Las bibliotecas y bibliotecarios en la educación 2.0 tienen el urgente desafío de imaginar y rediseñar sus roles tradicionales y desfasados con respecto al paradigma del «libro impreso». La biblioteca escolar contenía un suplemento en materiales impresos y en diversos soportes de la currícula de la educación formal basada en la lógica lineal propia del siglo XIX y XX. Y el bibliotecario trabajaba (?) con respecto al procesamiento de ese material para ponerlo a disposición al usuario.
Hoy en día, siglo XXI, es el propio usuario quien tiene en la palma de la mano a través de un dispositivo móvil acceso a infinitas fuentes de información y conocimiento mucho mayores con respecto a cinco años atrás, en un mundo digital, en red, muy dinámico, caótico, muy alejado de la época de la biblioteca «física» y sin la necesidad de contar con un bibliotecario «tradicional» que organice los contenidos digitales. Estas formatos «clásicos» de la biblioteca siguen reproduciéndose acríticamente en el ecosistema escolar y educativo, desde el nivel primario al universitario. Muy a contramano de lo que hacen los mismos usuarios para acceder a la información y construir conocimiento.
En América Latina todavía seguimos experimentando y lamentando las grandes brechas digitales e informacionales de enormes capas de población que se reproducen en los sistemas escolares y los sistemas bibliotecarios de instituciones con un rol pasivo, salvo en algunos casos puntuales en algunos países. Ya no es solo «abrir» la información y el conocimiento en la red, con eso solo no basta sino se forma a los individuos y los grupos sociales en la participación ciudadana y en la utilización informacional, crítica y responsable para construir un mundo mejor para todos.
No acuerdo en parte con Manuel Area Moreira que reinvindica que la biblioteca escolar a medio plazo como uno de los «pocos espacios sociales donde los niños encuentren libros en papel». Ese es el lugar que nadie por ahora discute pero esa idea es una de las razones de lo que lamentablemente hace que se siga anclando la evolución de la biblioteca de instituciones educativas en el espacio digital. La biblioteca no tendría que tener en cuenta solo la cuestión del soporte, sino hoy en día el contenido, y hoy el contenido es en gran parte digital. Queramos o no. Y «libros de papel» seguirán, pero la defensa a ultranza de un dispositivo de lectura por sobre otros no ayuda porque es el paradigma por el cual se formaron gran parte de los bibliotecarios, y más todavía los docentes. Y los alumnos de esta era necesitan más habilidades para acceder a la diversidad de información de los diversos dispositivos. Cuestión que las bibliotecas podrían trabajar.
«Las bibliotecas escolares no serán solo un recuerdo del esplendor pasado del libro, sino que debieran ser el contrapunto necesario para desarrollar experiencias culturales paralelas a las que se obtienen en el ciberespacio», continúa. En esta frase si estoy de acuerdo aunque me animo a proponer que sea el «ciberespacio» donde la biblioteca se potencie y donde se potencie el conocimiento. Lo anterior la biblioteca lo hacía bastante bien. Para mí no existen mundos paralelos entre los virtual y presencial: cuando hablamos de una biblioteca orientada a los procesos conectivos hablamos de una biblioteca total, sin una línea que separe, sino que se inserte en los ecosistemas de aprendizaje sin importar la falsa división entre «real» y «virtual». Por el contrario, desde estos escritos promuevo una profundización de la inmersión de los bibliotecarios en la cultura digital en construcción de vínculos digitales con los usuarios y la diversidad de soportes y contenidos que hoy más que nunca circulan por la red para la construcción de conocimiento.
Veo que se dice y se hace poco con respecto al aprendizaje digital y la participación de las bibliotecas. Cuando se introduce lo digital en el mundo de las bibliotecas se hace de manera muy tímida y en el enfoque de la formación, pegada a la enseñanza y al aprendizaje formal, tradicional, transmisivo, basado en estrategias y en secuencias formales de manejo de la información digital, que nada tiene que ver con las teorías del constructivismo pedagógico que permiten un manejo activo y crítico de las tecnologías de la web social para una mejor sociedad.
