Internet: ¿aliada o enemiga de la educación?

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Existe un cierto desacuerdo entre los profesores respecto al uso  que los estudiantes hacen de la Internet, no sólo en su desempeño como alumnos, sino en su vida cotidiana. ¿Quién no ha escuchado la queja, más o menos común, que tienen los docentes con respecto al uso de los dispositivos móviles en el aula de clase? Frases como: ¡prohibido el uso del teléfono en mi clase!, ¡a ver, dejen de estar chateando!, ¡les voy a retener sus aparatos!, y otras semejantes, son muy frecuentes en las aulas.

¿Hasta dónde es un estorbo real el uso de los teléfonos inteligentes y tabletas en el aula de clases? ¿En verdad constituyen una competencia entre éstos y los profesores por la atención de los estudiantes? Es un hecho que no se puede negar el que los niños y los jóvenes actuales consideren a estos gadgets como parte integral de su rutina diaria, y que recurren constantemente al acceso a Internet para resolver varias de sus necesidades (comunicación, acceso a la información, entretenimiento, etc.). Es casi imposible para un profesor “competir” contra estas necesidades acuciantes de las nuevas generaciones. Definitivamente no debe ser una cuestión de “medir fuerzas” contra el “enemigo tecnológico”, sino de entender de qué manera se puede encontrar en las nuevas tecnologías a un aliado eficaz.

Hace algunos años, en el marco de una de las conferencias anuales de Educause, en el Estado de California, un profesor de biología compartió su experiencia con el uso de las redes sociales y concretamente de Facebook como un apoyo para sus clases; de manera regular utilizaba el gusto de sus alumnos por el uso de dicha red social para captar la atención y redirigirla a los objetivos de la clase. Así, por ejemplo, en una ocasión experimentó con la visita a un jardín botánico, en la cual sus alumnos debían fotografiar ciertas plantas medicinales para posteriormente subirlas al grupo de Facebook de la clase y  así relacionar las fotografías con las  características y bondades de cada una de ellas.

Es una realidad el hecho de que existe una dependencia entre los jóvenes actuales y las tecnologías, pero también es verdad que los educadores deben hacer su “tarea” para dirigir ésta “dependencia” y convertirla en una vivencia educativa. El profesor actual no puede “cerrar los ojos” y vivir en una negación en relación con la influencia de las nuevas tecnologías en los estudiantes, al contrario, debe encontrar el equilibrio adecuado de las mismas en el proceso educativo, y así lograr un uso adecuado de las mismas por parte de sus alumnos. Hace ya 16 años que se estrenó Matrix, cinta cinematográfica de ciencia ficción que presentaba como trama central el dominio de las máquinas sobre el ser humano. En una de sus escenas más emblemáticas se presenta la disyuntiva que Neo, el protagonista, debe resolver: enfrentarse y luchar contra el dominio de la Matrix (píldora roja), o bien, permanecer en el engaño de las máquinas y vivir como si nada estuviera sucediendo (píldora azul). Algo similar debe enfrentar el profesor actual, buscar en la Internet una aliada o bien tratarla como una amenaza.

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Ya lo afirmaba Richard de Gennaro, ex director de la Biblioteca Pública de Nueva York, “hace cien años, si se quería ser una persona avanzada, había que levantar una industria costosa. El futuro,  en cambio,  es la información, y la esencia del desarrollo está dado por el poder del cerebro”. Es innegable el hecho de que para acceder a la información más reciente y actualizada, la mejor herramienta actual en la red de redes, la Internet; pero también es cierto que puede llegar a ser un verdadero laberinto, en el cual se pueden perder los usuarios con menos experiencia en la búsqueda de información académica; de ahí surge la oportunidad que tienen los profesores para formar a los estudiantes en el uso correcto de la Internet como una fuente de información valiosa. Pero ¿cómo lograr éste cometido?

