Durante el pasado siglo XX el mundo sufrió cambios sustanciales. Los más numerosos y significativos descubrimientos de la humanidad se han hecho desde 1900 hasta la actualidad, de forma indefinida y con brechas de tiempo mucho más cortas gracias al desarrollo de la ciencia, tecnología, y los procesos tecnificados.
Constantemente en diversos artículos científicos, de prensa y en ponencias de tecnólogos financiadas por grandes corporaciones se viene hablando de las transformaciones que sufriría el mundo y por ende nuestros sitios de trabajo gracias al uso de tecnologías y la búsqueda constante de procesos más eficientes, rentables y productivos, donde la máquina sustituye o trabaja como aliada del hombre.
Todo esto para muchos parecía el producto de una novela de Asimov algo que veían lejano o utópico y ha sido toda una realidad en corto tiempo al menos en los países tecnificados, donde una patente, producto, servicio, innovación o emprendimiento vale más que masas de mano de obra, recursos minerales abundantes o materia prima sin procesar.
En las obras de Andrés Oppenheimer destacado periodista argentino amante de la tecnología se exponen las causas del éxito de países como China, Suiza, Noruega, Corea del sur, Israel, Malasia y Singapur donde la inversión en Educación se traduce en un esfuerzo incansable para que sus instituciones educativas mejoren en su excelencia y aparezcan en los primeros puestos de rankings educativos mundiales como el QS World University Rankings o su homólogo chino ARWU World University Rankings Shangai Ranking traduciéndose en significativos resultados en sus economías y su presencia en el escenario mundial.
A todos estos elementos antes expuestos se le ha unido la presencia del COVID-19 que nos ha sometido sin distinción de raza, clase económica o política a un confinamiento y por ende a una explosión exponencial del trabajo en la web transformado el mundo como lo veníamos viendo dentro de nuestra cotidianidad, ya que si bien se contemplaba que más del 43% de los empleos tradicionales iban a desaparecer en un lapso de 10 años este proceso se aceleró gracias a la pandemia y lo estamos viviendo ahora.
Dicho distanciamiento ha afectado la normalidad de las Bibliotecas con relación a la asistencia y permanencia en sus espacios de los usuarios, los cuales se han tenido que adaptar y demandar servicios en línea, a los que las bibliotecas no estaban preparadas ya que no se contemplaba que algún día cambiaría la forma de pedir información lejos de los mostradores de atención usando el internet y las tecnologías.
Esta nueva modalidad demanda de la Biblioteca un replanteamiento de sus espacios y servicios siendo vistas como sitios de creación o «Makerspaces» como aparece en la literatura en inglés) donde el usuario es participe con su opinión sobre lo que desea que su biblioteca le ofrezca y esta a su vez se adapta a sus necesidades permitiéndole, innovar crear, recrear, con el uso de la inventiva, el dialogo, la formación y por supuesto la lectura en formatos tradicionales o modernos.
Cabe destacar que la participación económica por parte del estado o instituciones privadas en este nuevo tipo de Bibliotecas está centrada en verla como una inversión a futuro no como un gasto. Un ejemplo de ello es Oodi la famosa biblioteca Finlandesa que reúne sin lugar a dudas todas las características antes expuestas.
Así como se transforma la Biblioteca el profesional de la información adquiere nuevos roles distanciados de sus labores tradicionales de atención al público, procesos técnicos, adquisiciones y demás trabajos cotidianos cíclicos. El Bibliotecario asume un nuevo rol de formador, orientador e investigador, gracias a sus amplios conocimientos en el uso y manejo de fuentes de información, tecnologías, así como de procesos como la Diseminación Selectiva de la información (DSI), Curaduría de contenidos, Bibliografías sugeridas, uso de lenguajes técnicos y de cuanto recurso informacional este a la disposición del usuario, docente, estudiante o investigador todo ello apoyado de la Alfabetización informacional (Information literacies) como una herramienta que fomenta la investigación, el estudio autodidacta y el surgimiento de nuevo conocimiento.
El rol de la Biblioteca y el Bibliotecario antes descrita es común en los países tecnificados pero es otra la realidad en países subdesarrollados o países latinoamericanos donde las brechas tecnológicas son muy amplias, donde hay lugares muy remotos con población que aún no han tenido contacto con servicios públicos y mucho menos con computadores, internet y con bibliotecas muy básicas con estructuras, presupuestos y recursos muy precarios. Es allí donde el rezago hace estragos en el desarrollo de un país. Si a esto se le suma la corrupción, la ignorancia y la desidia gubernamental el resultado de la mezcla no es nada favorable.
Son meritorios los trabajos hechos con gran mística profesional por parte de Bibliotecarios o apasionados de las bibliotecas con labores de formación lectora, mesas de discusión, promoción de proyectos comunales donde los ODS de Bibliotecas juegan un rol fundamental y es allí donde el apoyo de organismos internacionales, fundaciones y filántropos se hace tan necesaria para el cumplimiento de objetivos, haciendo palpables y cuantificables los logros alcanzados.
Referencias
QS World University Rankings. (23 de noviembre de 2020). Rankings universitarios. https://www.topuniversities.com/university-rankings/world-university-rankings/2021
ARWU World University Rankings 2020. (23 de noviembre de 2020). Academic Ranking of World University. http://www.shanghairanking.com/ARWU2020.html.
Oodi Helsinki Central Library. (23 de noviembre de 2020). https://www.oodihelsinki.fi/en/
Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (23 de noviembre de 2020) Las Bibliotecas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible Manual para contar historias.
Haz clic para acceder a sdg-storytelling-manual-es.pdf
Enrique A. Torrealba T.
Formador en Alfabetización Informacional y Habilidades Informacionales, pro activo y dinámico y con disposición a aprender cada día