La Biblioteca pública en México ha tratado constantemente de luchar en contra de todas las adversidades con las que se han topado en el camino, los espacios, el acervo, el mantenimiento, la capacitación y desarrollo de su personal, los presupuestos, la falta de interés, etc, etc, etc. Sin embargo han sobrevivido a esto y a la evolución del concepto que tradicionalmente se tenía acerca de las funciones y objetivos de estos recintos, el personal bibliotecario de las llamadas “públicas” (aunque siendo realistas todas las bibliotecas deberían ser de acceso abierto a todo público, sin restricción) ha tenido en la mayor de los casos que aprender de manera empírica lo que a diferencia de los bibliotecarios universitarios o privados tienen la fortuna de ser capacitados y lograr desarrollar un perfil adecuado. Después de esta breve introducción al contexto de lo que son y han sido las bibliotecas públicas en México, el reto se ha invertido, hoy en día las bibliotecas universitarias no van a cumplir su cometido sin la participación de las bibliotecas públicas en el desarrollo de la comunidad, pero sobre todo sin la adecuada formación de usuarios.
Me explico, para todos aquellos que hemos crecido con la formación de visitar la biblioteca por no haber contado con los recursos electrónicos que hoy se tienen, desarrollamos una metodología de investigación que fue inculcada por los bibliotecarios de nuestra época y por la necesidad de buscar en el libro impreso la información que en su momento requeríamos, realizando todo un proceso de análisis, consulta y desarrollo de la investigación que hoy en día se ha perdido. Gracias a este proceso los usuarios vintage llegábamos a las aulas universitarias con la habilidad de poder realizar una documentación sustentada de nuestras tareas y del área del conocimiento en la que se fuera uno a desempeñar, haciendo más sencillo nuestro paso por la universidad y sus bibliotecas.
Hoy en día, (fui testigo durante cuatro años al frente de una Biblioteca Universitaria) la mayoría de los alumnos que llegan a la universidad no han desarrollado habilidades para la recuperación de la información en cuanto a materiales de consulta, labor que dificulta la labor de los bibliotecarios y docentes que los reciben en estas condiciones.
Ante tal situación queda manifiesto que esta generación tiene la habilidad de trabajar con los dispositivos electrónicos de manera cotidiana y con evidente facilidad se adaptan a la evolución de estos recursos, sin embargo, toda esta información que generan no siempre es la adecuada, ya que no se toman el tiempo de investigar lo que publican.
Ante esta fractura en la vinculación escuela-biblioteca, las bibliotecas públicas deben asumir el reto, además de fomentar la lectura, de realizar actividades en favor de la comunidad, de hacer talleres, manualidades, exposiciones, etc, deberán enfocarse en la supervisión y formación de usuarios, enseñar el adecuado uso de los recursos electrónicos, instruir a los usuarios de temprana edad en cómo proteger sus datos, hablar de ciber acoso, de cómo publicar en las redes sociales y de cómo sustentar una investigación mediante páginas confiables avaladas previamente por una investigación científica.
Este reto, como todos los que ha enfrentado la biblioteca pública, es un reto inmenso, el cual, de lograse efectivamente tendrá un impacto sumamente significativo en nuestros nativos digitales los cuales llegan a este mundo con habilidades desarrolladas en el tema tecnológico, simplemente hace falta encaminarlos adaptándonos a las necesidades que demandan los nuevos y valiosos usuarios de las bibliotecas. La historia nos pone como referencia y ejemplo del desarrollo de comunidades y países enteros, es momento de tomar el reto otra vez…