Herramientas 2.0: marcadores sociales, catalogación social y gestores de referencia bibliográfica
En la actualidad las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) constituyen el acontecimiento cultural y tecnológico de mayor alcance y expansión del último siglo y lo transcurrido del presente. Nuestro país, nuestras escuelas, nuestras bibliotecas, nuestras aulas, no escapan de tal proceso de globalización de la sociedad de la información y la comunicación. Por lo cual debemos considerar que las instituciones educativas en conjunto con las bibliotecas deben hacer frente a los desafíos que les plantean estas transformaciones socioculturales.
Frente a estos desafíos actualmente el bibliotecario ha adquirido un nuevo perfil, como producto de la incorporación de estas herramientas TIC en la sociedad de la información. Perfil como el que Gómez-Hernández (2008) define a partir de la metáfora del “entrenauta”.
¿Veamos que nos dice? :
«A veces se ha representado a la biblioteca como faro, que ayuda a llegar a puerto. Pero para los usuarios, no basta con tener un faro, un punto de referencia para llegar a tierra firme. Importa más el proceso de navegación en su conjunto: para llegar a puerto además de seguir la luz del faro que nos ilumina o nos indica el camino hay que conocer el puerto al que queremos llegar, hay que saber acercarse a la costa navegando sin chocar con otros, mantener la ruta, desoír los cantos de sirena, hay que entender las señales del faro y evitar los arrecifes. Hay que saber navegar con el barco hasta él para que nos pueda ser útil. Y el mar no es algo que esté ahí, preexistiendo a nosotros, esperando a que lo surquemos. Nosotros somos también parte del mar, somos quienes alimentamos o contaminamos ese mar con nuestros contenidos y nuestro uso de él, y se trata no sólo de llegar, de la meta o el resultado, sino de disfrutar la singladura, nuestro recorrido náutico por el mar de la información.
Tenemos que ayudar a los ciudadanos, en un mundo de información desigual e incontrolable, a orientarse por sí mismos y a participar en él de una manera integrada, cooperativa, reflexiva, consciente e intencional. (…) Como ya se decía hace años utilizando otra metáfora clásica, no era cuestión sólo (aunque también) de ‘dar un pez’, sino de ‘enseñar a pescar’. Luego se convino en que había también que ‘dar la caña’. Pero ahora no somos sólo pescadores, sino que estamos nosotros mismos en el mar de la información produciendo, consumiendo o comunicando contenidos, e interactuando de diversas formas. Hay un ecosistema complejo de la información con sus propias reglas, inestabilidades y evolución. Y en este ecosistema marino, vemos al bibliotecario como compañero de singladura y práctico que ayuda a llegar al puerto».
Siguiendo con lo que nos propone este autor Gómez-Hernández, considero que como bibliotecarios debemos proponernos ser ‘entrenautas’, pues podemos formar, orientar, ‘entrenar’, en el mar de la información, estando ‘entre’ y ‘dentro’ de la comunidad de usuarios. Y ‘entre’ otros profesionales con los que compartimos muchas cosas: docentes, periodistas, publicistas, editores. Siendo uno más de los que tejen una cadena interminable de aprendizajes, apoyos, creaciones, publicaciones. Desde un enfoque cooperativo, navegando y construyendo comunidades de aprendizaje en las que vayamos siendo capaces de vivir orientados, conviviendo tanto con la incertidumbre como con el aprendizaje permanente, sabiendo encontrar sentidos.
Ademas es importante que sepamos cómo o de qué manera ayudar a nuestros usuarios en un mundo en donde la información se acrecienta cada vez más de manera incontrolable, para que puedan orientarse por sí mismos y participen en él de una manera integrada, reflexiva. Además de ser conscientes que estamos nosotros mismos en ese mar de la información produciendo, consumiendo o comunicando contenidos, e interactuando de diversas formas.
