¡Saludos desde de Puerto Rico! Encantada de comenzar a colaborar en el proyecto Infotecarios. Aquí vamos.
La irreverencia, entendida como desdén ante las posiciones o posturas absurdas, suele ser mi sello personal por lo que de antemano hago pública mi renuncia de responsabilidad ante sensibilidades delicadas, ya que las situaciones y personajes aquí descritos son completamente generalizadas. Por lo tanto, cualquier parecido con la realidad suya específica y/o personal, es pura coincidencia.
Entendido esto continúo entonces con el tema que quiero exponer, porque es una situación que maneja de cerca esta servidora: el cambio en el entorno laboral.
El cambio en el entorno laboral siempre conlleva emociones encontradas. Yo llamaría a dichas emociones las protagónicas y las antagónicas. El balance o la inclinación hacia alguno de los dos lados es realmente el reflejo de cómo manejamos la situación que sea. Las emociones protagónicas las canalizamos con entusiasmo, deseo de aprender, excitación de explorar lo desconocido, el orgullo de ser gestores, la satisfacción de crear y el orgullo del progreso ya sea profesional o de mejoras al servicio.
¡Ah! Pero las emociones antagónicas instan al miedo, ansiedad de trabajar algo nuevo, extrañar la zona de confort y preocupación ante los retos desconocidos. Sin contar con la presión que ejerce el estar conscientes que estaremos ante la opinión de los pares, los comentarios que lamentablemente ocurren porque somos…pues, seres humanos…con fortalezas y debilidades.
Los cambios aún dentro del marco descrito pueden surgir por diversas razones. Ya en este punto me refiero a nuestro entorno en centros de información. Los cambios de estrategias, los cambios en tecnologías, los cambios de planificación, los cambios de líneas de producción o los cambios de áreas de trabajo siempre producen reacciones…y emociones. En este punto es que se distinguen los bibliotecarios de los bibliosaurios. Entiéndase por bibliosaurio aquel Homo Sapiens, profesional de la información, que contempla las siguientes características:
- Se resiste a los cambios, los que sean.
- Llora sobre el catálogo de gavetas pues extraña mover los dedos sobre las tarjetas amarillas.
- Piensa que con la llegada del libro electrónico llegará una hecatombe parecida a Fahrenheit 451 donde se quemaran todos los libros y no podrá volver a olerlos o a pasar páginas.
- No soporta un usuario sentado leyendo en el piso
- Se limita solo a sus tareas ( si esas, que lleva 30 años llevando a cabo de la misma manera)
- Si una revista no pertenece a una base de datos conocida o arbitradísima, no existe. ¿Comprende? No se evalúa, no se mira, sencillamente no existe.
- Otras características que serán material para otra entrada al blog.
Sin embargo, mi contribución de hoy será en torno al cambio de ámbito laboral donde se enfrentaran tareas diferentes y que medidas como profesional de la información podemos tomar para enfrentarlo. Esta servidora se encuentra ante un cambio de tareas completamente distintas a las que había llevado anteriormente. El cambio no fue elegido por mí pero es necesario para el funcionamiento adecuado de nuestra biblioteca. En mi caso esta transición conlleva no solo otras labores si no que requiere tareas de supervisión de empleados, algo que nunca he llevado a cabo dentro de la academia. Esto implica que existen uniones, acuerdos, reglamentos y concesiones oficiales que debo tomar en cuenta y conocer.
Añádale a esto los quereres de amigas incondicionales como Myrna Lee que me sentó virtualmente a leerme la cartilla, a alertarme sobre detalles que debía aclarar y exigiendo que cuidara mi salud. Los consejos de profesores que me aconsejaron igualmente que estableciera claramente mi rol profesional y como sería evaluada ante el hecho que como docente tengo otros deberes ye intereses que debo llevar a cabo para mi crecimiento profesional. Y por último que puedo convertirme en el foco de la mirilla de los bibliotecarios asesinos que velan porque la tecnología, los cambios y la innovación no se infiltre los suficiente para sacarlos de la zona de confort. (Esto realmente me da igual , lo siento)
Bueno y al final… ¿que hice?
- Comencé por llevar a cabo una búsqueda de como se administran los servicios de acceso (mi nuevo cuartel general) en bibliotecas similares a la mía (académicas en ciencias médicas).
- Exploré portales, ambientes virtuales, innovaciones y ejecutorias en este departamento
- He leído varios artículos académicos de revistas para profesionales de información de manera que pueda explorar sobre las investigaciones recientes en el tema
- Emprendí una búsqueda de blogs, twitteros que trabajan estas áreas en las bibliotecas, páginas de Facebook dedicadas a servicios de acceso así como otras herramientas sociales o emergentes que tratan sobre el tema.
- Me subscribí con mi lector de RSS a búsquedas de varios temas relacionados con servicios de acceso así como a varios blogs.
- Me subscribí a varios “List Serves” o listas de manejo de correo electrónico de varias universidades que discuten precisamente temas relacionados a mi nueva área de trabajo.
Con estas medidas cautelares, *inserte un guiño aquí*, he mantenido la cordura. Bueno, toda la cordura que puedo tener. Estoy segura que hay otras cosas que se pueden hacer y me encantaría leer sobre sugerencias y otras actividades que se hayan hecho para enfrentar cambios de deberes en el ámbito laboral. Toda ayuda será bien recibida. Deséenme suerte.