Museos como contadores de historias

Los museos son, en palabras del artista y museógrafo Manuel Pérez Valencia, ‘contadores de historias’, nos permiten conocer el mundo y el entorno en que vivimos. En el post Museos de las emociones ya me refería a que la exposición debe ser construida desde los sentidos, transmitir contenidos representativos y concisos, apoyándose en recursos museográficos y comunicativos que garanticen al visitante la experimentación de una vivencia personal.

Centraré esta entrada en la multiplicidad de recursos de comunicación en los que el museo puede hoy en día apoyarse -entre ellos los prestados por la tecnología pero no solamente-, para garantizar que el mensaje sea recibido y aprehendido por el visitante y a partir del cuál pueda construir su propio guión o discurso.

  • En primer lugar referiré a los textos contenidos en paneles que representan el discurso o guión museológico, ni más ni menos que la historia que el museo nos quiere contar. Estos deben ser claros, atractivos, que en pocas palabras despierten el interés por lo que nos están contando, por querer saber más. Destaco la brevedad, ya que cuando visitamos un museo – sea por conocer, profundizar, curiosidad, por ocio-, la lectura de textos extensos suele resultar agobiante; mientras que existen otros tantos recursos que pueden contribuir a comunicar el mensaje de forma más dinámica, interactiva e incluso entretenida. Para ejemplificarlo citaré al Museo de León  (Castilla y León, España) que logra en unos pocos párrafos contarnos la historia de su provincia, sin dejar de considerar su contexto, incorporando citas que captan y a la vez disparan la atención del visitante.

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  • Otro aspecto importante es el contar con una buena señalética que oriente al visitante en el recorrido de la/s muestra/s, y que en el caso de los grandes museos se vuelve vital, para evitar así desalentar al público con pérdidas de tiempo y búsqueda de salas y/u objetos. Es habitual en muchos museos que entreguen un plano de ubicación al ingreso del mismo, constituyendo un recurso que complementa con la buena señalización.
  • Un recurso ya muy extendido en gran parte de los museos, tanto los grandes como en otros más pequeños, es la audioguía, que se trata de un sistema electrónico que permite realizar visitas personalizadas, de acuerdo a un guión temático, cronológico, por salas, por objetos, ofreciendo en algunos casos la posibilidad de hacer una visita básica o más en profundidad. Constituye un servicio de gran valor agregado, que algunas veces están incluidas en el precio de la entrada y otras debe abonarse aparte. No debe dejar de considerarse que este servicio representa una inversión importante, que no siempre todos los museos pueden afrontar. Una alternativa a los escasos recursos, es por ejemplo la que brinda el Museo de América (Madrid, España), el que permite desde su web descargar las audioguías en teléfonos celulares o reproductores mp3.

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Hoy en día el auge y desarrollo tecnológico brinda a los museos la oportunidad de acercar sus colecciones al público a través de soportes audiovisuales, realidad aumentada, instalaciones sonoras y múltiples aplicaciones que nos permiten ir hasta dónde llegue nuestra creatividad. 

  • En este sentido, ya son muchos los museos que han configurado sus sitios web para poder  ser consultado correctamente desde cualquier dispositivo, que han creado sus aplicaciones o app para brindar acceso a información general, sobre colecciones específicas, entre otros.
  • Otro de los recursos que se han implementado y extendido en las instituciones museísticas, son los códigos QR, los cuáles a través de lectores QR instalados en dispositivos electrónicos; permiten simplemente al acercar al código el celular, tablet, Iphone, obtener información de un objeto o área temática de la colección, dirigiéndonos al link de un sitio web, blog, dónde la información se encuentra. Constituyen un recurso simple de implementar, que no requiere de inversiones materiales, sí de horas de trabajo técnico.

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  • Las visitas guiadas podríamos decir que constituyen un servicio de trayectoria en los museos, que vienen llevándose a cabo ya hace décadas; pero que a la vez, desde una visión muy personal, considero han perdido presencia en muchas instituciones; quizás desplazadas por otros servicios que ahora es posible brindar mediante las tecnologías, por falta de recursos humanos que se dediquen a tal tarea, así como es posible que algunos entusiasmados con la idea de innovar y brindar nuevas experiencias, elijan simplemente reemplazarlas por otros. Lo cierto es que en todos los tiempos al ser humano le ha gustado escuchar historias contadas por otros, por lo que creo que el museo no debería perder la oportunidad de contar sus historias a pequeños grupos, estableciendo a través del relato del guía un vínculo más cercano y personalizado, tal como la visita guiada permite. Las visitas pueden tomar diversas formas; orientarse a la historia del museo y su edificio, a su muestra permanente o a guiones temáticos específicos. En general estas requieren de una inscripción previa dado su cupo limitado.
  • Las hojas de sala son un material frecuente en las salas de exposiciones de muchos museos, que tienen la función de brindar información complementaria acerca de un objeto, sala o área temática, que el visitante toma para su consulta in situ, retornándolo luego al sitio en que estaba.
  • Las mesas de interpretación se han ido extendiendo en las exposiciones de los museos y se trata de espacios con libros, revistas, documentos varios dedicados a la consulta, lectura, profundización sobre el tema que se está exhibiendo, y suele brindar las comodidades para permanecer allí por un rato. El MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, España) es un ejemplo de institución en que podemos encontrar este recurso; en el espacio de la biblioteca cuentan con una mesa de interpretación que va renovando sus materiales de acuerdo a las exposiciones que se están llevando a cabo, así como también se han incorporado a las propias salas de exposición del museo.

En términos generales, situaciones de discapacidad, la multiplicidad de lenguas de los potenciales visitantes, serán aspectos que el museo deba contemplar en la elaboración de estos recursos, si pretende ser inclusivo y con apertura a públicos diversos. Asimismo, en esto de ser inclusivo y atender a las necesidades e intereses de los diversos públicos interesados en el museo, recursos tan extendidos y valiosos como el de las audioguías, entiendo que deberían estar incluidas en la entrada general al museo y que el visitante no debiese abonar una cuota aparte para hacer uso de la misma en caso de interesarle. Es una opinión que puede ser discutible, pero partiendo de la idea de que la información que allí se brinda no se encuentra en otros soportes y recursos de información y comunicación; el museo debería buscar las alternativas para que recursos como este -que eventualmente podrían ser otros- estuviesen incluidas en la entrada y garantizaran así el acceso por igual a toda persona que visite el museo.

Cuando la visita al museo se transforma en un cuento, en esa ‘historia contada’, la experiencia museal se convierte a la vez en un viaje; y bien sabemos que al viajar, al «ver realidades tan distintas a la nuestra, e igualmente ciertas, invita a preguntar más y responder menos. A ejercer la empatía. Estas imágenes se repiten cada día. Son el resultado de una forma de viajar, de un aprendizaje personal, cuando se viaja de cerca. Viajamos para conocer. El que conoce aprende, y el que aprende crece. Viajamos para ser mejores a la vuelta.» (Losada, 2016) Lo mismo puede hacer el museo en nosotros, cuando se ha convertido verdaderamente en un contador de historias.

Fuente consultada

Daniel Losada Casanova. Fotografía / Proyecto Social / Viajes a medida.

 

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