Por ello una de las principales tareas del “bibliotecario entrenauta”es precisamente la de aplicar procesos y herramientas que coayuden a administrar toda esa información, organizándola de manera tal que puedan obtener la visibilidad necesaria y que su recuperación por parte de los usuarios se realice con facilidad y calidad. Ahora bien, teniendo en cuenta los cambios producidos en la biblioteca y en el rol del bibliotecario a partir de la incorporación del modelo 1 a 1, es necesario que nos propongamos utilizar estrategias para trabajar el desarrollo de habilidades informativas a partir del uso de las TIC.
En conclusión podemos definir al bibliotecario en su tarea de alfabetizador informacional, como quien tiene la formación y las herramientas disponibles para ayudar a organizar y compartir tanto la información hallada como la producida.
Volviendo a lo importante que es que apliquemos procesos y herramientas para co-ayudar a administrar información a nuestros usuarios, necesitamos tener en claro lo siguiente:
- Cuándo y por qué se necesita información: debemos indagar cual es la necesidad de información del otro, y una vez definida saber a través de que medio o herramienta voy a buscar satisfacerla.
- Dónde encontrar la información: podemos recurrir a herramientas que hoy en día nos ofrece Internet tales como los directorios, los motores de búsqueda, los metabuscadores, los buscadores semánticos, las bibliotecas digitales, los bancos de imágenes y los repositorios digitales.
- Cómo evaluar información: saber que existen instrumentos para la evaluación de sitios y algunas herramientas que ofrece Internet para conocer la confiabilidad de un sitio. Tales como Google, Google académico y Alexa.
En Internet podemos ver que convergen tanto la información estructurada (bases de datos) como la no estructurada (texto, video, imágenes, audio) de diversos orígenes. Y mucha de esa información es consultada pero también producida por la comunidad educativa y esta producción aumenta de manera considerable con la inclusión del modelo 1 a 1 en las aulas. Motivos por los cuales, se lo define al bibliotecario en su tarea de alfabetizador informacional. Además de ser quien tiene la formación y las herramientas disponibles para ayudar a organizar y compartir tanto la información hallada como la producida.
Los bibliotecarios tenemos -por nuestra formación y competencia profesional- que involucrarnos en el uso y manejo de estas herramientas tecnológicas, construir una mirada multidisciplinaria y trabajar con profesionales de todas las áreas, asumiendo el rol de facilitadores de la información: monitoreando, seleccionando, estableciendo enlaces, difundiendo contenido, filtrando y editando información relevante y orientando a nuestros usuarios en la búsqueda, selección, evaluación y organización de fuentes de información. Para así poder contribuir de manera eficiente en la sociedad de la información en la cual estamos insertos. Ahora, para ayudar a nuestros usuarios nos preguntamos lo siguiente:
¿Cómo podemos ayudar a nuestros usuarios a organizar la información?
La incorporación y uso de las netbooks, sin duda ha incrementado la versatilidad de los procesos de organización de la información, haciéndolos más diversos, flexibles y adaptables a las necesidades de alumnos y docentes de nuestra institución. Nos ofrecen muchas facilidades para incorporar, rastrear, seleccionar y manipular información lo cual nos va a permitir seguramente diseñar propuestas que sean novedosas para la institución educativa.

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Podemos sugerirles utilizar a nuestros usuarios herramientas como:
Herramientas para el acceso: tales como los portales, los motores de búsqueda, los metadatos, las páginas de enlaces, los catálogos, las interfaces para la recuperación de información en la Web y los agentes inteligentes.
Herramientas para la sistematización/representación de contenidos: las bases de datos, los tesauros digitales, los mapas conceptuales, las ontologías, la catalogación social, los gestores de referencia bibliográfica y la web semántica.
Herramientas para la gestión de contenidos: los gestores de lectura, los blogs, las wikis, los marcadores sociales, y las folkosomías.
Como sabemos existen herramientas que nos permiten organizar la información que se encuentra en la Web a partir de la acción del“etiquetado social” y que nosotros, los bibliotecarios, conocemos como folksonomías.
A las cuales se las define como: «el conjunto de palabras clave incorporadas y asignadas por cualquier usuario dentro de un espacio web compartido y abierto, como una red social. Son palabras que surgen por iniciativa de los usuarios para etiquetar o “tagear” una fotografía, identificar un enlace, indizar un documento, etcétera».