Siguiendo a Jenkins, se necesita de profesionales de la información en los ámbitos educativos como promotores y activos participantes de la cultura de la participación. Son las tecnologías sociales las que dan la posibilidad a los usuarios de dejar de ser solamente lectores y convertirse en productores partícipes de estos espacios. La biblioteca en la educación 2.0 propone un modelo en el cual un alumno y profesor como usuarios formados permanentemente en habilidades digitales e informacionales para aprovechar los espacios digitales y como dije anteriormente, para tratar de disminuir la brecha digital imperante en América Latina. Obviamente que no es responsabilidad de la biblioteca cambiar este panorama, pero tienen la oportunidad de desarrollar un rol líder en la cultura contemporánea, ya que la información y los usuarios se manejan cada vez más en estos espacios.
La biblioteca y el bibliotecario 2.0 no solamente necesitan, sino que tienen como matriz existencial a la cultura digital, especialmente para ampliar su espacio de influencia educativa en todos los ámbitos
. Sino es así corre el riesgo de seguir continuando la biblioteca de estantes de siglos atrás, como las muchas que se multiplican por ahí. Hoy se necesita de muchísima más responsabilidad y trabajo por crear una biblioteca digital 2.0 donde el aprendizaje permanente sea uno de los paradigmas más importantes en la educación de este siglo. Es hora de darle el tiempo de la creatividad para que se adueñe de la biblioteca y los bibliotecarios para fortalecer el entramado, donde tanto docentes como alumnos sean autores en la construcción y la expansión del conocimiento fuera de los «muros» de la clase.
La biblioteca en la educación 2.0 ya no solamente es un lugar en un espacio determinado sino que tiene como desafío elaborar estrategias para construirse de forma ubicua y dinámica, en movilidad, y llegar a los usuarios en diferentes dispositivos móviles. Enlazando recursos en los espacios de redes sociales y en todo momento del acto educativo. Un desafío enorme, necesario y que exige más voces y acciones para seguir reconstruyendo la necesidad de la biblioteca en la cultura digital ante las nuevas generaciones.
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Este post es la continuación de una serie de reflexiones y propuestas sobre las bibliotecas y el bibliotecario ante la educación 2.0 que comencé en mi blog personal Tecnoeducando y también por aquí en Infotecarios. Les dejo el listado de post para los que quieran profundizar en mis ideas:
- Actividades educativas del bibliotecario 2.0
- Metáforas del bibliotecario en la educación 2.0 como disc-jockey, content curator y community manager
- Replanteo del bibliotecario tradicional ante la educación 2.0
- Interrogantes sobre la lejanía de la biblioteca de instituciones educativas de la educación 2.0
- La biblioteca como generadora de espacios de aprendizaje digital
- Construcción de la biblioteca como entorno digital de aprendizaje: espacios ubicuos, conectivos e interactivos
- La distorsión de la biblioteca tradicional de instituciones educativas ante la educación 2.0
Muy interesante. En esta era digital, en donde todo esta acompañado del 2.0, Web 2.0, Biblioteca 2.0, Escuela 2.0, sobre todo Usuario 2.0, nos lleva siempre al desafió, en cuanto al rol que debemos ofrecer en la biblioteca y sobre todo en la biblioteca escolar. Deberemos dar a conocer a cerca de los grandes cambios que esta era nos acerca, se tendrá que educar a la escuela tradicional con el fascinante mundo que abre la Internet, tanto alumnos y profesores tenemos que asumir con responsabilidad el desafió de educar digitalmente a las nuevas generaciones. Tanto alumnos, profesores y bibliotecarios seremos creativos y así podremos lograr fortalecer la enseñanza, el trabajo colaborativo y la creación del conocimiento social… gracias por tu aporte.