¿Que el bibliotecari@ tiene estrés?…

Esa afirmación seguramente la hemos escuchado la mayoría, sino es que todos, los bibliotecarios más de una vez durante nuestra carrera. Sin embargo, frente al mito de un bibliotecario con tiempo de sobra para leerse el diario, o poder disfrutar de las novelas de su acervo, el profesional de la información se enfrenta con gran frecuencia a situaciones que ponen a prueba su capacidad de toma de decisiones frente a las limitaciones de presupuesto y de recursos, de personal, por la naturaleza y diversidad de los servicio de información, la urgencia de actualización frente al panorama bibliotecológico, y por supuesto, al tratar de mantener el trote en la carrera de los rápidos cambios tecnológicos y de la información, en la que muchas veces, el usuario nos toma la delantera.  Todo lo cual le lleva a experimentar algo que podríamos llamar «estrés del bibliotecario» y que afecta su desempeño profesional.

El sitio CareerCast.com emite anualmente un listado con las profesiones menos estresantes, en su «The Least Stressful Jobs of 2015», ser Bibliotecario, se ubica en el puesto #9 del listado, pues: «El trabajo de los bibliotecarios está evolucionando debido a la tecnología… Sin embargo, está rodeado de libros lo cual hace que sea un ambiente de trabajo ideal.» Aunado al hecho de atender a los usuarios, que si bien implica cierta responsabilidad, trae consigo más satisfacciones. Todo lo anterior basado en la opinión de Darlene Veghts, directora interina de la Barbour Library at the Pittsburgh Theological Seminary.  Sólo por satisfacer la curiosidad, nos antecede en el #8 la profesión de Dietista y en el #10 Operador de montacargas, particularmente sobre éstos últimos, sería interesante saber si los horarios, sueldos y la seguridad laboral, entre otros, no son motivos para tener cierta preocupación en dicho oficio.

Ser bibliotecario se ubica en el puesto 9 del TopTen de los oficios con menos estrés.

Ser bibliotecario se ubica en el sitio #9 del TopTen de los oficios con menos estrés.

Si bien, aquellas profesiones donde la vida de otros depende de sus acciones, son las que manejan niveles de ansiedad más altos, todas, absolutamente todas, las tareas humanas llevan consigo niveles de responsabilidad. Además, para conocer el nivel de estrés de una profesión, es necesario realizar sus tareas cotidianas por un buen tiempo, y así poder determinar el nivel de ansiedad al que hacen frente, es decir, que la opinión de una sola bibliotecaria no es suficiente para sustentar una afirmación así.

Es interesante la respuesta de Rita Meade, sobre este listado pero en su edición del 2013, donde se afirmó: «¿Qué es lo más estresante que enfrenta un bibliotecario? Adolescentes con un papel de vencimiento y que no tienen los libros. En realidad eso no es estrés…  Además, hay normas obligatorias para asegurar la ‘tranquilidad en las bibliotecas y se está rodeado de libros. Los libros no contestan o critican el trabajo que estás haciendo!» Meade solicitó a través de redes sociales, que los bibliotecarios le compartieran las razones por las que su trabajo resulta estresante, y de las muchas que recibió eligió las cinco más mencionadas:
1. Seguridad laboral, traducida en recortes de presupuesto, cierre de plazas e incertidumbre hacia el futuro; 2. Agotamiento de los recursos, la escasez de fondos económicos no sólo amenaza nuestros puestos, sino la capacidad de desarrollar nuestras actividades de manera efectiva (sin desarrollo de la colección, sin mantenimiento del edificio, sin posibilidad de contratar a otros especialistas, entre otras carencias); 3. Personal mínimo, bibliotecarios multitarea a falta de apoyo; 4. Tratar con usuarios, honestamente el trato con el publico es por naturaleza difícil, y los bibliotecarios estamos para servir a la gente, pero también somos humanos, con días más difíciles que otros, igual que el resto del mundo; 5. PERCEPCIONES / falta de respeto, esto es muy claro para los bibliotecarios, pero no así para los mortales, el bibliotecario como profesional existe en una dimensión confusa para algunos usuarios, profesores e incluso directivos, quienes no entienden exactamente «lo que hacemos» y por lo tanto no lo aprecian (en términos sociales y económicos).  Julián Marquina, coincide con éstos motivos de ansiedad y añade otros diez detonantes del estrés bibliotecario, entre ellos: la presencia de usuarios psicópatas, las fallas en la red achacadas al bibliotecario, y la interacción con los propios colegas bibliotecarios, como catalizadores de situaciones estresantes.