Este tipo de herramienta presenta ventajas tales como:
- Simplicidad de utilización: se trata de una solución simple para usuarios nuevos en tareas de indización de contenidos, que no requiere del aprendizaje de un elevado conjunto de reglas para utilizarlas. En los lenguajes facetados, con amplio número de términos y de asociaciones, se complican las decisiones que deben tomarse para indizar un documento, lo que supone un notable coste cognitivo. En la mayoría de los casos esta inversión es muy elevada, por lo que prefieren describir sus documentos con palabras clave, libres, propias del lenguaje natural (Wal, 2005).
- Adecuación al entorno web: es la única solución posible para indizar los enormes volúmenes de información en la red, sobre todo cuando la información a indizar no es textual, exigiendo una indización manual, como en el caso de videos, fotos, etc.
- Ejecución de consultas: las búsquedas pueden ser más específicas, pues los términos asignados por los usuarios tienden a ser concretos: uno de los rasgos principales de las taxonomías es su cualidad de asociar las verdaderas necesidades de los usuarios con la lengua, no de buscar la precisión.
- Simplicidad en la gestión: a diferencia de los lenguajes controlados, los lenguajes libres son más sencillos y económicos por su escaso mantenimiento. La incorporación de nuevos términos es instantánea al carecer de una autoridad de control, por lo que están siempre actualizadas.
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Flexibilidad: la asignación de etiquetas (palabras clave) a los recursos es flexible, ya que no se trata de un lenguaje pre coordinado y no cuenta con un vocabulario definido a priori.
Sin embargo, las etiquetas arrastran y potencian los problemas del lenguaje natural:
- No capturan las relaciones jerárquicas
- No resuelven los problemas de homonimia, sinonimia y a menudo son ambiguas, imprecisas y personales.
- Presentan errores de tipeo, la unión entre términos compuestos y variaciones morfológicas.
Las etiquetas o tags, son palabras clave que pueden ser asignadas a diferentes recursos en red (videos, documentos, imágenes, música, etc.) con el objeto de describirlos, de manera que sirvan para conectar dichos recursos con otros que coincidan con dichas etiquetas, aunque dichas etiquetas no provengan de un sistema formal de clasificación -como por ejemplo, un tesauro-, ya que el usuario elige cuáles pone y dónde las pone.
¿Cómo podemos intervenir nosotros los bibliotecarios para subsanar las desventajas que presenta el etiquetado social?
- Por ejemplo, podemos pensar en el “filtrado colaborativo”, un proceso similar al del control de calidad de los registros en el catálogo, con la diferencia de que puede ser realizado voluntariamente por los alumnos o los docentes de la institución educativa.
- Podemos generar un espacio en el catálogo que ayude a los usuarios a descubrir sus intereses. Identificar los términos más empleados por los usuarios e incorporarlos como propuestos al vocabulario controlado de la biblioteca.
- Podemos estudiar las tendencias lingüísticas de diferentes comunidades dentro del ámbito escolar y describirlas.
Por otro lado existe una serie de herramientas en la red que aprovechan la inteligencia colectiva y permiten a una o varias comunidades de usuarios (abiertas o cerradas) asignar folksonomías a recursos y compartirlos. Estas herramientas entran en el universo de lo que se conoce como software social.
Software social
La autora Margaix-Arnal (2007), lo define como: “conjunto de aplicaciones informáticas que permiten a los usuarios mantener conversaciones, representar relaciones sociales entre ellos o bien organizar, seleccionar o compartir contenidos”.
Es decir, a partir del uso de estas aplicaciones nuestros usuarios pueden incorporar folksonomías o etiquetas y valorar diferentes recursos ofrecidos desde la biblioteca, como un sitio web, un e-book, la entrada de una nota en un blog, un tutorial, el contenido de una wiki, etc. A su vez, contienen sistemas de filtrado que permiten que los contenidos considerados interesantes se destaquen, y que los usuarios establezcan la calidad o utilidad de los recursos.
Este software social se clasifica en 3 grupos, lo que nos permite entender mejor cómo se puede utilizar en las bibliotecas.

