Un par de reflexiones sobre nuestra profesión

“Soy un convencido del papel fundamental que juega la biblioteca en el cambio y transformación social en todos sus niveles. Sin duda la incorporación paulatina de profesionales del mundo bibliotecario en la escena política permitirá dar a conocer las múltiples y diversas iniciativas que se desarrollan en nuestros países y que apuntan a un objetivo común que cruza todas las fronteras; terminar con la gran brecha informacional que existe en nuestras sociedades y que sin duda afecta al desarrollo integral y equitativo de nuestras naciones. La generación de instancias de diálogo, opinión y participación son las únicas herramientas que nos permitirán crecer como profesionales, pero sobretodo como personas que sueñan y trabajan por una sociedad más igualitaria”.

Hace unas semanas comentaba sobre la necesidad de contar con objetivos concretos, medibles y prácticos en los programas de estudio vinculados a las Ciencias de la Información e intenté colaborar con una pequeña propuesta de un plan curricular que adicionara nuevas áreas del conocimiento de suma relevancia para perfeccionar nuestra formación.  Dentro de este esbozo de plan de estudios, incluía como eje transversal la incorporación de cátedras dirigidas a obtener un conocimiento amplio sobre políticas públicas y sociales. La importancia de relevar estos conocimientos, radica en la necesidad de entender los contextos globales en que se insertan nuestras bibliotecas y así entender como estos fenómenos afectan de manera directa e indirecta nuestro trabajo. Actualmente como bibliotecarios contamos con un escaso conocimiento de los contextos sociales, políticos y económicos que rodean nuestro quehacer y nos enfocamos en las técnicas y herramientas de procesamiento y gestión de información sin cuestionarnos objetivamente el contexto global del trabajo que realizamos.

Es fundamental para nosotros, como profesionales de la información, conocer a fondo las políticas públicas de cada uno de nuestros países, en especial las que tienen vinculación directa con las Bibliotecas y Unidades de Información; analizar y comprender las políticas sociales  en su contexto ya que nos pueden abrir nuevos escenarios de gestión y nuevas posibilidades de desarrollo; entender el comportamiento de los mercados relacionados con el libro y la información con el fin de vislumbrar nuevas alternativas de financiamiento y nuevas estrategías de adquisición; advertir y aprovechar escenarios políticos favorables para nuestras instituciones con el propósito de posicionarnos y prepararnos con anticipación a lo cambios.

Estamos en plena era de la Sociedad de la Información donde deberíamos ser actores destacados en los procesos que aquí se desarrollan y las decisiones que se toman, sin embargo seguimos relegados; en algunos casos por comodidad, en otros por simple desidia, pero en la mayoría esta relegación está gatillada por la carencia de herramientas y conocimientos que nos permitan hablar con propiedad en ámbitos que escapan de las cuatro paredes de nuestras instituciones.

Desde una mirada introspectiva de la profesión, considero que existe una actitud, en cierto grado, “conformista” por parte de los profesionales de nuestra área y que en muchos casos tiene que ver con el alto nivel de empleabilidad profesional que ostentamos. Esto implica, al contrario de otras profesiones donde se hace indispensable la especialización y la actualización para competir (el caso de los periodistas por ejemplo), que tengamos profesionales con un muy bajo interés en cursar programas de postgrado, profesionales a los cuales no les interesa actualizarse o participar en instancias de investigación, reflexión o discusión pues esto «no aporta» de forma directa en su desarrollo profesional.

En los tiempos que vivimos, donde el dinero es lo que despierta los intereses de muchas personas, surge un importante grupo de colegas sin disposición a participar o colaborar en iniciativas que no tengan de por medio una recompensa económica. Desde mi punto de vista, estamos en una crisis profesional y personal profunda producto de la desidia y el individualismo.

Hablamos de RDA, de FRBR, de tecnologías de información, de redes sociales, de open data y tantos otros temas que colman los encuentros bibliotecarios y claro, son necesarios para ir profesionalizándonos, pero mucho más importante aún es crear espacios donde podamos debatir, discutir y analizar el estado de “nuestra profesión” los profesionales actuales y futuros, que sin duda tienen mucho que aportar.

Debemos motivar a nuestros colegas a crear día a día más espacios de conversación, necesitamos más actores participando en distintas esferas, más trabajo colaborativo, más esfuerzos desinteresados, sólo así podremos ir ganando nuevos espacios en la sociedad.

Encuentro sumamente interesante las iniciativas que se han desarrollado en torno a las redes sociales, blogs y otros medios tecnológicos que nos ayudan a difundir nuestra profesión, pero en verdad…a quién estamos llegando?. En ocasiones pienso que somos nosotros mismos los unicos que ejecutamos y nos beneficiamos de estos proyectos y que en realidad están muy lejos de los colegas que realmente los necesitan, y mucho más distantes aún de otras esferas profesionales y sociales donde verdaderamente están los líderes de opinión que nos deberían conocer.

Formamos un micromundo profesional donde nos conocemos, de forma real o virtual, pero en el cual está representada una mínima fracción del universo total de profesionales que componen nuestro gremio, un micromundo donde además nos asusta mucho la crítica, donde muy pocas veces se genera discusión y donde en definitiva nos “sobamos la espalda” y nos felicitamos entre nosotros.

Debemos cambiar, es indispensable hacerlo, por nosotros y por las nuevas generaciones, dejar atrás la técnica, las tradiciones, las “vacas sagradas”, dejar atrás a Dewey y toda la gama de herramientas obsoletas que utilizamos; seamos capaces de reflexionar de forma crítica sobre lo realmente importante, que no es otra cosa que proyectar a futuro, colaborativamente y democráticamente con la participación de todos una nueva visión profesional donde apostemos por erradicar el “establishment bibliotecario”, dando cabida a estos grupos hasta hoy marginados de nuestro quehacer.

Ahora la pregunta es ¿cómo logramos este cambio? y sin duda la respuesta tiene múltiples aristas y múltiples visiones que se contraponen, sobretodo cuando ya existe desidia arraigada por años en muchos de nuestros pares. Creo que el primer paso para este logro es seguir la estrategia más simple y efectiva del mundo, que no es otra que preguntarles a ellos y preguntarnos nostros mismos que esperamos de nuestra profesión…

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