En toda familia existen preferencias hacia un familiar, afectos especiales, consentidos, en fin no siempre son equitativas las formas en que se aman, tal es el caso de la familia de las artes en México donde la pintura, la música, la escultura, danza, teatro y demás ramificaciones de los géneros artísticos encuentran apoyos más significativos que la literatura, de ahí que la incansable labor de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas quien en este año celebra sus 30 años en México sea más significativa.
La Red Nacional opera actualmente a 7.363 bibliotecas públicas que se encuentran establecidas en 2.281 municipios, – 93,2 % del total existente en el país-, y proporciona servicios bibliotecarios gratuitos a más de 30 millones de usuarios anualmente.
Lamentablemente todo este esfuerzo es casi en vano, ya que los diferentes municipios y estados que administran las bibliotecas públicas no se dan a la tarea de mantenerlas en óptimas condiciones, llegando a encontrar recintos abandonados, sin luz y faltos de los principales recursos para su funcionamiento y si a esto agregamos que el programa de estudios de la Secretaría de Educación Pública (SEP) no incluye programas de fomento a la lectura en las aulas el problema incrementa.
Las bibliotecas públicas mantienen constantemente cursos y actividades a lo largo del año en las cuales participan los públicos cautivos, los mismo de siempre por qué tampoco existe un programa suficiente de difusión en los Estados que impulse estas actividades, por el contrario las bibliotecas han encontrado públicos gracias a sus módulos de servicios digitales los cuales se ven copados por jóvenes y adultos que tienen la necesidad de acceder a Internet pero no precisamente a leer.
A diferencia de México, en Estados Unidos de Norteamérica, se mantienen ambiciosos proyectos de fomento a la lectura y capacitación, congresos de talla internacional, y bibliotecas envidiablemente sistematizadas y automatizadas que permiten el óptimo desarrollo de la juventud norteamericana.
Tengo la firme convicción de que paulatinamente hagamos un mejor desarrollo del campo literario y se cuantifique lo beneficioso que puede ser el fomentar en nuestros niños el habito de la lectura, ya que el desarrollo de nuestro país requiere de generaciones más instruidas y con mejores perspectivas de vida, el tomar un libro puede ser la mejor agencia de viajes, el trampolín de la inopia a la sabiduría, la mejor manera de comprender el exterior y darte cuenta de la existencia de diversas formas de apreciar al vida.
Es plausible la labor que hace la Dirección General de Bibliotecas en el país pero debería ser un trabajo de esfuerzos unidos, un complemento de los gobernantes estatales y municipales en pro del desarrollo de sus comunidades, una inversión a corto, mediano y largo plazo, donde el beneficio aunque no sea electoral ni político sea de gran utilidad para el desarrollo de la comunidad y de los mexicanos.
Finalmente nuestro país es envidiado por sus riquezas naturales, climatológicas y culturales, pero no podemos dejar pasar la oportunidad que nos brinda esta riqueza, hagamos un propósito nuevo y apoyemos desde nuestros hogares el fomento a la lectura, guiemos a nuestros hijos, sobrinos y nietos a conocer el funcionamiento de las bibliotecas públicas. Muchos de nosotros crecimos entre ellas, y fueron nuestro único método de investigación ya que no contábamos con smartphones, ni Internet, mucho menos una computadora, en pro de ese recuerdo los invito a transmitir su enseñanza y compartir con la juventud el amor por los libros.
Aprovecho para felicitar a la Red Nacional de Bibliotecas por su lucha ininterrumpida
«No he sufrido nunca una pena que una hora de lectura no me haya quitado.»
Charles de Montesquieu
Lic. Antonio Espinosa Rivas. Miembro fundador y activo de la Fundación Rivas Mercado. Coordinador Estatal de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas en Baja California, México. Investigador acreditado por el Archivo General de la Nación.