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Grupo 1 -Software social general aplicado a servicios bibliotecarios: herramientas que no nacen con una orientación bibliotecaria o documental, pero que las bibliotecas aprovechan para ofrecer servicios, por ejemplo, los blogs, las wikis y los marcadores sociales.
Grupo 2 -Software social bibliotecario: herramientas que están específicamente orientadas a las acciones de una biblioteca o relacionadas con algunos de sus servicios. Por ejemplo, las herramientas de catalogación social, los gestores de referencia bibliográfica y el Opac social.
Grupo 3 – Desarrollos propios de algunas bibliotecas: herramientas que han sido desarrolladas como un producto propio, por ejemplo PennTags (herramienta de marcadores sociales desarrollada por la Universidad de Pennsylvania) y H20 PalyList (herramienta que permite referencias bibliográficas desarrollada por la Universidad de Harvard), entre otras.
Marcadores Sociales
El marcador social es un espacio en la Web en el que podemos incluir nuestros favoritos, aquellos enlaces a sitios que son de nuestro interés, como los que solemos tener en el navegador de nuestra computadora. Nos ofrecen la ventaja de que podemos almacenarlos juntos y acceder a ellos desde cualquier dispositivo. Se pueden clasificar etiquetándolos mediante palabras claves o tags y compartirlos con otros usuarios de forma pública o privada.
Si decidimos compartir los marcadores en forma pública podremos a su vez conocer los enlaces a sitios web empleados por otros usuarios y que podrían ser de interés para nosotros. También es posible incluir comentarios a los “favoritos” almacenados, facilitando así la búsqueda posterior de contenidos en función de su interés. Son muy útiles para trabajar en forma colaborativa con diferentes fuentes de información en la Web.

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Entre los marcadores sociales más conocidos se encuentran:
Delicious
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Es el sitio de marcadores sociales más conocido. Ofrece la posibilidad de sindicar los contenidos mediante RSS. Se instala como barra de herramientas en los navegadores Firefox Mozilla y Google Chrome. Para utilizar Delicious es necesario registrarse, y permite hacerlo a través de una cuenta de Facebook o de Twiter. El idioma en que se encuentra es el inglés. |
Diigo
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El nombre se deriva del inglés “Digest of Internet Information Groups and Other stuff». Además de incluir enlaces a sitios favoritos, posee un bloc de notas post-it, un archivo de imágenes y documentos y una selección de textos destacados. Para los usuarios de Delicious ofrece una herramienta que permite exportar los marcadores. |
Blinklist
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Permite guardar páginas web en el disco de nuestra computadora, de forma tal que puedan ser sin conexión. Ofrece un botón para marcar las direcciones automáticamente mientras se navega, una interfaz de búsqueda y ordenamiento similar a la de iTunes y, además, la posibilidad de crear listados de páginas para compartir con amigos. |
Bibsonomy
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El nombre de Bibsonomy procede de un neologismo. Su característica principal, y que lo diferencia de las otros softwares de marcadores, es que organiza los recursos en 2 tipos: enlaces (bookmarks) y referencias bibliográficas (publications). Es un servicio desarrollado por la Universidad Kassel de Alemania por y para la comunidad científico académica. Entre otras funciones, incluye la importación y exportación hacia algunos de los formatos bibliográficos más utilizados, como BibTeX, EndNote, RIS (Reference Management), como así también la exportación a estilos de cita más conocidos como APA o Harvard. |
Catalogación social
Tiene un uso muy importante en el marco de la Web 2.0, los catálogos (nuestra principal y más poderosa herramienta) han ido evolucionando y adaptándose a las exigencias de las tecnologías de la información. El Catálogo en Línea de Acceso Público u OPAC (Online Public Access Catalogue) nace en los años setenta como una versión automatizada de acceso remoto al catálogo en fichas bibliográficas. Su particularidad de herramienta de acceso público y en línea, lo convierte en un escenario diferente: ya no puede solamente reproducir la estructura consolidada en el pasado sino que conlleva el germen de la interacción. Se desplaza el eje original vinculado al bibliotecario, a la atención proporcionando en los requerimientos y necesidades del usuario.

