A partir del pasado mes de febrero se instalaron por primera vez en Montevideo, biblioplayas en la rambla y playas de la ciudad. Estas son bibliotecas ambulantes que surgen desde el Servicio de Bibliotecas y la División Promoción Cultural de la Intendencia de Montevideo, como un proyecto de extensión de las actividades de las bibliotecas públicas municipales, con la finalidad de promocionar el hábito de la lectura en las playas de la ciudad.
Desde el 7 de febrero y extendiéndose hasta el 11 de marzo, funcionan tres unidades en las playas de Malvín, Pocitos y Ramírez, disponiendo de un mínimo de 300 publicaciones de contenido variado, entre libros, revistas y otros formatos. Durante el mes de febrero, permanecieron abiertas de martes a domingo de 9 a 12 hs. y de 17 a 20 hs.; mientras que en marzo de viernes a domingo de 9 a 12 hs. y de 17 a 20 hs.
Como en cualquier biblioteca convencional, se accede al préstamo de libros de forma gratuita, presentando documento o cédula de identidad. Disponen de mesas y sillas que hacen las veces de las habituales “salas de lectura”, a las que en general concurren los niños, mientras que los adultos acostumbran más bien a llevarlos al lugar de la playa de su elección. En ellas se llevan a cabo además, talleres de ajedrez, dirigidos a todo público (tanto para principiantes como para jugadores avanzados), tres veces a la semana.
En el marco de las celebraciones y actividades llevadas a cabo con motivo de Montevideo Capital Iberoamericana de la Cultura, se difunde y promociona esta iniciativa, a través de carteles en la vía pública, publicación en la web, entre otros.
Es esta una iniciativa muy positiva a nivel del gobierno departamental, al promover el uso y acceso a los libros en un entorno poco convencional, motivando a la lectura más allá de las paredes de la biblioteca.
Es en el verano, época de vacaciones para muchos, (sobre todo para los estudiantes), que se dispone de más tiempo para dedicar a la lectura; es así que esta iniciativa pretende llegar principalmente al público más joven, acercarlos a la cultura, a la lectura y entretenerlos. Es también un servicio muy cómodo y práctico para los más adultos, quienes ya no tienen que preocuparse de llevarse su libro a la playa, y a la vez pueden educar con el ejemplo a los más chicos.
En la biblioplaya de la Playa Ramírez por ejemplo, el número de personas que durante el mes de febrero hizo uso de este servicio diariamente fueron un promedio de 12 personas. Merece referirse a la sorpresa y curiosidad que en general ha causado su instalación; habiendo quiénes se acercaban a preguntar si allí se alquilaban sombrillas, se vendía algo o incluso si los libros se alquilaban. También han realizado sugerencias y aportes en cuanto a otras posibles bibliotecas ambulantes que podrían instalarse en plazas y parques por ejemplo, y así funcionar durante todo el año.
Para finalizar el post, recomiendo un breve video que promociona y difunde esta actividad de animación a la lectura en las playas de Montevideo:
[http://www.youtube.com/watch?v=4tNk5uEw1Xg]
Como tantas otras bibliotecas ambulantes, las biblioplayas constituyen una excelente iniciativa para cambiar la imagen que aún y habitualmente las poblaciones tienen de las bibliotecas, mostrar que lectura y diversión pueden ir de la mano.
Ojalá sea este un ejemplo a tomar por bibliotecas de otras municipalidades, gobiernos locales y departamentales del país, y que estas tres biblioplayas que hoy estamos estrenando se multipliquen en otras tantas playas uruguayas.
Artículos consultados
Libros con olor a sal. (2002) Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios.
Biblioplayas. (2013)
Fotografías: Ibby Uruguay – Biblioteca Carlos Roxlo
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