Con la llegada de las tecnologías, la imagen del profesional de la información ha evolucionado notablemente; en un principio se nos vaticinó un ocaso similar a la extinción de los dinosaurios, sin embargo, no solo pudimos lidiar con el paradigma en cuestión, si no además salimos airosos demostrando que nuestra presencia es hoy incluso es más importante que ayer en todas las esferas de la sociedad. Es por ello, que es menester y crucial para la «profesión» no perder el rumbo y avocarnos a crear nuevos servicios y formas de desarrollar cultura en nuestro entorno local.
«Un Bibliotecólogo que este motivado, que demuestre lo que sabe, que sea dinámico y proactivo, defendiendo su profesión ante la sociedad, estará necesariamente más comprometido con su labor, dándole a ésta un carácter de trascendencia, definiéndola como importante y valiosa»
Dentro de los factores que impiden la motivación en el ámbito de la bibliotecología son los siguientes:
· No percibir lo positivo dentro de la labor bibliotecaria
Se refiere principalmente al hecho de no existe una percepción del profesional de la información sobre los resultados y consecuencias positivas de su labor, lo que tiende a reflejarse en una suerte de desmotivación general de su tarea y en una pérdida de interés por los resultados de la misma, generando descontento, frustración o desánimo.
· Los problemas en el medio bibliotecario
Muchas veces nos preocupamos del último software que ha salido en gestión de bibliotecas o del nuevo material que nos gustaría conseguir para nuestra colección bibliográfica, sin embargo no nos percatamos que a veces al realizar solo estas tareas netamente técnicas y mecánicas, descuidamos nuestro rol y particpanción social. No debemos esperar en nuestros puestos de trabajos (que ya muchos tienen asegurados) que venga un superhéroe a rescatar nuestra profesión del encasillamiento de la que se ve afectada, no esperemos a que venga un salvador e ilumine nuestro sendero, seamos nosotros quienes luchemos contra este estereotipo y derrotemos a la pérdida del sentimiento de orgullo y dignidad de la profesión.
· El trabajo excesivo y las tensiones acumuladas
Un estudio realizado por el psicólogo Saqib Saddiq y presentado ante la British Psychological Society (2006), señala que los Bibliotecarios son los profesionales con más alto nivel de estrés y descontento laboral. La muestra, que se realizó a 300 personas, se basó entre cinco profesiones (profesores, bomberos, oficiales de policías, y operadores de tren) quienes tuvieron que contestar preguntas relacionadas con su día laboral cotidiano, su carga de trabajo, y su sueldo.
Cabe destacar además que el estudio, al concluir que los bibliotecarios eran los profesionales más infelices con su lugar de trabajo, se fundamentó en que la gran mayoría de ellos encontraban su trabajo repetidor y rutinario, y en donde se presentaban grandes cifras de ausentismo laboral y baja o nula satisfacción profesional.
Esto se contrapone totalmente con la visión típica que la sociedad tiene de los bibliotecarios, quienes ven a estos profesionales como personas no estresadas, que trabajan en lugares muy tranquilos en donde no se hace mucho, y se deduce por esta razón, que tienen tiempo de sobra para leer.
· La Rutina
Toda actividad laboral está amenazada por la rutina, sin embargo no es menos cierto que pocas profesiones como la bibliotecología tienen una posibilidad tan amplia para desarrollar mecanismos de defensa en torno a este problema, ya que pueden crear y organizar procesos no rutinarios, novedosos e interesantes, tanto para el mismo staff bibliotecario como para la comunidad usuaria.
· No experimentar el aprendizaje en forma enriquecedora
Este punto encuentra la capacidad que debe desarrollar un profesional de la información para percibir de manera óptima el aprendizaje que pueda obtener (especializaciones, talleres, seminarios o autodidacta) en forma enriquecedora y no como un mero traspaso de información, en donde no exista un producto ni una aplicación de ideas aprendidas.
Queda en evidencia entonces, que la motivación juega un rol fundamental al ser la voluntad que tienen los individuos para realizar esfuerzos hacia las metas que tienen las organizaciones, satisfaciendo al mismo tiempo necesidades individuales. En relación a esto, se puede afirmar que sin motivación no hay creatividad profesional, ya que un hombre motivado es capaz de llegar a soluciones novedosas, ofrecer respuestas originales, proponer diferentes alternativas de solución a un mismo problema, es decir, la creatividad es directamente proporcional a la motivación, por lo tanto, la motivación es el motor impulsor de la creatividad profesional.
«Siempre que los bibliotecólogos estén motivados se reflejará en su entorno»
El bibliotecólogo que cree en su profesión y se entrega a ella tiene más posibilidades de éxito. Este éxito le ayuda a renovar su motivación o fuente de energía inagotable. Así entra en un círculo virtuoso positivo. El hecho de ver plenamente recompensados sus esfuerzos le da satisfacción personal y esto, no es otra cosa que estar realizándose en la profesión.
Hola:
La labor bibliotecaria debe orientarse hacia las personas con discapacidad visual. Las bibliotecas deben llenarse de libros con letra grande, en Braille de 6 y 8 puntos, Braille extendido, libros para sordos y mudos en lenguaje de señas mexicanas, material auditivo y con tiflotecnologías para evitar que ocurra lo que en España está sucediendo con Ana Botella y el cierre de las bibliotecas, tanto los turnos vespertinos como los de fines de semana y la sustitución de bibliotecarios con voluntarios sin sueldo, pero con ayuda del Ayuntamiento de Madrid. Me da terror que ese tipo de conceptos llegue a México y terminemos con las bibliotecas públicas cerradas.