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En el año 1984 Charles R. Hildreth, investigador en el campo de los OPAC, estableció, una división de las distintas generaciones de catálogos automatizados:
Primera
generación |
Son el producto de los primeros trabajos en automatización desarrollados durante los años setenta. Se caracterizaban por ser una reproducción de los catálogos en fichas, tanto en su contenido, como en su forma de acceso y organización. |
Segunda
generación |
Son los que actualmente conocemos y se caracterizan por haber mejorado sustancialmente la interfaz del usuario, haciéndolo más amigable, con un lenguaje menos técnico y mejores ayudas, destacándose el avance en la normalización de la estructura de la información bibliográfica dentro del registro, ofreciendo herramientas de búsqueda más potentes empleadas por el desarrollo de las bases de datos. |
Tercera
generación |
Son los catálogos que Charles Hildreth predecía como los OPAC del futuro y para los cuales recomendaba, además de la interfaz gráfica, la búsqueda por palabras clave, la presentación por relevancia y la exploración de los índices de autor, título y materia, como alternativas a las búsquedas booleanas. |
Luego de varios cambios sufridos a lo largo del tiempo, el catálogo deja de ser únicamente una herramienta para buscar, localizar y consultar la disponibilidad de ejemplares, y se convierte también en una herramienta de interacción y comunicación entre los usuarios, de la que surge el concepto de OPAC 2.0
Para que un catálogo tenga carácter social debe permitir que se lleven a cabo ciertas funcionalidades:
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La primera herramienta de catalogación social que apareció fue Librarything, una red social de libros donde cualquier persona puede crearse una cuenta, llenar su perfil y empezar a catalogar sus propios documentos.
Permite a los usuarios realizar las siguientes acciones: catalogar sus colecciones documentales, incluir nuevos documentos, añadirles la tapa, generar etiquetas que los identifiquen, agregar puntuaciones y comentarios sobre los libros, valorar los comentarios de otros usuarios, suscribirse a canales RSS, crear grupos de lectores y mantener conversaciones, incluir información sobre los autores y acceder a información estadística sobre todas estas acciones.
Desde la opción “Añadir libros” los usuarios pueden sumar a su perfil las obras que les interesen, ya sea catalogando el documento desde cero o aprovechando el registro que haya realizado otro usuario. Incluso ese usuario puede ser una biblioteca, puesto que tiene implementado el protocolo Z39.50. Muchas bibliotecas han abierto una cuenta en esta red y ofrecen el catálogo de sus fondos o las novedades bibliográficas, por ejemplo:
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También existe Librarything for libraries: como consecuencia de su éxito, los promotores de Librarything crearon un servicio que ofrece opciones de integración de contenidos que provee etiquetas, recomendaciones e hipervínculos a otras ediciones o traducciones de una obra en una visualización de un OPAC ya implementado, enriqueciendo de esta manera los registros. Estas opciones que ofrece son las llamadas herramientas de descubrimiento, y se adquieren de modo arancelado.
Algunas bibliotecas que utilizan Librarything for libraries son:
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También existen otras herramientas de catalogación social de gran popularidad, como aNobii y shelfari pero no ofrecen los mismos servicios que Librarything ya que no están pensadas directamente para mejorar o difundir el catálogo o las novedades bibliográficas de una biblioteca, sino que son espacios para el interés de los usuarios lectores.
aNobii su nombre proviene de anobium punctatum: los gusanos que comen libros. Está disponible en español y le permite al usuario crear su propia estantería virtual de libros.
shelfari su nombre proviene del término inglés shelf que significa estante, y al igual que aNobii, permite organizar los libros en una estantería virtual. Está disponible sólo en idioma inglés. Los usuarios pueden encontrar el libro que estén buscando y acceder a Amazon para comprarlo.
Al igual que con Librarything, estas dos plataformas permiten a los usuarios registrarse y armar un catálogo personal de los libros de su interés, agregar reseñas, marcar libros favoritos y compartir con la comunidad opiniones de lecturas. Ambas proveen un gagdet que se puede insertar como galería en un blog para que los alumnos o docentes comenten los libros. La representación virtual de una estantería de libros la podemos utilizar con los alumnos para comentar los libros que se están leyendo en clase o son bibliografía de alguna asignatura.
