Messi y la lentitud de las bibliotecas
Me gusta el fútbol. Y por eso admiro la habilidad del jugador argentino Leonel Messi a la hora de pasar rivales con el balón en sus piernas a una velocidad increíble. Es un placer enorme ver realizar esas jugadas en el Barcelona y ahora en su selección. El sábado mientras me deleitaba observando los goles de Messi con la selección Argentina frente a la selección de Brasil tuve una ocurrencia bibliotecológica.
Quédese tranquilo el sector femenino que no me voy a dedicar a escribir un post exclusivamente sobre el deporte del balonpié en InfoTecarios, sino que me sirve como disparador para reflexionar sobre diferentes situaciones que he vivido este último tiempo.
La velocidad de Messi es tan rápida como los cambios que estamos viviendo con las tecnologías de la información y la comunicación. Pero la mayoría de las bibliotecas, parecen lentas, muy lentas, ancladas en el ritmo cansino del libro y de lo impreso.Incluso, me suelo cruzar algunos bibliotecarios que no les preocupa estar al tanto de las nuevas maneras que tiene el usuario de relacionarse con la información.
Necesitamos cada vez más un nuevo chip en las bibliotecas y en los bibliotecarios.Para no perder el ritmo de esta cultura contemporánea que se cuece en las redes sociales. Las bibliotecas se tienen que forjar en estas culturas de la colaboración, de lo ubicuo, de la movilidad, hiperconectadas y en la diversidad de las múltiples dispositivos tecnológicos. Y dando cuenta de las hipermediaciones, los lenguajes transmedias, las teorías del caos y la complejidad. Si experimentamos la explosión de las aplicaciones móviles, ¿está la biblioteca a la velocidad de la gambeta de Messi?, ¿o seguimos defendiendo la quietud y el silencio de la biblioteca ordenada?
Tablets y futuros bibliotecarios
Quisiera compartir también con ustedes un milagro que alteró mi manera de dar clases de tecnología en el Instituto Mignone. Una alumna de primer año de bibliotecología se apareció con una tableta entre sus manos.
Que una futura bibliotecaria ya llevase este aparato me pareció una actitud de cambio y apertura hacia las nuevas tecnologías que un bibliotecario profesional debería tener. El bibliotecario como alguien que está en la novedad; que piensa en las formas que el usuario actual accede a la información y al ocio a través de diferentes dispositivos móviles.
Las tablets no tienen mouse ni teclado (algunas se pueden integrar a un teclado físico) y en general son de un tamaño mayor que un celular. La gran características es que en la actualidad todas tiene funciones táctiles.
Los bibliotecarios y profesionales de la información tenemos que entrometarnos y conocer los dispositivos que nuestros usuarios ya utilizan para acceder a la información. Las bibliotecas deben pensar en qué servicios pueden ofrecer a sus usuarios través de teléfonos inteligentes, ereader, netbooks, tables, y otros. Por lo tanto los programas tradicionales ofimáticos y los sistemas operativos “tradicionales” no alcanzan. Ahora hay que pensar en enseñar como aprovechar Android y IOS como los sistemas operativos más conocidos.
Y pensar en tablets es pensar no en el dispositivo, sino en lo que podemos hacer con ellas, en las aplicaciones que podemos hacer correr en ellas.
¿Pero quiénes son los usuarios de las tablets?. Según un reciente estudio realizado por el Pew Research Center’s Project for Excellence in Journalism en Estados Unidos los usuarios de tablets tienen un nivel adquisitivo medio y alto, son de mediana edad.
Y como dispositivo, las tablets en uno de los usos más importante es la lectura. En el blog Dos Doce Comunicación Cultural se presentaron estos resultados:
En cuanto al uso del dispositivo para la lectura, los libros aún van a la zaga de la prensa: el 21% lee libros al menos una vez por semana (17% lo hace a diario), mientras que el 48% nunca lee libros. Un dato interesante es que aquellos que usan aplicaciones de noticias son más propensos a leer libros en su tableta que los usuarios que buscan las noticia a través del navegador. El estudio también revela que aproximadamente la mitad de los que habían leído en la última semana de la encuesta algún libro en su tableta (46%) también habían leído un libro impreso.
Cuando una revista impresa ya no funciona como un Ipad
Ya he dicho en otro espacio que mis hábitos lectores se han mudado al formato digital y a mis dispositivos de lectura digitales. El desplazar el dedo en una pantalla se ha hecho carne. Y creo que la pantalla táctil transforma considerablemente la experiencia con la tecnología. No puedo dejar de olvidarme lo que ví en la sala de espera de una clínica. Ví a un niño acercarse a una pantalla con publicidad y mientras el cartel cambiaba la imagen automáticamente, el «gurí» colocó su dedo en la pantalla como si fuese táctil y no podía entender como la imagen se quedaba estática.
El siguiente video me hizo acordar a lo que viví. Aquí vemos a un bebé que ante su Ipad no logra mover en forma táctil las imágenes impresas de una revista. Los futuros lectores digitales ya no serán los mismos que los actuales.
Según los datos de párrafos anteriores podemos decir que las tablets incrementan y fomentan la lectura considerablemente. Desde mi punto de vista a los hiperlectores los hacen más y mejores lectores. Habría que ver si esto se da en contextos latinomamericanos.
Por todo esto, insisto que es necesario que los bibliotecarios aprendamos a movernos en ese mundo y el de las aplicaciones de lectura. No mañana, sino ya, y así orientar a nuestros usuarios.
Será cuestión de aprender a «llevar la pelota a gran velocidad», como Messi, de un lugar a otro. Adaptarnos a convivir en estos espacios de complejidad e incertidumbre.
Para finalizar, quiero compartir con todos ustedes y como cierre de este post, el increíble y maravilloso cuarto gol de Messi a Brasil, que me sirvió de inspiración bibliotecaria. ¿Y a vos qué te inspira?.
CONTINUARÁ…(a partir de los próximos post se viene el mundo de las aplicaciones móviles para la lectura)
Para seguir leyendo y reflexionando les comparto un post :