Como resultado de un trabajo colaborativo, algunos alumnos de la maestría en Ciencias de la Información y Gestión del Conocimiento del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (México), elaboraron un trabajo grupal en el cual presentaron los principales aspectos para evaluar una fuente académica obtenida de la Internet; ellos listaron una serie de consideraciones que puedes ser resumidas en los siguientes puntos:

  1. Calidad, profundidad, y utilidad del contenido.
  2. Referencias listas y funcionales.
  3. Unicidad en el contenido.
  4. Modernidad del contenido.
  5. Autoridad del productor.
  6. Facilidad de empleo.
  7. Servicio al cliente (contacto responsivo).
  8. Eficacia.
  9. Y el uso apropiado de la web como medio de difusión.

Los aspectos mencionados anteriormente deben auxiliar bastante en el ánimo de los usuarios de la Internet al momento de elegir entre un amplio abanico de posibilidades en los resultados de las búsquedas de información académica valiosa. En éste sentido, los profesores no sólo tienen la obligación de formar a sus estudiantes para tal efecto, sino que también deben fomentar en ellos mismos una continua formación en el campo de las nuevas tecnologías, que les permitan estar actualizados en su desempeño como profesores y también, ser usuarios experimentados en su campo de experiencia profesional.

Especial interés juega la alfabetización informacional en el desarrollo de las habilidades informativas necesarias para que, tanto profesores como estudiantes, cuenten con las herramientas adecuadas para lograr un buen proceso formativo de ambas partes;  no solamente en el campo de la educación formal, sino también lograr algo que es sumamente importante en nuestra sociedad actual (sociedad del conocimiento), que es la “autosuficiencia informativa”.

Dicha autosuficiencia busca principalmente que los seres humanos que viven actualmente inmersos en un mar de información, cuenten con las competencias necesarias para elegir en todo momento aquello que les es útil y necesario, pero que además sea lo adecuado para poder tomar mejores decisiones en todos los aspectos de su vida. Cabe aquí recordar el objetivo de los cuatro pilares de la educación propuestos por Jaques Delors para la UNESCO: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.

El acceso a la información y al conocimiento, juegan un papel preponderante el proceso de enseñanza-aprendizaje de los ciudadanos que actualmente viven inmersos en un mundo con acceso ilimitado a los datos, bombardeados a cada momento por los medios de comunicación y las redes sociales con que conviven de una manera permanente y constante.

El poseer las competencias informacionales suficientes, permite que los ciudadanos actuales cuenten con lo necesario para acceder a información valiosa y adecuada para cada circunstancia de su vida en el seno de la mencionada sociedad del conocimiento. Al hablar de competencias, una de las definiciones más claras y completas es la proporcionada por el American College of Occupational and Environmental Medicine, que dice que una competencia es: “la posesión de calificaciones intelectuales, físicas y conductuales suficientes (conocimientos, habilidades y actitudes) para realizar una tarea o desempeñar un papel de manera adecuada para lograr un resultado deseado”. 

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Como se puede deducir de todo lo anterior, el papel del profesor en la formación de esa autosuficiencia en materia informativa, es algo más complejo que sólo proporcionar una serie de sitios y fuentes más o menos valiosas a los alumnos que pasan por sus aulas, sino que, de manera especial, debe apoyar la formación de un criterio adecuado, para que puedan estar en condiciones de ser unos estudiantes alfabetizados informacionalmente hablando, y por tanto unos potenciales investigadores en el campo profesional que cada uno de ellos elija.

Fuentes consultadas:

Angulo, Noel (2003) Normas de competencia en información. BID Textos Universitarios. Recuperado de: http://bid.ub.edu/11angul2.htm#1

Delors, Jacques (1994). «Los cuatro pilares de la educación», en La Educación encierra un tesoro. México: El Correo de la UNESCO. Recuperado de: http://www.uv.mx/dgdaie/files/2012/11/CPP-DC-Delors-Los-cuatro-pilares.pdf

Gómez, Rocío (1998) “La enseñanza de las habilidades informativas”. Revista Electrónica de Difusión Académica. Universidad Autónoma de Guadalajara. Recuperado de: http://genesis.uag.mx/posgrado/revistaelect/educa/edu001.htm

Preciado, Marcelo – Ochoa, Julián (2007) Validez de las fuentes consultadas en Internet. Slideshare. Recuperado de: http://es.slideshare.net/julius8a/validacion 

Sosa, Antonio (2015) «Internet y educación». Youtube. Recuperado de:  https://www.youtube.com/watch?v=CSqcJhw5-mg

 

 

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