Gestores de referencia bibliográfica
Es una herramienta que está específicamente orientada a las acciones de una biblioteca, herramienta que permite en algunos casos compartir con otros usuarios las citas bibliográficas y aplicar los principios de la web social.
Para que un trabajo práctico, una monografía, una tesis, un artículo de revista o cualquier documento académico tengan credibilidad, debe estar respaldado por las fuentes en las que el autor ha basado su investigación. Esta función la cumplen las referencias bibliográficas, que deben elaborarse de acuerdo a normas internacionales y de manera consistente en un mismo formato.
La tarea de armar bibliografías y escoger el tipo de cita adecuado puede tornarse compleja. Los gestores de referencia se convierten así en una herramienta esencial que agiliza esta tarea y que nos va a permitir enseñarles a nuestros alumnos a citar documentos.
“Los gestores de referencias son programas que permiten crear, mantener, organizar y dar forma a referencias bibliográficas de artículos de revista o libros, obtenidas automáticamente desde las más diversas fuentes de información, como bases de datos, revistas electrónicas, páginas web o nuevos recursos de entorno 2.0. A esta función básica añaden la versatilidad de generar cientos de formatos de salida para insertar citas bibliográficas en los trabajos de investigación”
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Como toda herramienta social ofrecen la posibilidad de compartir las referencias con otros grupos de usuarios. Algunos, permiten crear grupos públicos o privados, y hay otros que ya están preestablecidos y a los cuales los usuarios pueden suscribirse. Son, también herramientas de descubrimiento
Un ejemplo de gestor bibliográfico 2.0 es Mendeley, una red social para investigadores, estudiantes o estudiosos de cualquier tema. Es de uso libre y dispone de dos versiones:
1) Mendeley Desktop: se instala como una aplicación de escritorio.
2) Mendeley Web: para trabajar en línea, permite sincronizar ambas versiones en forma automática.
¿Qué podemos hacer con Mendeley? ¿Qué características tiene?
- Capturar favoritos del explorador a partir de la instalación del botón Save Mendeley.
- Acceder al texto completo del documento a través de la biblioteca de archivos PDF, con un visor que permite subrayar el documento y añadir notas.
- Insertar citas y bibliografías de documentos desde el procesador de texto, tanto en Word como en Open Office.
- Elaborar estadísticas, por ejemplo: ¿con qué frecuencia se descarga un documento?, ¿con qué frecuencia se lee?, ¿cuáles son los documentos más leídos sobre un tema?
- Llevar un registro de las publicaciones de colegas, sus participaciones en conferencias, etcétera.
- Descubrir personas con intereses de investigación similares a los de uno.
Como en todas las redes sociales, para obtener una mejor visibilidad hay que participar: añadir publicaciones, tener actividades en grupos, hacer comentarios, etiquetar, actualizar la información, tener un buen perfil.También existen otros gestores, como Citeulike y Zotero.
Fue desarrollada en la Universidad de Manchester en el año 2004 con la finalidad de promocionar y desarrollar el intercambio de referencias bibliográficas entre científicos e investigadores, y se basa en el principio de etiquetado social. Permite organizar la información a partir de dos perfiles:
Perfil personal (MyCiteUlike): donde se vuelcan los datos personales del usuario. Es el espacio al que sólo tendremos acceso después de registrarnos e identificarnos con nuestra clave de usuario y contraseña.
Perfil público: al que acceden todos los usuarios, incluso sin necesidad de registrarse. Desde este perfil podremos navegar por las referencias de otros investigadores, consultar los documentos más populares, hacer listas de seguimiento y copiar las referencias a nuestra biblioteca.
Características de Citeulike:
Esta red social cuenta con un sistema de alerta para descubrir nuevos documentos de interés:
Recommendations: muestra registros bibliográficos con etiquetas que los usuarios utilizan en forma frecuente para identificar los documentos. Por ejemplo, si un investigador trabaja el tema física cuántica, le aparecerán los nuevos registros que otros autores especialistas en el tema han incorporado a sus colecciones bibliográficas.
