Cuenta la leyenda que el Maestro Alquimista, se dirigió a sus aprendices que el secreto para convertir un carbón en un diamante, se necesita disciplina y motivación para aprender, olvidar lo que hayas aprendido, iniciar de nuevo, con mucha paciencia y dedicación.
José Jesús Rafael López Salazar (2016), sustenta: “Establecer estrategias para localizar la información, distinguir entre distintas formas de cubrir la necesidad, comparar y evaluar la información, organizar, aplicar y comunicar la información”.
A tal punto que podemos aseverar, !!!OYE!!!, presta atención, ahora el mundo es otro; nadie puede ir al pasado, solo podemos dar lo mejor de nosotros mismos y, a veces lo mejor que uno puede hacer es seguir evolucionando.
Algunas aves no deben estar encerradas, tal vez en este arduo camino, hemos experimentado ser como Andy Dufresne (1994), silenciosos, precavidos, avocados en trabajar, cumplir un horario, jóvenes que deseamos comernos el mundo.
Las autoras Paredes, Pérez y Ramos (2005), argumentan: “Las universidades son creadoras de conocimiento, ellas están dadas a la tarea de facilitar el entorno y los medios adecuados para que se pueda desarrollar una correcta gestión del conocimiento que produzca resultados de utilidad”.
Por lo anteriormente expuesto, un mundo, que nos abre sus puertas desde el momento que nos graduamos, un título que en realidad nos enseñan a ser empleados y no que seamos emprendedores; esta segunda opción, no la aprendes en un salón de clase, sentado cualquier cantidad de horas en un pupitre y horas de trasnocho tratando de memorizar, autores, frases, años, paginas, bases de datos y con el sueño de aspirar una mejor calidad de vida.
Desde la perspectiva de José Antonio Frías (1995), argumenta: “La organización del conocimiento, cuya necesidad ha sido reconocida hace cientos de años y se ha hecho más acuciante a medida que se ha ido incrementando su volumen, es un paso previo para la explotación efectiva de la información con fines recreativos, educativos o comerciales”.
En colación a Frías, la sustentación de una cultura de independencia individual, del pensamiento crítico, de libertad de conciencia, de igualdad, de justicia social, de organización y de productividad, así como de un rechazo político y utópico a discursos panfletarios. Deben tener un dinamismo extremo, enarbolar cada don que ustedes poseen por encima de la reflexión, un éxtasis en forma de relámpago.
En ocasiones, los árboles no nos dejan ver el bosque, la exuberante proliferación de artefactos tecnológicos que no dejan de aparecer, de crecer y que no nos dejan ver realmente el fenómeno que estamos viviendo. Casi nos identificamos como el personaje de la novela El librero de Kabul (2002), ‘Sultan Khan’, ha tenido que hacer auténticos milagros para seguir adelante con su actividad.
Una actividad que se ha de sustentar y evaluar, según la opinión de Pedro Pereira (2013): “La evaluación se fue convirtiendo en un procedimiento cada vez más utilizado como ayuda para hacer la selección necesaria ante la creciente producción del mundo científico y la consecuente escasez de recursos financieros”.
De acuerdo al criterio de Pereira, ¿que debemos buscar?, ¿en que nos debemos apoyar? ¿se nos permitirá estimular la colaboración entre nuestros pares? ¿Acaso tendremos una mayor visibilidad para identificar capacidades y talentos ocultos?.
Tomamos esta profesión como la encontramos, según los pasos de los primeros pioneros en dedicarse a documentar y transmitir el conocimiento, a cada uno de ustedes les han otorgado una hoja en blanco, para escribir sus propias reglas y vivencias.
Seguramente, debemos volver a donde todo tiene sentido, algunos dirán que somos servidores de información, referencistas o que estamos institucionalizados esperando nuestra jubilación y luego de pasar ese capítulo ¿Qué somos? ¿Qué haremos? ¿Conformaremos una empresa? ¿Viajaremos? ¿Iniciaremos nuestro andar en la escritura?; aún no está escrito, pero algo es muy cierto, si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te protege y te consuela, lo cual puede ser cualquier cosa como tu casa o viejos rencores y, embarcarte en un viaje en búsqueda de conocimientos, en las letras mágicas contenidas en cada libro, audiovisual, pinceladas, esculturas, es un arte, es conocimiento.
A su véz, Enrique Navas Benito (2012), afirma: “Cuando a la biblioteca llega una persona por primera vez y se acerca al mostrador de información (orientación) y préstamo, en muchas ocasiones necesita una primera información general, una panorámica global de los servicios que ofrece la biblioteca: sus estancias, horarios, colección, etc. En ese momento vamos a ser la cara visible de la biblioteca y de nosotros va a depender la primera impresión (además de la visual del usuario/a) que se lleve el nuevo visitante”.
En total concordancia con Navas Benito, es una realidad inexpugnable que se traduce en confianza; se vive tanto como seamos empáticos y se intercambian conocimientos, en la medida como se vive, detrás de cada una de nuestras decisiones, de este salto al vacío, hay un halo de frescura.
Es tiempo de dejar de ser tan predecibles, de tener engranajes lógicos de una maquinaria aburrida, bajo los mismos patrones que nos han infundado. El mundo bibliotecario, necesita más emprendedores, porque los sueños se persiguen, las convicciones se sostienen y a la adversidad se enfrenta.
Ya sea hacia lo interior o lo exterior de ti y tu medio ambiente, si estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje enigmático, austral, que te ilumine, y cada letra que develas al pasar cada página de tu bitácora personal.
Aceptando a Dios, como nuestro maestro ante todo lo que te encuentres en el camino, entonces la verdad no te será negada.
Fernando Antonio Salas Granado
Bibliografía.
Frías, J. A. (2002). La descripción bibliográfica y sus puntos de acceso en el catálogo de la biblioteca: evolución histórica y problemática actual. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
López Salzar, J. J. R. (2016). Competencias informacionales de los estudiantes de la Escuela de Bibliotecología de la Universidad Central de Venezuela.- FACES-UCV: Postgrado en Gestión de Investigación y Desarrollo.
Marvin, N. (Productor), & Darabont, F. (Dirección). (1992). The Shawshank Redemption [Película]. Estados Unidos: Columbia Pictures.
Navas Benito, E. (2012). La Inteligencia Emocional. una herramienta bibliotecaria poco glamurosa, pero tremendamente efectiva en la atención al usuario/a. Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, Año nº 27(104), 141 – 148.
Paredes, E. S.; Pérez Urbina, N. y Ramos de Francisco, C. (2005). Gestión de información para medir la producción y productividad científica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela.- LUZ: Enl@ce: Revista Venezolana de Información, Tecnología y Conocimiento. Año 2: No. 1, Enero-Abril 2005, pp. 47-63.
Pereira Gómez, P. M. (2013). Análisis del comportamiento de la producción científica de los investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela hasta el año 2012 en el Web of Science.- Cuba: Universidad de la Habana.
Seierstad, Å. (2002). El librero de Kabul. Noruega: Cappelen Damm.