Tomada del sitio: http://www.screwydecimal.com/

Tomada del sitio: http://www.screwydecimal.com/

Los bibliotecarios no sólo se indignan frente a estas creencias, o afirmaciones erróneas, en todo caso, podríamos hablar también de los tipos de bibliotecarios y de las diferencias en el rol de un bibliotecario escolar y universitario, sin menospreciar a ninguno (ya me imagino lidiando con niños), pero no todo queda en la molestia, algunos toman acciones para ofrecer alternativas.  El Blog de Maria Accardi, Librarian Burnout busca servir como un sitio de encuentro, o de respiro, para bibliotecarios desgastados por su trabajo: «El burnout (o agotamiento) entre los bibliotecarios es algo real, y es un problema. Compartir historias sobre burnout con una comunidad de apoyo es una manera de hacerle frente. El agotamiento puede deberse al aislamiento, es molesto y deshumanizante, pero conocer a otros bibliotecarios con experiencias y sentimientos similares puede hacernos sentir mejor.»  Otro punto interesante del proyecto de Accardi, es que busca analizar las filosofías, prácticas y cultura profesional de la biblioteconomía y su relación con el burnout, para saber si es necesario un cambio cultural en la profesión, así como «examinar lo que, en todo caso, el nuevo marco ACRL va a hacer por los bibliotecarios de instrucciones que luchan contra el desgaste».

Los diferentes profesionales estamos propensos a desarrollar niveles de ansiedad que afectan los roles en los que nos desenvolvemos y nuestra calidad de vida. Existen señales que pueden ayudar a detectar cuando esto está sucediendo, el nivel en que se encuentra y algunas alternativas para lidiar con ello. De acuerdo con, el portal WebMD, éstos son los rasgos más comunes del estrés:

Signos físicos: Frecuentes dolores de cabeza o de estomago; Falta de apetito; Cambios de humor, falta de concentración o hiperactividad; Sudor o temblores frente a situaciones que nos resultan amenazantes; Problemas para dormir o para mantenerse despierto; Constante tensión muscular

Signos emocionales: Reacciones hipersensibles o ganas de llorar constantes; Gran enojo sin razón aparente; Temor ante los mínimos errores; Ataques de pánico; Reacciones obsesivas o compulsivas; También existen

Síntomas del comportamiento: Evitar participar en actividades grupales; Una constante preocupación e incertidumbre; Permanece en silencio o preocupado con sus colaboradores.

El estrés es parte de la vida, lo importante es cómo controlarlo, así como lo que puede hacerse para prevenir la sobrecarga del mismo y las consecuencias para la salud que conlleva al reconocer sus síntomas. ¿Qué podemos hacer para manejar esta situación? Myrna Lee en su post Agotamiento del bibliotecario ofrece algunas alternativas para hacer frente al desgaste o agotamiento bibliotecario.  Resulta natural que el ritmo de vida actual pueda, en múltiples sentidos provocarnos tales reacciones, por ello, el fortalecimiento de la resiliencia es algo necesario, para poder hacer frente a estas situaciones generadas por cambios o retos inesperados. Como lo planteé en mi post sobre resiliencia de 2013: Al final la persona resiliente no nace, sino que se hace, tal vez sólo enfrentando ciertas circunstancias difíciles es cómo podemos descubrir que contamos con las armas para salir adelante y seguir creciendo.

Comentario final:

Entiendo el enojo sobre éstas percepciones erróneas, las cuales no sólo son molestas, sino potencialmente perjudiciales. Con el tiempo, he aprendido a que me importe menos si mi trabajo se respeta o se considera impresionante por algunas personas, eso dice más de aquellos que puedan asumirlo, que de mí como profesional. Sin embargo, el hacer frente a esto va más allá del enojo y la indignación, si esta información errónea o estas falsas percepciones acerca de la profesión y de cómo ser bibliotecario es un trabajo fácil, simple, libre de estrés; al igual que aquellas noticias de cómo, según algunos, ya no se utilizan las bibliotecas o de la decadencia de la lectura en la sociedad contemporánea, entre otras tantas que afectan a nuestro gremio, se siguen difundiendo libremente y se aceptan en la conciencia colectiva sin ningún empacho, no será de sorprender que los gobiernos con mayor libertad, recorten los apoyos a las bibliotecas o que los ciudadanos lleguen a considerar como algo justo el dejar de pagar impuestos para financiar las bibliotecas.  Así, se consolidaría la idea de que las bibliotecas son un gasto y no una inversión pública. Estas confusiones, eventualmente podrían provocar que los usuarios abandonen a su suerte a las bibliotecas y sus bibliotecarios, dejen de asistir a ellas y de consultar sus materiales. Entonces sí estaremos en serios problemas y nos daremos cuenta de que con la información correcta y con la intervención oportuna del bibliotecario, esto puede evitarse.

Tomada del sitio: http://www.screwydecimal.com/

Referencias consultadas:

 

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