su relación con la Administración Pública (art. 143), que guardan una estrecha relación con el objeto estudio que siempre nos ocupa, el de la Biblioteca Nacional de Venezuela [órgano rector de las bibliotecas públicas venezolanas], que legalmente es un instituto autónomo y al que últimamente se nos complica sobremanera acceder a su información oficial. En fin, nuestro artículo 141 de la CRBV, reza así:

La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho”.

Lamentablemente, lo plasmado en el texto constitucional, en la mayoría de los casos y en la actualidad es, como señalan no pocos abogados, profesores y estudiantes de derecho venezolanos: «letra muerta«. Por ahora…

Cuando los ciudadanos no tienen elementos para evaluar el desempeño de sus representantes, la democracia hace agua”. José Antonio Aguilar Rivera

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Ahora bien, una vez hecha una relación más acorde con la realidad entre democracia y transparencia nos toca llegar al meollo del asunto: ¿Siendo la Biblioteca Nacional de Venezuela, efectivamente, una institución que forma parte de la Administración Pública [instituto autónomo] en su conjunto, está en la capacidad de cumplirle a los ciudadanos-usuarios el acceso a la información de forma transparente, veraz y oportuna, que les permita a éstos a su vez exigir a los funcionarios responsables la respectiva rendición de cuentas para finalmente evaluar la gestión pública de nuestras bibliotecas?

Pues, una vez más, la respuesta es no.

Ya deben ser harto conocidas mis incesantes reflexiones críticas sobre el caso bibliotecario venezolano. Pero, específicamente, desde la primera vez que analizamos críticamente la situación de la Biblioteca Nacional de Venezuela dejamos constancia de las dificultades constantes para acceder a la información estadística, datos y cifras de las bibliotecas públicas, por ejemplo.

Aún hoy esto es un obstáculo gigantesco en el camino. ¿De qué forma podemos evaluar la gestión cultural de las bibliotecas en Venezuela, si no contamos con la suficiente información oficial, ni siquiera a través del sitio web institucional? Y voy más allá, la poca información que existía del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (denominado “Bibliotecas Públicas en cifras”, y que únicamente mostraba información del período 1999-2005) fue desplazada de la página web oficial. Por suerte, aún conservamos la dirección electrónica y a pesar de no contar con el enlace desde el sitio web oficial aún podemos acceder directamente desde la URL.

Nuevamente, recurrimos a los “Amigos Invisibles”: ¡Esto es lo que hay!

Así las cosas, la transparencia es inexistente cuando de información bibliotecaria oficial se trata. Nos encontramos una pared negra de tonos rojos intermitentes que aumenta la opacidad y el oscurantismo institucional. En el peor de los casos, se suele ubicar la información oficial en las Memorias y Cuentas del órgano administrativo respectivo, cuando se publican. Todo esto, sin mencionar que la ONG alemana Transparencia Internacional (TI) en su Informe de 2013 asegura que Venezuela es el país con mayor percepción de corrupción de Latinoamérica.

 

Verbigracia, algunas experiencias en la región propone más luces y menos sombras para el futuro:

• En Colombia, el sitio web “Bibliotecas Vivas” de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, además de brindar información acerca de sus planes y políticas, proyectos y programas, ofrece un acceso directo al sitio gubernamental “Urna de Cristal”, una plataforma para la participación ciudadana y la transparencia.
• En México, la web de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, permite el acceso a información de algunos programas institucionales y de la Comisión Nacional de Cultura (CONACULTA), y específicamente, tiene un acceso directo junto a los sitios de interés y sitios relacionados a una columna denominada: Transparencia, que lleva directamente al Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), Portal de Obligaciones de Transparencia, y al Sistema INFOMEX del gobierno federal, organismo autónomo de transparencia y privacidad.
• En Chile, el sitio del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, destaca algunos planes y programas, y además, de dar acceso al Sistema Integral de Atención Ciudadana, ofrece un acceso directo a un Sistema de Solicitud de Información específico de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), auspiciado por la Ley de Transparencia.
• En Argentina, en la ventana de Acciones del sitio web de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), aparecen un conjunto de actividades que buscan “fortalecer y ampliar la participación de las bibliotecas populares en la agenda democrática y el vínculo con las comunidades”, ellas son: Capacitación, Subsidios, Asistencia técnica, Promoción de la lectura, Promoción de derechos, Inclusión Digital. Quizás, el más importante de estos componentes por aproximarse a la idea de transparencia, es el de Asistencia técnica, ya que “brinda asesoramiento y recursos para el desarrollo de proyectos, la administración y la mejora de los servicios bibliotecológicos”. En particular, resalta el “Banco de Experiencias de Bibliotecas”.