CitGesits: es el ranking de los artículos que más veces han sido compartidos por los usuarios durante la última semana. También le ofrece al usuario la opción de especificar aquellos artículos que más veces se han compartido en los últimos días.
Neighbours: que significa “vecinos”, se trata de una lista de usuarios que utilizan etiquetas similares, y a cuyas bibliotecas otros usuarios pueden acceder y copiarse los registros.
Watchlists: son listas de seguimiento de etiquetas o de investigadores con intereses similares. Son útiles para hacer un seguimiento de otros colegas y lo que van publicando en un campo de interés.
¿Cualquier interesado puede acceder a Mendeley y a Citeulike?
Ambas redes son de uso libre y cualquier interesado puede registrarse y comenzar a participar. Podemos hacerlo a través de nuestra cuenta de Facebook.
¡Los animo a que comiencen a registrarse!
El otro gestor (muy popular por cierto) es Zotero de uso libre y código, abierto. Esta herramienta funciona con el navegador Firefox Mozilla. Fue desarrollado en el Center for History and New Media de la Universidad de George Mason (EEUU), en el año 2006. Permite recolectar, organizar, citar y compartir fuentes bibliográficas.
En general, todos los gestores de referencia bibliográfica presentan características que son similares, y pueden resumirse de la siguiente forma:
Entrada de datos bibliográficos | Cuando un usuario localiza un documento que el interesa en la Web, debe hacer clic en un botón que se instala en el navegador de la computadora y agregar a su colección personal, armada en el gestor la referencia a ese documento. |
Almacenamiento y recuperación de la información | Ofrecen la posibilidad de organizar de manera estructurada la información en carpetas y/o colecciones que pueden ser renombradas, eliminadas y exportadas y recuperarla fácilmente mediante cualquier punto de acceso (autor, título, palabra clave, etcétera). |
Formato de salida de la información | Permiten dar forma e insertar citas o bibliografías desde un procesador de texto en los principales estilos normalizados (ANSI, Vancouver, Chicago, UMI), en los estilos de publicación de las instituciones y revistas más conocidas de cada campo del conocimiento (MLA, ACS, ALA, Biochemistry, AIAA Journal), o en el formato documental que nosotros deseemos (rtf, doc, PDF, html) |
Acceso a la información | Las carpetas y/ colecciones de referencias bibliográficas permanecen almacenadas y organizadas en un servidor accesible desde cualquier otro dispositivo, dando la posibilidad a otros usuarios de compartir su colección con otros especialistas y, de esa manera, navegar y descubrir nuevos documentos de su interés. Algunos gestores permiten hacer listas de seguimiento de usuarios con intereses en común, como sucede con otras redes sociales |
Por último, también existen otros gestores que requieren de una licencia para su uso, como Refworks de ProQuest y EndNote de la empresa Thomson Reuters.
Si bien los gestores de referencia bibliográfica están orientados para cubrir las necesidades de usuarios del campo científico académico y son muy utilizados en las bibliotecas universitarias o especializadas, también se pueden utilizar en las bibliotecas escolares y hacer un uso interesante de ellos.
Bueno hasta aquí llegamos, buceando por diversas herramientas, describiendo y explorándolas ¿en algunas naufragaron?, probablemente sí. Y si no los invito a que realmente lo hagan por que son magnificas.
Finalmente espero que hayan podido conocer varias herramientas, que tal vez hasta el momento desconocían. Ahora les propongo que elaboren su propio “paisaje digital”, piensen y caractericen las herramientas tecnológicas que habitualmente utilizan en sus tareas, y súmenle estas nuevas herramientas que juntos hemos explorado.
Les dejo mi paisaje digital que seguro ira acrecentándose a medida que se vayan incorporando cada vez más herramientas en la sociedad de la información en la cual todos buceamos, en busca de satisfacer nuestras necesidades informacionales.
Mi paisaje digital: http://prezi.com/fvm3ldmzdx7d/?utm_campaign=share&utm_medium=copy

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¡¡¡ A explorar estas herramientas de la Web 2.0 y a seguir buceando en el mar de la información !!!
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