De acuerdo a los resultados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se ubicó en el lugar 53 de las 65 naciones que participaron en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2012. En el contexto latinoamericano, nuestro país está por debajo de Chile que se posicionó en el lugar 51 y por encima de Uruguay (55), Costa Rica (56), Brasil (58), Argentina (59), Colombia (62) y Perú (65), esto en el desempeño de los campos de lectura, matemáticas y ciencias.
En cuanto al puntaje de lectura este bajó de 425 en 2010 a 424 en 2013, esto revela que los jóvenes sólo pueden identificar ideas sencillas de un texto, ya sea porque tienen antecedentes del tema o por el reforzamiento de la idea con dibujos o ilustraciones. El 41% de los alumnos mexicanos no alcanza el nivel de competencias básico (nivel 2), cuando el promedio de la OCDE es de 18%, el alumno promedio en México obtiene 424 puntos, el puntaje promedio en la OCDE es de 496, de acuerdo a los criterios de interpretación de esta prueba, estos resultados son insuficientes para acceder a estudios superiores y desarrollar las actividades que exige la vida en la sociedad del conocimiento.
En el informe de la OCDE se señala que “A México le urge acelerar la mejoría en el desempeño educativo; si seguimos en el mismo ritmo actual, al país le llevaría más de 25 años para alcanzar los niveles promedio de la OCDE en matemáticas y más de 65 años en lectura”.
No se niega que se han hecho esfuerzos en México durante los últimos diez años, pero al hacer la comparación con el desempeño de otros países en condiciones similares al nuestro, el avance resulta insuficiente. Cabe entonces hacerse la pregunta, ¿Para qué seguir haciendo estudios y evaluaciones que reiteran periódicamente lo que ya sabemos y ¿para qué si las conclusiones y recomendaciones que se derivan de estos resultados y evaluaciones quedan en letra muerta, se ignoran o bien se interpretan de manera antojadiza o parcial.
Es por esto que se hace un llamado para conjuntar esfuerzos y alianzas con instituciones y la sociedad civil en dónde se prioricen el desarrollo de competencias lectoras más que en la memorización de contenidos, gestionar apoyos específicos a estudiantes en desventaja y colaborar estrechamente con maestros y padres de familia.
Alberto Alejandro Cano Coutiño
Licenciado en Bibliotecología por la Universidad Autónoma de Chiapas y Maestro en Tecnología Educativa. Se ha desempeñado como responsable del Centro de Información de los Pueblos Indígenas de Chiapas, México. Ha ocupado el cargo de jefe del Sistema Bibliotecario del Colegio de Bachilleres de Chiapas. Ha colaborado como asesor en el bachillerato semi-escolarizado de la Secretaría de Educación Pública, ha sido profesor en el Colegio de Bachilleres de Chiapas y jefe de materia de la Subdirección de Enseñanza Media Superior a Distancia, donde participa en la implementación de cursos en línea. Es miembro del Colegio Nacional de Bibliotecarios y de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, A.C.; así también es presidente de la Fundación Chiapaneca para el Fomento de la Lectura y la Educación, asociación civil, encargada de promover la lectura entre la sociedad chiapaneca y mexicana.