Otras alternativas a considerar siempre, son las publicaciones oficiales en el plano internacional de las bibliotecas y la bibliotecología. Tal es el caso de los documentos emitidos por la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA), que en el tema que hoy nos convoca se pueden destacar tres de ellos:

1. El Manifiesto por las Estadísticas IFLA/UNESCO (2010), que entre otras cosas, establece que: “Las estadísticas bibliotecarias son necesarias para una gestión eficaz de las bibliotecas, pero aún lo son más para promocionar los servicios de la biblioteca entre los diferentes tipos de actores: los políticos y los financiadores, los administradores de las bibliotecas y el personal, los usuarios potenciales y los reales, los medios de comunicación y el público en general. Las estadísticas que están dirigidas a los responsables de las políticas, gestores y financiadores, son esenciales para decidir sobre niveles de servicio y planificación estratégica para el futuro

2. Las Directrices para bibliotecas gubernamentales IFLA (2011), que incluye a las Bibliotecas Nacionales, en sus Principios Generales de Gestión, sugiere algunas tareas básicas como por ejemplo: la Planificación, la Redacción de informes y la Evaluación. En cuanto a los Informes, recomienda: “Las estadísticas deben realizarse con regularidad (ya sea una vez a la semana o una vez al mes, y luego reunirlas en un informe anual) para medir el desempeño del servicio frente a los indicadores clave seleccionados y en relación con las metas del departamento. Si la biblioteca está implementando cambios para mejorar los servicios en un área en particular, habrá que seleccionar un buen indicador para demostrar el grado de concreción de las metas”. Además, plantea algunos Desafíos para los países en desarrollo: “La planificación periódica, la recopilación de datos y la redacción de informes pueden parecer fuera de su alcance. Sin embargo, incluso las bibliotecas unipersonales deberían considerar las ventajas de llevar a cabo estas actividades, para así aprovechar las oportunidades que se puedan presentar y defender el servicio frente a amenazas tales como propuestas de recorte del personal, del presupuesto y de los servicios”.

3. Declaración de Lyon sobre el acceso a la información y el desarrollo, IFLA (2014), en la que se hace un llamado a los Estados Miembros de las Naciones Unidas para “establecer un compromiso internacional que emplee la agenda de desarrollo posterior al 2015 con el fin de garantizar que todos tengan acceso, comprendan, utilicen y compartan la información necesaria para promover el desarrollo sostenible y las sociedades democráticas”. Los firmantes reunidos en esa ciudad francesa para la Asamblea y Conferencia General de la IFLA, en agosto de 2014, inscribieron en los principios de la declaración al derecho a la información como un agente de transformación social, entre otras cosas, para: “Garantizar la rendición de cuentas, la transparencia, la buena gobernanza, la participación y su fortalecimiento”.

El punto 3 de la Declaración, establece: “El creciente acceso a la información y al conocimiento, respaldado por la alfabetización universal, es un pilar fundamental del desarrollo sostenible. Una mayor disponibilidad de información y datos de calidad, así como la participación de las comunidades en el proceso de creación, originarán una asignación de recursos plena y más transparente”.

A estas manifestaciones de expresión universal del sector de bibliotecas nos aferramos, como una forma de visualizar el futuro y aspirar a la reconstrucción de la democracia, la transparencia y la biblioteca venezolanas.

El panorama de la biblioteca en Venezuela es muy complejo. Con una democracia en decadencia y en las líneas del Autoritarismo Competitivo es complicado hablar de transparencia, aún menos dentro del sector bibliotecario tan imbuido por el componente ideológico de un régimen híbrido que en palabras de Larry Diamond se acerca cada vez más a la ambigüedad, una especie de limbo teórico entre la democracia electoral y el autoritarismo competitivo. Así estamos…

@rennygranda

Fotografías: Ricardo Ortíz.

 

REFERENCIAS:

AGUILAR R., J. (2006): Transparencia y democracia: claves para un concierto. Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI). México, D.F. Cuadernos de transparencia N° 10, 46 p. [En línea] Disponible en: http://www.lapaz.gob.mx/transparencia/pdfs/10.pdf

LATINOBARÓMETRO (2013): Informe 2013. Corporación Latinobarómetro. Santiago de Chile. Banco de datos y Documentos. [En línea] Disponible en: http://www.latinobarometro.org/latContents.jsp

LEVITSKY, S. y WAY, L. (2004): Elecciones sin democracia: El surgimiento del autoritarismo competitivo. Universidad de Antioquia, Instituto de Estudios Políticos. Medellín, Colombia. Revista de Estudios Políticos, N° 24, enero-junio 2004, pp. 159-176. Traducción: Darío López López. [En línea] Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/colombia/iep/24/8%20autoritarismo%20competitivo.pdf

RODRÍGUEZ O., J. (2014): El paradigma de la democracia ha muerto. Universidad CES. Medellín, Colombia. Revista CES Derecho, Vol. 5, N° 2, julio-diciembre 2014, pp. 181-196. [En línea] Disponible en: http://revistas.ces.edu.co/index.php/derecho/article/view/3136/2216

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